domingo, 5 de julio de 2020

Doblaje Latinoamérica vs Doblaje España

Imagen de A Todo Gas (The Fast and the Furious)

Lo vemos continuamente en las redes sociales. Es común encontrar en Youtube fragmentos de series o películas doblados al castellano en España bajo los cuales podemos encontrar una larga lista de comentarios por parte de usuarios latinoamericanos criticando y haciendo mofa del doblaje que se hace en nuestro país. Tres cuartos de lo mismo ocurre en lugares como Facebook o Twitter. De hecho, el ensañamiento es tal que hasta tiene eslogan que viene a ser “Onda vital de Lobezno a todo gas” o cualquier combinación de estas palabras en alución a aquellas traducciones que ellos consideran más ridículas. Siempre sabes que te encontrarás algo de esto en los comentarios. Por supuesto, también hay videos con doblaje realizado en Latinoamérica en los que hay españoles que lo critican, pero creo firmemente que se da, y por una buena razón, en menor medida y de eso es de lo que vamos a hablar.

En España hemos consumido mucho doblaje latinoamericano. Y es que, si bien nuestra industria del doblaje es de las más antiguas que hay, remonta a 1933, y prácticamente todo el cine que nos llegaba se doblaba aquí en España, en televisión no ocurría lo mismo. Hasta mediados de los 70s, las series estadounidenses, con frecuencia, solían llegarnos con doblaje latinoamericano. Ya en los 80s todas las series de imagen real que se emitían eran dobladas en España, exceptuando las reposiciones de series que en su día habían sido compradas con doblaje latinoamericano, aunque estas, en aquella época, rara vez se daban: de hecho, particularmente, solo recuerdo la reposición de Superagente 86 (1965). Pero la situación era algo distinta con las series de dibujos animados.

Imagen de Superagente 86
Superagente 86

Gran parte de las series de dibujos animados extranjeras de las que disfrutamos en los 80s fueron dobladas aquí en España. Así de pronto me vienen a la cabeza las coproducciones entre Japón y Europa como Heidi (1974), Marco (1976), Ulyssess 31 (1981) o Sherlock Holmes (1984) y por supuesto nuestras propias coproducciones como Dartacán y los Tres Mosqueperros (1981), La Vuelta al Mundo de Willy Fog (1983), David el Gnomo (1985), etc. También ocurría con series japonesas como Belfy y Lillibit (1980). Y con series norteamericanas y coproducciones entre Estados Unidos, Canadá y Francia como Isidoro (1984), Los Diminutos (1983), Los Pequeñecos (1984), etc. Igualmente, con los dibujos animados de Warner Bros.

Sin embargo, había ciertas series de dibujos animados norteamericanas que veíamos con doblaje latinoamericano como, por ejemplo, todas las producidas por Hannah Barbera: Los Picapiedras (1960), Scooby Doo (1969), El Oso Yogui (1958), Don Gato (1961), El Lagarto Juancho (1962), Maguila Gorila (1963), Manotas el Pulpo (1965), etc. También las de Disney: Patoaventuras (1987), Aventureros del Aire (1990), Chip y Chop (1989), Las Aventuras de los Osos Gummi (1985), etc. De hecho, las películas de dibujos animados - no las de imagen real - de Disney también nos llegaban dobladas en Latinoamérica.

Personajes de Hannah Barbera
Los dibujos de Hannah Barbera los disfrutabamos con doblaje latinoamericano.

Crecimos con esos doblajes y nos encantan. Las voces que tenemos en mente cuando pensamos en Los Picapiedras, por ejemplo, son aquellas. Recuerdo haber encontrado la serie Patoaventuras de Disney con un doblaje hecho en España en los 90s y aunque el doblaje es muy bueno, siento apego al que escuché originalmente, el latinoamericano. Y está el caso de Dragones y Mazmorras (1983) que nos llegó con doblaje latinoamericano, pero solo parte de la serie, con lo cual, a partir de determinado capítulo se dobló en España. Supongo que compraron la serie en dos tandas porque de lo contrario habrían doblado toda la serie aquí. La cosa es que, a día de hoy, si pienso en los personajes, la voz que les recuerdo es la que tuvieron en la primera mitad de la serie, el doblaje latinoamericano.

Todo eso nos ha dado perspectiva. Además, incluso la moda de las telenovelas que se inició a finales de los 80s y que perdura hasta hoy, ha hecho que estemos muy familiarizados con el español que hablan allí en distintos países. Hemos ganado en cultura. Quizás muy al principio nos resultaba gracioso cosas como que llamaran “carro” a lo que nosotros llamamos coche, a los automóviles, básicamente porque en España con la palabra “carro” pensamos en un vehículo tirado por animales como burros o bueyes. Pero gracioso sin maldad, desde la mera curiosidad, y resultando en un proceso interesante ese de ir conociendo sus expresiones.

Dartacán y los Tres Mosqueperros
Lamentablemente nuestros dibujos se emiten doblados en Latinoamerica.

Y me da la sensación de que en ese sentido no estamos igualados, que ha sido en la era de Internet, y no antes, cuando el público latinoamericano, en general, se ha familiarizado con el doblaje hecho en España, mirándolo como algo ajeno a ellos, sin haber tenido una oportunidad previa, análoga a la que sí tuvimos nosotros, para apreciar el doblaje que hacían ellos. Dudo mucho que hayan visto muchas series dobladas en España. Empezando por el hecho de que la comunidad latinoamericana está compuesta por muchos países, con lo cual la producción de doblaje propio es grande, e incluso cuando no se dobla en español neutro, siempre será más cercano el doblaje de un país cercano que el de España. Pero es que hay más y es algo que me parece muy a tener en cuenta: nuestras series de dibujos animados, las producidas por BRB, como Dartacán y los Tres Mosqueperros, La Vuelta al Mundo de Willy Fog, David el Gnomo o incluso Ruy el Pequeño Cid (1980), a pesar de que ya tenían nuestras voces en español, cuentan con un doblaje hecho expresamente para Latinoamérica. La excusa es que ciertas palabras nuestras, ciertas expresiones, les resultan malsonantes e incluso que el español de España les suena brusco. Y lo entiendo, particularmente al tratarse de series infantiles, ya que si pensamos en palabras como “coger” y el significado que tienen allí es comprensible. Pero también es verdad que están poniendo un muro al conocimiento. ¿No sería más lógico ampliar el horizonte cultural de esos niños enseñándoles que hay otros países, donde se habla el español de otra forma? ¿Una familia latinoamericana dejaría de venir a España por el español que van a escuchar sus hijos? No creo que sea una cuestión sencilla, pero sí que creo que definitivamente obstaculiza el crecimiento cultural. Es importante conocer al otro. Solo de esa manera se llega a comprenderlo y en consecuencia a aceptarlo.

Si bien, como digo, nos hemos criado con doblaje latinoamericano en animación, cuando de imagen real se trata, hemos podido disfrutar siempre del doblaje hecho en nuestro país. Y esto condiciona. Hasta tal punto que, si bien en una serie o película de animación doblada en Latinoamérica no nos chirría el doblaje, cuando se trata de imagen real, con actores a los que vemos en pantalla, la cosa cambia. Más aún si son actores que nos son familiares. La sensación que nos da es que todos los personajes tienen una voz muy parecida, "que todos hablan igual". Y esto es algo especialmente interesante en lo que me fijé al escuchar las opiniones de personas latinoamericanas sobre el doblaje de España. Decían exactamente lo mismo: que todos hablan igual. ¿La conclusión cuando se contemplan los dos puntos de vista? Que obviamente ha de tratarse de una percepción subjetiva. Que lo que con toda probabilidad ocurre es que, mientras no nos familiarizamos con un doblaje hecho en un lugar distinto, en nuestro cerebro, deja mayor impronta las particularidades del habla en general de ese lugar, que es lo que más capta nuestra atención, que las de los actores en particular. Una vez vencida la barrera de lo que nos choca, no hay ningún problema en diferenciar perfectamente las distintas voces.

Pesadilla Antes de Navidad
Muchos latinoamericanos prefieren Pesadilla Antes de Navidad con doblaje de España.

Aun así, es muy sólida la impronta que deja un doblaje. El primer doblaje que escuchamos es el que nos gusta. Incluso anteponiéndose a las voces originales. Por ejemplo, cuando vi Los Goonies (1985) en versión original, me dejó bastante frio. Por mucho que fueran las voces reales de los actores originales aquella no era la película Los Goonies que tanto me gusta: “esas no eran las voces de los personajes”. Por lo mismo me resultaría raro ver la serie Friends (1994) con las voces originales. Y eso también pasa cuando hablamos de este enfrentamiento entre el doblaje de Latinoamérica y el de España y demuestra que los prejuicios no son objetivos: al parecer, cuando Pesadilla Antes de Navidad (1993) salió al mercado doméstico, en VHS, en algunas partes de Latinoamérica se distribuyó con doblaje de España. Con lo cual hubo muchos niños latinoamericanos que se criaron con el doblaje de España y a día de hoy lo prefieren al doblaje latinoamericano que acabó haciéndose.

Lo mismo, a la inversa, nos ocurrió en España con La Sirenita (1989) de Disney: fue la última película Disney que nos llegó doblada en Latinoamérica. A partir de la siguiente, La Bella y la Bestia (1991), todas se han doblado en España (a excepción de Coco por razones obvias). La cosa es que cuando La Sirenita salió en VHS contaba con un nuevo doblaje hecho aquí en España, no el que había tenido en cines y, en consecuencia, los compradores protestaron, devolvieron las cintas y Disney España tuvo que volver a sacar la película con el doblaje que había tenido en cines. La edición en DVD editada en España traía ambos doblajes y que cada cual elija.

La Sirenita
Nos encantó el doblaje de La Sirenita hecho en Latinoamérica.

Nos gusta aquello a lo que nos hemos acostumbrado, aquello a lo que estamos hechos. Y es comprensible que cuando algo es distinto experimentemos cierto rechazo inicial. Y, lamentablemente, lo que ocurre con frecuencia es que ese rechazo se traduce en esa competitividad malsana y en esos enfrentamientos de los que continuamente somos testigos en las redes sociales. Y esto es consecuencia del desconocimiento y, sobre todo, de no querer conocer al otro.

Es lo que ocurre por ejemplo con el popular “A todo gas” que mencionaba antes, el título que aquí se le dio a la película The Fast and the Furious (2001) y que hace referencia a la inyección de la mezcla de aire y carburante en el motor al pisar el pedal del acelerador. Realmente ignoro como lo perciben ellos, a qué puede sonarles, pero sí sé la razón por la que les resulta tan gracioso – o ridículo – y es porque no están familiarizados con la expresión. Ya he mencionado más arriba lo jocoso que podría resultarnos a nosotros los españoles cuando ellos dicen algo como “manejar el carro”, algo que por cierto nunca he visto en estas trifulcas, y es que estamos tan familiarizados con ello que ni siquiera lo vemos como posible objeto de mofa. Como también podría serlo el llamar “saco” a lo que aquí llamamos chaqueta. Es una cuestión cultural, puede resultar gracioso, pero solo desde la ignorancia objeto de mofa.

Solo en Casa
Home Alone, Solo en Casa o Mi Pobre Angelito. El título que cada lugar necesita.

Y no ya solo por la ignorancia en cuanto a la cultura del otro sino incluso la propia. Es ridículo, y esto va por ambas partes, reírse de cómo han traducido al otro lado del charco un título, cuando en ambos lados se hacen traducciones que son poco fieles al original. No es muy coherente reírte de lo que hacen en otro país si en el tuyo se hace lo mismo. Pero es que a esto además hay que añadir un nuevo nivel de ignorancia y es el de por qué se hacen estas cosas. Cierto es que hay traducciones de títulos y nombres de personajes que son bastante cuestionables pero muchas otras veces viene motivado por el contexto sociocultural y el momento. Dicho de otra forma, estoy seguro que cuando alguien decidió subtitular The Fast & The Furious como A Todo Gas pensó que probablemente así llamaría más la atención del público al que iba dirigida la película y probablemente fue así. Igualmente debo pensar que el señor que en Latinoamérica tituló como Mi Pequeño Angelito a Home Alone (Solo en Casa, 1990) lo hizo porque consideró que ese título sintetizaba mejor sobre que va la película, de cara al público latino, que la traducción literal del título o dejarlo sin traducir. ¿Pueden equivocarse? Por supuesto, pero generalmente saben cómo funciona el mercado mejor que nosotros, de hecho, a menudo es la productora de la película, quien también la distribuye, y quien decide el título traducido. Con lo cual debemos ser prudentes a la hora de juzgar. Quizás dediquemos a este tema de la traducción de títulos un artículo completo próximamente.

Creo que es necesario que nos relajemos, que nos paremos a escuchar y a intentar entender a los demás. Simplemente desde el sentido común, de plantearse por qué los otros hacen algo de manera diferente. Pero bueno, creo que lo esencial es que exista voluntad para ello.

2 comentarios:

  1. Es curioso lo de la sirenita, ya que a pesar de la polémica, siempre que la pelicula se emite por televisión, lo hace con el doblaje castellano y aparte, la pelicula de imagen real utiliza las versiones latinas de las canciones en el doblaje castellano.

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    1. Entiendo que mientras que los canales de televisión van a lo suyo, los estudios de doblaje españoles entendieron que la versión latina fue la que cuajó en España y es bonita esa concesión por parte de ellos: "sabemos que os gustó más aquella y es la que os vamos a dar".
      Por favor, por un nick cuando comentes. Muchas gracias.

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