jueves, 27 de octubre de 2022

La Sirenita y la Inclusión

La Sirenita Action Live

Este no iba a ser un artículo sobre La Sirenita, la nueva versión de Disney de su clásico. Es un artículo que se ha ido gestando en las últimas semanas o incluso meses, pero efectivamente la situación actual en torno a La Sirenita resulta ideal para exponer lo que vamos a tratar en él. Así que vamos a empezar por ello.

Una gran parte del público ha hecho patente en las redes su rechazo al hecho de que la nueva versión en imagen real de La Sirenita vaya a estar protagonizada por una actriz negra, Halle Baley. Como suele pasar, automáticamente esto se ha catalogado por otra gran parte del público como una reacción racista. Aun cuando los motivos de la protesta realmente no lo son en absoluto. Y es que, aunque la percepción (muy) superficial del asunto es que “la gente se está quejando porque es negra”, e incluso aun cuando haya quien haya formulado su queja así, literalmente de esa manera, el motivo real no es sino el hecho de que se está cambiando al personaje original. No es nada en contra de una protagonista negra, o de que una sirena sea negra, sino simplemente de que están cambiando a Ariel, el personaje del clásico Disney La Sirenita de 1989, que era blanca y pelirroja. Tan simple como eso, el mero hecho de cambiar al personaje. Hay un público que no quiere esos cambios, simplemente porque aman al personaje del clásico original tal como es.

La razón por la que se hacen estas versiones, remakes, reboots es porque hay una marca con unas ciertas garantías de éxito, un público fiel que da soporte a esa marca, y que es el que ha hecho que la marca perdure. Por eso se está haciendo una versión de imagen real de La Sirenita y todos los demás clásicos Disney en vez de invertir en ideas nuevas. No puedes volver a conseguir el mismo éxito, la misma taquilla, estrenando de nuevo La Sirenita de 1989, porque la gente ya la ha visto, no sería novedad. Pero, partiendo de la idea de que aquella película conserva las claves del éxito que una vez tuvo y que ha hecho que la gente la adore durante los últimos treinta años, lo que se busca es una forma de volver a venderle el mismo producto cambiando algo que la convierta en un producto nuevo, que merezca la pena a ir a verla de nuevo. Y en este caso es trasladarla a imagen real. Pero es que no funciona así, una marca, un título, no tiene un poder mágico inherente para convocar al público, sino que lo que realmente se hace es apelar a ese público que ya es fan, fiel a la marca. Y, si se hace eso, hay que cumplir con él y no es ya una cuestión del respeto hacia ese público (que también) sino de algo tan simple como que, si no se hace, ese público no solo puede retirar su apoyo a la marca, sino que va a ser el más crítico con el nuevo producto: esto no es otra historia de sirenas, es Ariel, La Sirenita de 1989, y la gente sabe exactamente cómo es.

La Sirenita Original

Y es un problema serio que no se sepa entender esto, que no se sepa identificar cual es el quid de la cuestión. Y esto queda patente cuando lees argumentos a favor de esta nueva versión como el de que las sirenas son personajes ficticios, que no existen, y que cada cual puede imaginarlos como quiera. Esta es una respuesta basada en una falacia del tipo hombre de paja: no se argumenta en contra de la objeción real, sino en contra de una distorsión de ella. Efectivamente las sirenas son personajes de ficción y cada cual puede imaginarlas como quiera, pero insisto, es que el problema con La Sirenita no es cómo son las sirenas, sino es cómo es Ariel. Si Disney en vez de hacer una película en imagen real de su clásico La Sirenita, hubiera hecho una película con una historia distinta, original, en torno a una sirena, como hizo en su día con 1, 2, 3, Splash (Daryl Hannah, Tom Hanks) nadie se estaría quejando de que la sirena protagonista fuera negra. Ojo, con esto no estoy diciendo que hoy día Disney pudiera hacer un remake de Splash porque en ese caso tendría los mismos problemas por el mero hecho de ser un remake, independientemente de si la protagonista fuera negra o blanca y rubia. Muchos no queremos remakes de cosas que no lo necesitan. Dicho esto, se pueden seguir contando historias originales con sirenas como protagonistas, que estas sean se cualquier raza y el público no va a protestar por ello.

Algo que es conveniente puntualizar: el racismo existe e inevitablemente, si tienes a muchísima gente quejándose por algo como esto de La Sirenita, entre esa gente habrá quienes efectivamente tengan esos prejuicios racistas y se dejen llevar por ellos. Pero no se puede poner el foco en ellos como si fueran representativos de ese rechazo general cuando, como digo, no obedece a un prejuicio racista.

Esto mismo que ha estado pasando con La Sirenita también se ha estado dando con otros productos como las nuevas series de Juego de Tronos: La Casa del Dragón, El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder, Entrevista con el Vampiro, etc. El problema una y otra vez es exactamente el mismo: se coge algo apelando precisamente a esa devoción por parte del público por esas marcas, historias, personajes… y entonces se les cambia algo. En estos casos la raza de personajes que ese público conoce bien. E insisto, el problema no es la raza en sí, el problema es el cambio. Si mañana cogieran la Estatua de la Libertad y la pintaran de amarillo la gente se quejaría, no porque el color amarillo tenga nada malo, sino por cambiar algo que la gente ama tal como es.* En el caso de Entrevista con el Vampiro es particularmente interesante teniendo en cuenta que Louis en la novela era un terrateniente sudista que tenía una plantación con esclavos. Creo que han tenido que cambiar todo eso.

Entrevista con el Vampiro

En el caso de la nueva serie de Juego de Tronos se ha optado por hacer de raza negra a un personaje que pertenece a una raza cuyo aspecto estaba basado en un tópico de la fantasía medieval, el del personaje pálido y cabellos blancos que podemos encontrar en personajes como Nekron de Tygra, Hielo y Fuego (1983) o el Elric de Melniboné de Michael Moorcock. Y que derivan de la idea de personajes albinos. Y aunque George R. R. Martin no dijera esto explícitamente, es lo que se desprende de su obra y tal como los lectores de su obra lo habían interpretado hasta ahora. Teniendo en cuenta que precisamente en Juego de Tronos hay gran variedad de razas, la inclusión de actores negros era sencilla… ¿Por qué poner a un actor negro interpretando precisamente a un personaje de una raza que, teniendo en cuenta lo expuesto, el público en general no la habría podido imaginar más opuesta? En este caso concreto, en mi opinión, se buscaba la polémica deliberadamente porque eso se convierte en publicidad para el producto.

Cualquier idea o causa que sea susceptible de movilizar gente es una más que probable forma de hacer dinero. Y, muchas de ellas, también de utilizarse con fines políticos. Esto acaba desembocando en que causas que, en principio, son justas y nobles acaben siendo pervertidas con el fin de ser explotadas. Es lo que está ocurriendo en muchos de esos movimientos pro inclusión que tienen, en principio, como fin, hacer de esta una sociedad más inclusiva, más tolerante, y, en definitiva, una sociedad mejor. Son movimientos que apelan a la buena voluntad de gente, a su empatía, a la búsqueda de justicia, pero también, no nos olvidemos, a algo tan primario como al sentimiento de pertenencia que tenemos los seres humanos, de formar parte de algo más grande que nos acoja, que nos ayude a definirnos como persona, y a sentirnos trascendentes, que somos importantes y hacemos cosas que importan.

Una sociedad mejor, más tolerante, de igualdad, es efectivamente, posible. Pero incluso en estas actuaciones que presuntamente se mueven a favor, hay a quienes no les interesa que se llegue a ello, no les interesa la muerte de la causa por éxito, porque si desaparece esa causa, si deja de existir esa lucha, se deja de hacer dinero. E incluso cuando no hay una explicita mala intención, no deja de existir esa tendencia de aprovechar el momento comercial, el nicho de mercado que se crea: cualquier cosa que tenga que ver con estas causas vende. Y, como se suele decir, “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Y deberíamos plantearnos si no es por esta la razón por la que continuamente se están dando en las redes discusiones en la que hay gente molesta por las decisiones que se están tomando en películas, series de televisión, comics, etc. y que en teoría lo que buscan es promover la diversidad. Si, efectivamente hay gente muy intolerante pero no todos aquellos que rechazan estas propuestas lo son, y eso se refleja en las opiniones y argumentos que se vierten. Y da la sensación de que, a veces, se podrían estar tomando según qué decisiones de forma premeditada para que acaben produciéndose esas confrontaciones. Satisfacen las demandas de estas causas y sus defensores y por otro lado acaban suponiendo una publicidad extra: lo peor que le puede pasar a una película o serie es que nadie hable de ella.

Corlys Velaryon

Que las empresas del mundo del entretenimiento tengan una agenda de inclusión es algo positivo. Aunque creo que nadie debería verse obligado a adoptarlas, que se decida hacerlo, participar en ellas, es positivo para el mundo en el que vivimos. Lo es que haya más personajes protagonistas de todo tipo, que sean un reflejo real de la diversidad humana, que todos tengamos personajes positivos, héroes, con los que podamos identificarnos, que nos inspiren, a los que admirar. Especialmente los niños. Pero, es más, creo que es algo con lo que una gran mayoría estamos de acuerdo. El problema viene cuando estas agendas vienen mal implementadas: si se quieren tener más películas o series protagonizadas por actores negros, orientales, hispanoamericanos, etc. adelante. La mayoría de los espectadores solo tenemos una exigencia: que nos cuenten buenas historias. Pero, como hemos visto, debería intentarse que fueran productos y personajes originales y no pasando sobre los productos que otros aman.

Lamentablemente en Hollywood hay una crisis de ideas muy grande: hoy día, más que nunca, se nutre principalmente de adaptaciones, remakes, secuelas y reboots. Títulos que tienen más poder de convocatoria que los de productos nuevos originales. Y que tienen personajes ya creados y establecidos. Con lo cual, continuamente, estas agendas de inclusión, se satisfacen a costa de cambiar a los personajes originales. Ese es el panorama actual, el de una gran cantidad de películas o series sobre cosas que ya se han hecho antes, pero en las cuales se cambian cosas, como la raza de algún personaje. Y eso está saturando al público hasta el punto de que ha acabado convirtiéndose en un meme: se anuncia una nueva película o serie que es un remake o una nueva adaptación y ya la gente especula jocosamente con cómo será el reparto físicamente. Pero esto no es gracioso. Porque estas continuas polémicas, que como digo benefician a la publicidad de estos productos, podrían acabar degenerando en verdaderos nuevos brotes de racismo. Se está fomentando la confrontación y la gente tiende a tomar posturas radicales.

Tal como yo lo veo, amparándose en lo que en un principio es una buena causa, se ha acabado generando una inmensa campaña de marketing, una moda, que distorsiona la realidad y no puede sino acabar perjudicando a la causa. Incluso se nos ha estado vendiendo una versión distorsionada de nuestro pasado, con campañas como las que hubo en torno a Wonder Woman (2017) y Black Panther (2018), según las cuales parecía que nunca hubo antes una superheroina o películas protagonizadas por actores negros. Por un lado, hay ahí un público que parece no tener memoria y se deja influenciar, pero hay otro, un público relativamente joven que no vivió los 80s o incluso los 90s y se puede creer que eso es verdad. Cierto es que pudo haber una mayor cuota de personajes protagonistas que fueran mujeres o personas de distinta raza… pero tampoco es lo que se ha estado vendiendo. Y a eso le vamos a dedicar un próximo artículo en el que intentaremos recordar y descubrir que efectivamente la inclusión no es algo nuevo.

*Aunque la Estatua de la Libertad originalmente era de color cobre, no tardó mucho adquirir su verde característico debido a reacciones químicas que crearon esa patina de oxido que además la protege. Y es así como la ha conocido todo el mundo durante generaciones. Al parecer hubo un momento dado donde se tuvieron los medios para devolverle su color original y simplemente la gente no quiso.

viernes, 18 de marzo de 2022

Hollywood Virtual

Audrey Hepburn CGI

Antes del CGI, durante los 80s y principios de los 90s, cada nueva película de fantasía o ciencia ficción podía sorprendernos. Era un momento en el que, gracias al desarrollo de nuevas técnicas y materiales, continuamente veíamos, en la gran pantalla, criaturas sorprendentes que nos hacían preguntarnos cómo se habían hecho. Muchas veces, desde el principio, quedaba claro que estábamos viendo, por ejemplo, un animatrónico, pero seguía existiendo la duda de cómo se las habían ingeniado para moverlo, para que no se vieran los cables, etc. y nos maravillábamos cuando, gracias a los honestos “Cómo se hizo…” de la época, descubríamos el truco. Es increíble, por ejemplo, como están animados los Gremlins (1984) y Gizmo, el personaje principal. Y la transformación de Un Hombre Lobo Americano en Londres (1981) sigue siendo la mejor transformación de un hombre lobo de la historia del cine y absolutamente desconcertante para cualquiera que vea la película por primera vez.

Con el CGI, poco a poco, esto cambió. Al menos para mí. La respuesta corta a todo era “está hecho por ordenador”. Sin ánimo de despreciar la técnica, que no está exenta de trabajo a muchos niveles, pero si en los 80s se podía pensar que algo era imposible de hacer (y entonces alguien lo hacía) eso se ha perdido. Hoy día si puedes imaginarlo puedes hacerlo. Además, el CGI vino anunciándose a bombo y platillo, como con Parque Jurásico (1992), con lo cual el elemento sorpresa desapareció. No volvió a sorprenderme una película en ese aspecto hasta El Hombre sin Sombra (2003) donde se recrearon en movimiento los huesos, músculos y demás órganos de un hombre invisible en su proceso de aparecer o desaparecer. Pero además había algo muy interesante y es que podías reconocer al actor Kevin Bacon en el rostro de músculos y huesos. Por supuesto la “trampa” es que no tenían que recrear el aspecto del actor tal cual, pero a pesar de ello resultaba muy interesante lo que habían hecho.

Kevin Bacon CGI en El Hombre sin Sombra

Y entonces llegamos a Capitán América: Civil War (2016). Y a mí una de las cosas que más me impactaron fue ver a una versión joven de Robert Downey Jr. Ahí sí que pensé que se había dado un salto enorme en cuanto a los efectos especiales digitales. Y después de eso llegaron Guardianes de la Galaxia Vol. 2 (2917) con un nuevamente joven Kurt Russell y Ant-Man y la Avispa (2018) haciendo lo propio con Michael Douglas.

Paralelamente apareció el Deepfake, una técnica con la cual una IA analizaba un montón de imágenes del rostro de una persona para acabar implantándolo en otra persona en una secuencia en video. Y de repente podías ver al actor de una secuencia de una película reemplazado por otro. Y de una manera muy realista. Y además lo estaba haciendo gente en su casa, con sus ordenadores personales, sin la tecnología o el dinero del que disponen las productoras cinematográficas. Y en este momento hay que destacar el trabajo del usuario de youtube Shamook.

El final de la segunda temporada de la serie de Star Wars: The Mandalorian nos reservaba una sorpresa muy especial y es que en él volvíamos a ver a Luke Skywalker, tal como aparecía en El Retorno del Jedi, protagonizando un emocionante rescate. Estuvo genial, pero hubo una pequeña pega y es que el rejuvenecimiento del rostro de Mark Hamill no estaba demasiado conseguido. El rostro de Luke se veía raro. Y entonces Shamook hizo su magia y en unos días tuvimos en youtube la misma escena, pero ahora aplicando la técnica Deepfake y mejorándola sustancialmente. Meses después Shamook fue contratado por Disney.

Luke Skywalker en The Book of Boba Fett

En la primera temporada de Star Wars: The Book of Boba Fett hemos tenido de vuelta a Luke pero esta vez no ha sido en una sola escena, sino varias, y el resultado es increíble. Casi como si el material se hubiera rodado con el Mark Hamill de hace casi 40 años. Y suponemos que han aplicado Deepfake, en vez de la técnica de rejuvenecimiento, y que Shamook ha estado implicado. Pero hay más y es que su voz ha sido creada con ayuda de una IA partiendo de grabaciones de Mark Hamill de la época. Es algo en lo que se está trabajando y cada vez va a ser más fácil ponerle a una persona el rostro y la voz de otra. Y estamos hablando de que cada vez va a ser más difícil saber si es verdad que alguien ha dicho o hecho algo, por mucho que haya videos para demostrarlo. Algo peligroso a lo que no se le puede poner freno porque, como se suele decir, no se le pueden poner puertas al campo. Pero en este artículo vamos a centrarnos en lo que podría implicar en el mundo del cines.

Y es que no me sorprendería si ahora mismo Disney estuviera negociando con, por poner un ejemplo, Harrison Ford para obtener derechos sobre su rostro y voz de cara a un futuro. Y es que algo como Indiana Jones podría convertirse en un producto sin caducidad. Podríamos ver nuevas películas de Indiana Jones, ambientadas en la misma época que las películas originales, con un Indiana Jones con la cara y voz del Harrison Ford de la época. Y en los próximos años Harrison Ford podría continuar aportando su interpretación con la voz y gestos faciales, pero es que esto podría continuar incluso más allá del día en que Ford fallezca. Ese es el quid de la cuestión. Y podríamos tener nuevas películas de Humphrey Bogart. ¿Imagináis a Indy pasando por el Rick’s Café? Sería posible.

Robin Wright en El Congreso

Hay una película que trata el tema: El Congreso (2013) de Ari Folman. La película se divide en dos partes, una de imagen real y otra animada. No me convenció mucho la parte animada (tengo que darle una segunda oportunidad) pero el comienzo de la película, en imagen real, resulta de lo más interesante: la actriz Robin Wright interpretándose a sí misma, recibe una oferta de una productora para que ceda sus derechos sobre su imagen y precisamente lo que argumentan es que el público quiere a la Robin Wright de La Princesa Prometida (1987). Volvería a protagonizar películas, pero ella no tendría que hacer otra cosa que cobrar.

Y esto abre debate: un actor vivo podría dar su consentimiento o no, pero ¿sería ético que se hicieran películas con estrellas de Hollywood ya fallecidas simplemente porque sus descendientes consientan en ello? No tengo claro que Marlon Brando hubiera estado contento con que se usara metraje suyo en Superman II: The Richard Donner Cut y es que no participó en la versión de Lester porque quería más dinero ¿Hasta qué punto sería menos ético que, por ejemplo, hacer una ilustración de fantasía basándose en Marilyn Monroe? ¿Qué hay del derecho al honor teniendo en cuenta que se podrían usar a esos actores interpretando a personajes que entraran en conflicto con las creencias o ideologías que el actor tuviera en vida o colocando a los personajes en situaciones comprometidas? El tema es peliagudo. 

Tarkin en Rogue One

Además, en un futuro en el que el mundo de entretenimiento tenga base en la realidad virtual (o eso que ahora algunos quieren llamar Metaverso), donde cada uno podamos tener el aspecto que queramos, la gente probablemente querrá tener el de actores, modelos, deportistas. En principio Hollywood podría no querer que cualquiera pudiera devaluar el caché de sus estrellas, como Brad Pitt o Angelina Jolie, protagonizando algún escándalo. Pero como hemos dicho más arriba no se le puede poner puertas al campo y la gente acabaría creando sus propios aspectos de sus ídolos. Así que Hollywood podría acabar sumándose a la hora de sacar beneficios y volvemos a lo mismo ¿Dónde queda la ética y el honor cuando alguien pueda hacer cosas con el aspecto de Marilyn Monroe? Porque ya no estamos hablando de un disfraz de carnaval. Ese es el problema. Pero no se vayan todavía que aún hay más.

Y es que Hollywood podría optar por crear sus propias estrellas desde cero. No nos engañemos, por muy buenos actores que sean muchos de los que vemos en cine y cobren sueldos increíbles, no son exponencialmente mejores que otros muchos actores que trabajan en televisión o teatro, y que simplemente no han tenido la ocasión de interpretar un papel que les dé a conocer. Lo vemos continuamente, actores de televisión o secundarios de cine que un buen día destacan en un papel y acaban siendo estrellas. Podemos der películas de los 80s y sorprendernos porque estrellas de hoy ya estaban ahí y en su momento pasaron desapercibidas hasta que les llegó “el papel”. Y cobran lo que cobran por el poder de convocatoria que tienen para llevar a gente al cine. Y es lógico: si gracias a ti, exclusivamente a que tú estés en una película, esta va a generar tropecientos millones más es lógico que reclames una parte de ellos y que la productora acceda a dártelos. Pero una de las primeras cosas que vende la película, aparte del nombre es el rostro. En un futuro Hollywood podría crear sus propias estrellas (rostro, nombre, tics, lenguaje corporal, etc.) y contratar buenos actores a los que poner debajo de la piel de estas estrellas inmortales. El próximo Tom Cruise podría ser un aspecto digital, un manual de cómo interpretarlo y un actor casi anónimo debajo. Un actor que tarde o temprano acabaría siendo sustituido por otro. Y todo esto dependerá de cómo el público responda.

viernes, 4 de febrero de 2022

El Alma de Boba Fett

Boba Fett

Este artículo contiene spoilers importantes de los capítulos cinco y seis de The Book of Boba Fett.
La verdad es que, cuando aparecieron las primeras imágenes de la serie que se anunciaba con el título de The Mandalorian, de las primeras cosas que pensé fue que este nuevo personaje protagonista iba a ser una copia de Boba Fett. Porque Boba estaba muerto, había caído en las fauces del Sarlaac en El Retorno del Jedi (1983). Pensé, y supongo que no fui el único, que con la excusa de que Boba Fett llevaba una armadura mandaloriana, que no era un diseño exclusivo, debieron pensar que podrían colar un sucedáneo al que hacer un transvase del interés que suscitaba el personaje original. A fin de cuentas, aun cuando en las precuelas se nos dijo que Boba era un clon de Jango Fett, cuyo rostro habíamos visto (Temura Morrison), en el fondo, para muchos de nosotros, Boba Fett seguía no teniendo otro rostro que el de aquel casco cuyo diseño compartía el nuevo personaje. Y todo su carisma residía ahí. No había mucho más. Boba no tuvo precisamente un gran desarrollo en la trilogía original.

Entonces The Mandalorian se estrenó y pudimos comprobar que estábamos en lo cierto: el mandaloriano, llamado Din Djarin, compartía la profesión de cazarrecompensas. Y hasta se permitió en el primer capítulo capturar a un fugitivo congelándolo en carbonita, algo que no era un procedimiento estándar, sino algo de lo que tomó provecho Boba Fett para llevar a Han Solo ante Jabba el Hutt, pero que además ni siquiera improvisó él sino Darth Vader. Y compartió aventura con un androide modelo IG como aquel (IG-88) con el que Boba se había disputado la captura de Solo. Todo el escaso trasfondo, por llamarlo de alguna manera, que Boba Fett había tenido estaba ahí, en los dos primeros capítulos, y no era gratuito: el mandaloriano Din Djarin era, a todas luces, el heredero de Boba Fett y además uno bastante digno por lo que pudimos ver, y más tarde confirmar, con el desarrollo de la primera temporada.

La primera temporada fue un éxito y el personaje del mandaloriano se hizo tan popular, o incluso más, que el propio Boba Fett. La gente ya no se hacía disfraces y cascos de Boba Fett, se los hacía de El Mandaloriano, de Din Djarin. Y entonces a alguien se le ocurrió traer de vuelta al Boba Fett original para la segunda temporada, confirmando, en mi opinión, que la creación de Din Djarin fue un error.

Din Djarin, the Mandalorian

La creación de Din Djarin fue un error porque no era necesaria, porque, como digo, era un duplicado de Boba Fett, y “resucitar” a este no era precisamente difícil. The Mandalorian debería haber sido la serie de Boba Fett. Pero sin cambiar apenas nada de lo que vimos. Solo el nombre. Exactamente la misma serie protagonizada por Pedro Pascal. El problema es que ahora tenemos dos Boba Fetts en televisión. Y uno no funciona. El original. Ehm, no, espera, tacha eso, el original es el de la trilogía original de Star Wars, interpretado por Jeremy Bulloch. El que no funciona es ese Boba Fett interpretado por Temura Morrison que apareció en The Mandalorian primero, y que ahora tiene su propia serie.

The Book of Boba Fett no está ni de lejos a la altura de The Mandalorian. El personaje interpretado por Morrison carece del más mínimo carisma o interés, no evoca para nada al personaje que interpretó Bulloch. Y que casi nunca lleve puesto el casco no ayuda porque aquel era el rostro de Boba Fett. Y ahora pertenece a Din Djarin. Y su alma también.

Boba Fett no fue concebido como un gran personaje en la trilogía original. Fueron los fans los que lo elevaron a esa categoría porque el personaje era visualmente atractivo y argumentalmente prometedor. Pero realmente apenas era una armadura hueca definida por su contexto. Y en The Mandalorian cogieron esa armadura hueca, rescataron aquel contexto, y a partir de ahí crearon un personaje estupendo. Si tan solo lo hubieran hecho bien desde el principio, llamándolo Boba Fett…

Temuera Morrison y Ming-Na Wen

Quizás en este momento alguien podría argumentar que Din Djarin es distinto, que es más noble que Boba Fett, que a fin de cuentas es quien entregó a Han Solo… ¿Pero lo es? Sigue siendo un cazarecompensas, y presumir que solo acepta encargos de atrapar a personajes malvados… me parece algo ingenuo quizás. No sé. En uno de los últimos capítulos que he visto informa a su presa que a él le da igual llevarlo vivo que muerto… Y una de las primeras cosas que le vimos hacer fue entregar a Grogu, aunque luego rectificara. En cualquier caso, podríamos suponer eso, que crearon al personaje de Din Djarin porque Boba Fett no es un personaje bueno, no era uno de los héroes… ¿Pero qué sentido tiene eso si después acabas creando una serie para Boba Fett en la que intentas blanquearlo? Creo que todo lo de llevar a Han Solo ante Jabba no habría sido tan descabellado que lo hubiera llevado a cabo Din Djarin, especialmente el Djarin que no conocemos, el previo al comienzo de la serie.

El resultado de todo esto es que el público sigue esperando la tercera temporada de The Mandalorian mientras lamenta cada capítulo de The Book of Boba Fett. Bueno no, cada capítulo no: el capítulo cinco fue realmente un capítulo de The Mandalorian, literalmente, lo único distinto fue la cabecera, que era la de Boba Fett. Y eso fue un problema porque se hizo más evidente que nunca que The Book of Boba Fett es una serie que no funciona. Pero es que el capítulo seis ha sido exactamente igual. O peor. Tan solo ha habido una escena de Boba Fett. Y por si fuera poco tenemos de vuelta a Grogu (baby yoda). Y a Luke Skywalker. Con bastante metraje para ellos. Si alguien se hubiera propuesto sabotear la serie no lo habría hecho mejor.

Y bueno, para terminar y ya que hablamos sobre la parte de Luke y Grogu, aprovecharé para decir que a mí me ha resultado algo fallida. Es genial lo que han querido hacer, es genial lo que han conseguido a la hora de recrear a Mark Hamill con esa edad, pero no me acaba de convencer. No sé si es que yo mismo me saboteo la escena sabiendo que no es Hamill, o si es algo en los diálogos que no me convencen o incluso si quizás es por el doblaje al castellano. Supongo que en la versión original Hamill habrá puesto su voz, pero en la versión doblada no ha sido Salvador Vidal. La razón podría ser que hayan pensado que su voz quizás ya no sonaría apropiada para la edad del personaje. No lo sé. También es verdad que a veces en el mundo del doblaje hacen cosas muy raras como que, en Cobra Kai, a Ralph Macchio no le haya puesto voz Rafael Alonso Naranjo Jr., a pesar de seguir en activo, cuando fue él quien se la puso en la trilogía original de Karate Kid. Decisión extraña y muy lamentable.



viernes, 28 de enero de 2022

Blancanieves sin Enanitos

Blancanieves y los siete enanitos

Ha saltado la polémica en torno a la próxima adaptación en imagen real que Disney quiere hacer de su clásico Blancanieves y los Siete Enanitos debido a unas declaraciones del actor Peter Dinklage (Tyrion Lanister en Juego de Tronos) en las que criticaba a Disney porque, según él, por una parte presumían de ser muy progresistas al poner a una actriz hispanoamericana (Rachel Zegler, la María del West Side Story de Spielberg) como Blancanieves, pero por otro seguía manteniendo “esta historia retrógrada sobre siete enanos que viven juntos en una cueva” olvidando el perjuicio que esto causa a las personas con acondroplasia, es decir, enanismo, como él. Y yo particularmente no entiendo nada. Pero vayamos por partes.

Los enanitos de Blancanieves son personajes de un cuento. Un cuento en el que hay una bruja que hace hechizos y un espejo mágico. Un cuento de fantasía medieval. Son criaturas fantásticas imaginarias como lo son los gnomos, elfos, duendes, hadas, trolls, gigantes, etc. El tipo de enanos de mitología fantástica que son famosos por ser grandes herreros y orfebres. Son los enanos de El Señor de los Anillos. No son personas con acondroplasia. Ni siquiera tienen la misma complexión física. Y el único problema que entiendo que se puede dar es que, habiendo sido interpretados con frecuencia en el pasado por personas con enanismo, estas personas puedan ser asociadas al estereotipo de esos personajes imaginarios. Bien, no me parece difícil de solucionar: que no sean interpretados por actores con enanismo. Peter Jackson, por ejemplo, no cometió ese error con los enanos y hobbits en El Señor de los Anillos. Y eso es lo que deberían hacer, seleccionar a otros actores o crear estos personajes con CGI.

Tyrion Lanister (Peter Dinklage)

Según las distintas fuentes que he consultado, para enfrentarse a esta situación, por un lado Disney habría consultado a la comunidad de personas con enanismo, y por otro se habla de que los enanitos de esta nueva película serían “criaturas mágicas” generadas efectivamente con CGI. Y esto último suena algo ambiguo porque al decir “criaturas mágicas” quizás se estén planteando algo distinto a los enanos de fantasía de la historia original. Entonces, a pesar de que un enano fantástico no es una persona con enanismo, ¿daría esto pie a que en adelante se omita la figura del enano en las historias de fantasía y cuentos? ¿y qué ocurriría con cosas como El Señor de los Anillos o Dragones y Mazmorras?

Me da a mí la sensación de que, quizás, lo que Peter Dinklage habría querido es algo muy distinto y no es exactamente que se omitiera la figura de los enanos, sino que se cambiara el cuento para dignificar a las personas con enanismo. Que pasara a ser "Blancanieves y las siete personas con acondroplasia"*. Y ya entonces si acaso podríamos plantearnos si hay algún problema con que vivan todos juntos en “en una cueva” **. Pero entonces ya no es el cuento de Blancanieves. Es otra cosa. Y si se quiere dignificar a estas personas, apartándolas de estos estereotipos, lo que habría que hacer es darle otro tipo de papeles. De hecho, el personaje de Tyrion Lanister, que interpretó Dinklange, no es un enano de fantasía, aunque aparece dentro de una historia de fantasía mágica. Eso sí, luego en Avengers: Infinity War (2018), interpretó a uno de estos enanos de fantasía, un enano herrero orfebre... un enano gigante pero enano al fin y al cabo.

Willow (Warwick Davis)

Otra cosa que me viene a la cabeza con todo este tema es que Lucasfilm, que ahora es propiedad de Disney, tenía en proyecto una serie que iba a ser secuela de la película Willow. ¿Qué van a hacer con eso? Porque volvemos a encontrarnos con el mismo problema y es que George Lucas hizo Willow porque no pudo hacer El Señor de los Anillos y los enanos de Willow se supone que son una de estas especies mágicas fantásticas. O eso o una aldea repleta de gente con enanismo apartada de los demás seres humanos…  Así que se complica bastante que esta secuela de Willow pueda llegar a ver la luz. No sé qué le parecerá a Warwick Davis cuya fama se debe principalmente a ser Willow, y no a ser Wicket el Ewok.

Y ya que estamos, hablemos de lo de usar a una actriz hispanoamericana como Blancanieves. ¿Qué sentido tiene? ¿Qué problema hay con que un personaje que se llama así porque su piel era “blanca como la nieve” sea interpretada por alguien que responda a esa característica? Particularmente la elección de es tan absurda que parece que precisamente lo que pretendían provocar era la polémica. Hay muchos personajes de cuentos que no vienen definidos por su color de piel. Este precisamente no es uno de ellos.

No puedo evitar recordad la frase que le he leído a alguien estos días en alguna red social y que fue algo así como “Si en Blancanieves y los Siete Enanitos la protagonista no va a ser blanca y no va a haber enanitos… esperemos que al menos haya nieve”

* En 2012 se hicieron al menos tres versiones de Blancanieves. En Blancanieves y la Leyenda del Cazador (Kirsten Stewart y Charlize Theron) creo recordar que no había enanos. En Mirror, Mirror (Lily Collins y Julia Roberts) los enanos eran interpretados por personas con enanismo. PERO en Blancanieves (Macarena García, Maribel Verdú) los personajes efectivamente son personas con acondroplasia, no enanos. Eso sí, reflejo de la realidad de la época y lugar en los que transcurre la película y es que son "enanos toreros" de los que antes actuaban en las plazas de toros españolas. En cualquier caso, insisto, creo que tal como está la cosa, lo aconsejable sería alejar a las personas con enanismo de cualquier proyecto que tenga, incluso remontamente, algo que ver con enanos fantásticos.

** No recuerdo bien el clásico de Disney pero... ¿No vivían en una casa?. Por cierto, me viene a la cabeza también la película Tengo 17 Años (1964), dirigida por Jose María Forqué y protagonizada por Rocio Durcal y Pedro Osinaga, que en cierto modo era una versión de Blancanieves. En lugar de los enanitos tenemos a una familia compuesta por un padre y sus seis hijos varones solteros, los cuales efectivamente viven juntos, y se dedican a una misma opcupación, la de alfareros. Incluso tienen su propia "Hi-ho" que en este caso es una canción titulada "Colores".

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