viernes, 24 de julio de 2020

Cuentos del Mono de Oro

Jake y Jack

Hace un par de meses o así he vuelto a ver esta serie, una de aquellas que marcaron los veranos de los que fuimos niños a principios de los 80s. Se trata de una serie de aventuras de corte clásico, realizada en 1982 aprovechando el éxito de En Busca del Arca Perdida (1981), que, sin embargo, tiene sus propias marcas de identidad. Y es que, aunque nos sitúa en la misma época, y tenemos algún que otro villano nazi, la ambientación es muy particular.

El protagonista es Jake Cutter (Stephen Collins), un piloto de hidroavión que se dedica al transporte de mercancías entre las islas del Pacífico Sur y que siempre va acompañado de su perro Jack (que lleva un parche, porque le falta un ojo) y su mecánico Corky. Las distintas aventuras tienen como marco el ficticio archipiélago de las Marivellas y, particularmente, la isla de Bora Gora (inspirada en Bora Bora), donde Jake tiene su base de operaciones.

El escenario principal es el bar regentado por “Bon Chance” Louie (Roddy McDowall), administrador de Bora Gora y amigo de Jake. En dicho lugar se dan cita personajes principales como la chica de la serie, Sarah White (Caitlin O'Heaney), una espía norteamericana que, como tapadera, trabaja como cantante en el bar o personajes recurrentes como el reverendo Willie Tenboom, un espía nazi en realidad, pero que parece contento estando en un lugar tan retirado y que, contra todo pronóstico resulta hasta simpático dando pie a situaciones divertidas, especialmente aquellas que tienen que ver con “evangelizar” a las nativas… En general, el bar, y el hotel aledaño, como lugares de paso, propician que conozcamos a los personajes secundarios que darán lugar a la trama de los distintos capítulos, a menudo requiriendo los servicios de Jake y su hidroavión, y que incluyen toda clase de viajeros, espías, soldados, contrabandistas, etc. Otro personaje recurrente que no debemos olvidar es a la princesa Koji (Marta DuBois), la belleza exótica - mestiza japonesa - que legisla la parte de las islas que pertenecen al Japón.

Reparto principal de la serie

La serie empieza con un episodio piloto doble (lo habitual en la época) en el cual se nos habla de la leyenda sobre una de las islas en las cuales habría un ídolo con forma de mono, hecho completamente de oro. Aunque la trama del episodio tiene su conclusión, da pie a pensar que en algún momento futuro se volvería a ella. Incluso el título de la serie parece hace pensar en ello, no tendría sentido de otra forma. Sin embargo, esto nunca llegó a ocurrir, aunque probablemente se debiera a que la serie solo contó con aquella primera temporada, tras la cual quedó cancelada. Al parecer la serie resultaba demasiado cara para la audiencia que tenía. Por cierto, en este primer episodio, Louie fue interpretado por el actor Ron Moody (Dentro del Laberinto, la serie) .

No nos engañemos, la serie es producto de su época, y, por tanto, no vamos a negar que con frecuencia las tramas son algo simplonas y, hasta en alguna ocasión, algo fantasiosas en el peor de los sentidos: hay un episodio en el que aparece una tribu Watusi cuyos ancestros habrían llegado al pacífico trasladando el tesoro del Rey Salomón. Y hay otro con un culto egipcio. Sin embargo, la serie en general, tiene alicientes que la hacen muy especial, empezando por la ambientación en las islas del pacífico, la época, que efectivamente evoca a las aventuras tipo Indiana Jones o el romanticismo de Casablanca (1941) - de hecho, en el piloto suena As Time Goes By – o incluso el propio hidroavión resultaba un elemento exótico.

El hidroavión.

Y por supuesto, lo que principalmente hace que la serie funcione, es el carisma de algunos de los personajes principales empezando por el de Stephen Collins, Jake, y el Louie de Roddy McDowall (¿A quién puede no caerle bien McDowall?) o ese Jack, el perro con parche porque Jake se jugó su ojo falso, una piedra preciosa, a las cartas y está a la espera de poder recuperarlo. También resulta curioso ver a actores y actrices que más tarde se hicieron populares como Kim Cattrall o Faye Grant (El Gran Héroe Americano, V)

Habría estado bien que la serie continuara. Pero bueno, tenemos esta primera temporada que sigue siendo muy entretenida hoy día, precisamente por todo eso que digo arriba que la hace especial. Desde luego muchos, quienes la vimos en aquel verano de los 80s, la recordamos con cariño y ya digo que a mi particularmente en una revisión se me ha hecho entretenida, sin más, pero interesante. Por cierto, siempre he pensado que la serie de Disney Aventureros del Aire (1990), protagonizada por los personajes de El Libro de la Selva (1967), estuvo inspirada directamente en esta serie. 

Arte promocional


viernes, 17 de julio de 2020

The Strain

Imagen promocional - Vampiro sacando la lengua

Estas últimas semanas he estado viendo las cuatro temporadas de las que se compone la serie. La primera de ellas ya la había visto en su día y me pareció interesante así que la dejé aparcada. Lamentablemente una vez vista me es imposible evaluarla de manera positiva. Y ya desde ahora aclaro que esta crítica va con SPOILERS a mansalva. Es la única forma en la que se puede evidenciar todo lo que falla en esta serie.

El planteamiento del episodio piloto resultaba interesante. La llegada de este señor de los vampiros al que llaman El Amo, en un avión que llegaba al aeropuerto con todos sus ocupantes muertos, remitía claramente al episodio del Demeter en el Drácula de Stoker. Era un buen gancho para empezar, y en general los capítulos de la primera temporada no están mal, sin embargo, a medida que la historia avanza, temporada tras temporada, van sucediendose cosas y se nos va dando información, que va haciendo que todo tenga cada vez menos sentido. Da la impresión que estuvieran improvisando sobre la marcha a pesar de que previamente había una versión en cómic y aún antes una serie de libros.

Para mí lo primero que no funciona es el personaje del Amo. No es ya que esté mal construido, sino que carece de construcción alguna. Es un personaje hueco. Cuyo retrato, desde el principio, se va definiendo por sus acciones. Y a medida que somos testigos de esas acciones, al no estar cimentadas sobre la base sólida que supondría un personaje bien construido de antemano, todo resulta en un completo sinsentido.

Efrain Goodweather examinando los pasajeros del avión.
Al principio todas las precauciones son pocas... al principio.

¿Cuáles son sus motivaciones? ¿Qué es lo que quiere? ¿Cuál es su plan? ¿Destruir la civilización humana? ¿Someterla? ¿Con qué objeto? No estamos hablando, por ejemplo, del plan de toda una raza, que necesite recursos a mansalva sino del de un único individuo. Sí, a través del contagio, los strigois cada vez son más, e incluso hacía el final de la serie, en un único momento dado, Eichorst se refiere a ellos como hermanos, pero la verdad es que, en general, no son otra cosa que criaturas salvajes que no son sino apéndices del propio Amo. Han sido expresamente creados para la ejecución de este supuesto plan. El de un individuo que no tiene muchas necesidades que cubrir… más que la de alimentarse.

Cuando vemos por primera vez al Amo lleva la misma capa, ya raída, que cuando, según capítulos posteriores, se apoderó de ese cuerpo. Y antes de eso vivía en una cueva. No parece que tenga mucho apego por lo material más allá del que podría desprenderse de los anillos que lleva y de los cuales prescinde una vez cambia de cuerpo. Así que las motivaciones que podríamos entender en un ser humano como el acumular riquezas, lujos, etc. parecen no estar presentes. De necesidades sexuales, que es otra de las grandes motivaciones humanas, ni hablamos, ya que los strigois pierden sus genitales, y lo más parecido a la lujuria que llegamos a ver en uno de ellos es cuando Eichorst tiene capturada a Dutch, pero viene a ser una especie de experimento y es la primera vez que intenta algo así en más de sesenta años.

Eichorst y Dutch
Lo más parecido a la lujuria por parte de un vampiro no es sino un experimento.

Es decir, la única necesidad que parece tener el Amo, como he dicho más arriba, es la de alimentarse y, desde esa perspectiva, hay dos cosas, precisamente las que hace, que no tienen ningún sentido: destruir la estupenda despensa que sería la sociedad organizada moderna y crear miles de individuos inútiles con los que compartirla. Porque, además, estamos hablando de una criatura extremadamente fuerte, resistente y rápida que tiene gran facilidad para pasar desapercibida: en el avión del episodio piloto se alimenta de todos los pasajeros sin que ninguno se mueva siquiera de la silla. Lo que, por cierto, delata un ejercicio de gula aislado, ya que nunca más volveremos a ser testigos de algo así. En incluso cuando vemos a los otros vampiros superiores, los tres Ancianos, alimentarse, se limitan a compartir a un único individuo.

La mejor opción en todo caso habría sido pasar desapercibido. Incluso si su intención hubiera sido dominar el mundo: puede meterse en cualquier cuerpo y también puede hacer que un infectado conserve su memoria, su identidad, y a la vez mantenerlo dominado y leal. En cambio, lo que hace es crear una epidemia, en una ciudad como New York, donde rápidamente sería el centro de atención. Tampoco parece muy inteligente, de cara a pasar desapercibido, que durante siglos haya utilizado el cuerpo de un individuo con gigantismo. La excusa que da cuando lo toma es que se trata de un cuerpo fuerte, pero eso hace que resulte incoherente que más tarde acabe tomando el cuerpo de Eldritch Palmer, un señor anciano.

Eichorst y Palmer
Los conitinuos tira y afloja entre Thomas Eichorst y Eldritch Palmer carecen de sentido.

Con Eldritch Palmer tenemos un agujero de guion enorme. Gran parte de la trama en las primeras temporadas se basa en un pacto según el cual Palmer pone a disposición del Amo sus recursos y este en algún momento lo convertiría en un strigoi otorgándole con ello salud y hasta la misma vida eterna. ¿Qué necesidad tiene realmente el Amo de dicho pacto? ¿De que Eichorst tenga que estar continuamente negociando con Palmer, dudando de su lealtad, sin tener la certeza de que este cumpla con lo que se espera de él? Como veremos en la segunda temporada realmente ninguna. Si bien en un principio podemos pensar que la lealtad de Eichorst se debe a que simplemente es un malvado sediento de poder - era un oficial nazi - pronto descubrimos, con los casos del rockero Gabriel Bolivar y, sobre todo, de la madre del niño, Kelly Goodweather, que cualquiera a quien el Amo convierta en strigoi pasa a estar bajo su influjo directo, a ser completamente leal y a darle la posibilidad de que el amo pueda ver a través de sus ojos e incluso manifestarse. Con lo cual, si bien en un principio, en la primera temporada, el pacto podía tener algún sentido, la segunda hace que todo aquello pierda la coherencia: habría bastado con que que Palmer hubiera sido convertido, que simplemente se le hubiera dado lo que quiere. A pesar de lo cual, la idea del pacto se mantiene hasta prácticamente el final de la tercera.

El caso de Thomas Eichorst merece particular atención. En un principio parece un siervo leal al amo debido a que, como hemos dicho, es un malvado que había sido un oficial nazi y tal. Se nos antoja coherente su alianza con el Amo a cambio de poder e inmortalidad. Incluso parece estar a la espera de que el Amo le confiera un rango mayor, quizás ser un igual con él. Y eso igualmente funciona en la primera temporada pero se viene abajo en la segunda. Y es que cuando en la segunda temporada el Amo se ve en la necesidad de tomar un nuevo cuerpo y acaba eligiendo el de Gabriel Bolivar, desaprovechado por cierto a nivel argumental ya que físicamente se presta a la representación del vampiro gótico más clásico, Eichorst queda decepcionado porque esperaba que lo eligiera a él. Si hasta ese momento podíamos pensar que se trata de un individuo inteligente pero malvado que sirve al Amo por decisión propia, con esto queda de manifiesto que no es tal: que el Amo hubiera ocupado su cuerpo habría implicado su destrucción, la de su identidad. Solo podemos pensar, si queremos encontrarle algún sentido, que estas criaturas quedan obnubiladas por los deseos del Amo hasta el punto de convertirse en polillas atraídas por la luz de una bombilla.

Gabriel Bolivar, convertido en strigoi
Gabriel Bolivar, un rockero gótico convertido en vampiro.

Un rasgo especialmente interesante de esta serie en su primera temporada era el de plantear estos vampiros desde una perspectiva pseudocientífica, como si de una enfermedad infecciosa se tratase. Y, en ese aspecto, algo que durante toda la serie me ha llamado la atención es las pocas precauciones que toman los personajes desde ese punto de vista. Dejaremos de lado el hecho de que no vayan cubiertos de pies a cabeza, que sería lo lógico, debido a que los actores quieren mostrar su cara y a los espectadores verlas. La cosa es que ya en el capítulo piloto, mientras investigan qué ha ocurrido en el avión, encuentran gusanos en los conductos de ventilación. Es decir, que podían estar en cualquier parte. Sin embargo, ya jamás se volverán a preocupar de las superficies que tocan, incluso cuando con frecuencia acaban internándose en túneles oscuros y sucios. Ni cuando entran en contacto directo con el cuerpo de los strigoi tomarán otra preocupación que la de que no resultar heridos por esas monstruosas lenguas.

Por otro lado, continuando con el tema de la plausibilidad científica, nos encontramos con dos posibles excepciones que se sumarían a la lista de incoherencias: la primera que los espejos cercanos vibran, aunque quizás en los libros se dé alguna explicación caprichosa sobre las frecuencias que emiten y que hacen que todos estén comunicados entre sí. La segunda es que estos vampiros, como ocurre según el folklore, pero que no suele contemplarse en las adaptaciones cinematográficas, no pueden atravesar corrientes de agua como son, por ejemplo, los ríos… Dejando de lado cuestionar una posible explicación científica o ser quisquilloso con esta “regla”* lo que me resulta más llamativo es de nuevo lo incoherente que resulta el plan del Amo: no se le ocurre otra cosa que plantarse a llamar la atención en la isla de Manhattan, un lugar de donde no puede salir sin ayuda de algún ser humano. Por si fuera poco, hacia el final de la serie, incluso intentará acabar con todos los seres humanos que quedan en la isla con el fin de encontrar a los protagonistas, es decir, sin alimento en una isla de donde no puede salir por sus propios medios.

El Nacido
"El que ha visto el sol"... bueno... aquí se llama "El Nacido"

Otro defecto de la serie es la cantidad de subtramas que quedan abandonadas en seguida. Como por ejemplo la de Gus Elizalde, que es contactado por Los Antiguos con la intención de entrenarlo para convertirlo en una especie de cazavampiros tipo Buffy, pero que ni siquiera empieza a desarrollarse antes de ser sustituida por la de “El Nacido”, una especie de cazavampiros híbrido en plan Blade.

O la trama de Zach, el hijo de Goodweather, para quien supuestamente el Amo tiene importantes planes, que en ningún momento quedan claros, ni por qué él y no algún otro niño. La idea de que todo se resuma en que es el cebo para capturar al padre me parece endeble especialmente por la forma en que Eichorst o el Amo se refieren a él y que lo hacen parecer alguna suerte de elegido. Creo que en algún momento se llega a sugerir incluso que podría ser el próximo cuerpo del Amo, lo cual tiene tan poco sentido como lo de haber elegido el cuerpo anciano de Palmer.

O la trama del dichoso libro que todo el mundo busca, en el que supuestamente estaría la forma de destruir al Amo, pero que no solo está escrito de forma críptica, habla de profecías de Eclipses que nunca llegan a darse, sino que incluso tiene páginas que solo se pueden leer a la luz del día, al trasluz. Y lo de “El Rostro de Dios” ¿Y todo para decir que lo que puede destruir al Amo es el amor? Que tampoco es que destruir al Amo sea tan difícil: explosivos, lanzallamas, luz ultravioleta, etc… lo que por cierto me recuerda cómo, en cierto capítulo, Eldritch Palmer intenta tender una trampa a Eichorst en su oficina y olvida por completo la genial trampa que es la propia oficina en sí y con la cual se había cargado a los enviados de los Antiguos.

Zach y el Amo en el cuerpo de Palmer.
Inexplicable el que el Amo mantenga a Zach a su lado.

Otro de los grandes problemas de la serie es que los protagonistas, a lo largo de la serie, no obtienen al menos algunas pequeñas victorias. Y es que no pueden, ya que no hay más enemigos que Eichorst o el Amo y ellos son los enemigos últimos a derrotar. Así que durante las cuatro temporadas somos constantemente testigos de cómo héroes y villanos se encuentran, tienen una rápida refriega, y aquel que está en clara ventaja en vez de eliminar a su enemigo sin contemplaciones se limita a darle tiempo para que se recupere y escape. Frustrante las primeras veces, ridículo y aburrido el resto.

Finalmente, otra cosa que, yo en particular, no soporto, es al personaje de Efrain Goodweather. Desde el principio hay personajes, especialmente el profesor Setrakian, que le están avisando de cómo funcionan las cosas con los strigois en base a la larga experiencia que tiene con ellos y, sin embargo, Goodwaeather, no hace otra cosa, durante las cuatro temporadas, ¡las cuatro!, que cuestionarlo todo. Particularmente, me resulta un personaje desesperante. Quizás porque me he encontrado con frecuencia con personas así.

En fin, un despropósito de serie. Y no lo entiendo porque, como dije antes, es la adaptación de una serie de libros y ya tuvo una adaptación previa en cómic. En el momento de adaptarlos a la televisión todo debería estar muy pulido ya. No he leído los libros así que no sé si todo esto es el resultado de adaptarlos de manera superficial o de heredar los errores de aquellos o qué sé yo. Pero independientemente de la razón no hay excusa posible que subsane tal cantidad de sinsentidos y mucho menos que haga que la serie parezca buena. Y es una pena porque, insisto, tanto el planteamiento inicial  como algunos de los personajes (Setrakian, Eichorst…) resultaban muy prometedores. Podría haber sido una gran serie, pero, en lineas generales, y especialmente a partir de la segunda temporada, no lo ha sido.

El Profesor Setrakian
Setrakian, uno de los pocos personajes interesantes.


* ¿Exactamente que requisitos deben cumplir las corrientes de agua para impedir el paso de un vampiro? Porque si contamos el alcantarillado público con el caudal que debe tener el de una ciudad como New York...

viernes, 10 de julio de 2020

Life is Strange

Imagen de la carátula de Life is Strange

La vida es rara y a veces un poquito más cuando te topas con un juego como este. Porque es un juego que te deja tocado emocionalmente. Ya lo había jugado hace algunos años, pero lo he vuelto a jugar y he aprovechado para jugar también una precuela que sacaron a modo de spin off. Es un juego del tipo aventura gráfica, es decir un juego pausado, no de acción, que se desarrolla a lo largo de cinco capítulos presentados como si de una serie de televisión se tratara y que te cuenta una historia donde lo importante es el desarrollo de personajes.

En Life is Strange nuestro personaje es Max Caulfield, una chica que vuelve a su pueblo natal, Arcadia Bay, al haber conseguido una beca para un curso de fotografía. La historia empieza cuando lleva cosa de un mes allí y presencia en los lavabos de la academia el asesinato de una chica. Descubre entonces que tiene el poder de retroceder unos minutos en el tiempo, cosa que aprovecha para salvarla. Aunque en un principio Max no la reconoce, la chica resulta ser Chloe, su mejor amiga de la infancia, con la cual dejó de tener contacto cuando se fue. Chloe, tras la muerte de su padre, que coincidió con la partida de Max, empezó a descarriarse. Pasó de ser una alumna ejemplar a convertirse en una rebelde que incluso fue expulsada de la academia. Cuando se reencuentra con Max, Chloe está intentado dar con el paradero de Rachel Amber, una chica desaparecida misteriosamente, la cual se había convertido en la persona más importante de su vida. Por otro lado, Max continuamente tiene visiones de un tornado que amenaza con arrasar el pueblo.

Max y Chloe
Max y Chloe tras reencontrarse.

Como he dicho más arriba es un juego que te toca emocionalmente. Precisamente por ello lo considero muy recomendable, porque te hace sentir cosas, casi como vivir realmente en la piel de otra persona. Desde el primer momento conectas con Max y, a través de sus ojos, con su mundo. Te enamoras de ella, de su relación con Chloe, y acabas compartiendo sus sentimientos, sus tristezas e incluso sus nostalgias.

Los demás personajes, muy bien escritos y ricos en matices, consiguen despertar todo tipo de sentimientos: simpatía, ternura, antipatía... Todos tienen su trasfondo, razones de por qué son como son y el juego, de hecho, te invita a dar segundas oportunidades y a creer en el lado bueno de personajes que en principio no parecen dignos de ello. Aunque tampoco te obligará a ello. Y hay personajes buenos que no son perfectos, personajes antipáticos que son mejores personas de lo que parecen, malos que simplemente son malos y malos que sin tener disculpa posible sí que te van a explicar cómo han llegado a ser lo que son. Incluso jugando como la propia Max a veces tendrás que tomar decisiones que no serán fáciles o que tendrán consecuencias que no se ajustarán a las intenciones con las que las tomaste. Como la vida misma. Y es un juego donde las decisiones que tomas, incluso no ya qué decides hacer sino cómo, generalmente acaban teniendo consecuencias ya sea en el mismo capítulo o incluso capítulos más tarde. A veces consecuencias nimias, otras importantes. Quizás la carga dramática sea algo excesiva. Terminas el juego enamorado de los personajes, encantado por la experiencia emocional pero, como digo, insisto, algo tocado.

La habitación de Chloe
En la habitación de Chloe.

Otra cosa que he de señalar, como fan del subgénero de la ciencia ficción que es el de los viajes en el tiempo, es que la idea en cuanto a esto no está del todo bien desarrollada. Adolece de los mismos errores que suelen darse en estas historias en muchas películas, series, etc. y que acaban resultando en incoherencias y paradojas abiertas. Es un mal endémico del género y del que la mayor parte de las veces no se salva. Y es una pena porque un correcto tratamiento podría haber hecho de este un título mucho más perfecto.

Mencionar como curiosidad que el juego tiene claras influencias obvias de la serie Twin Peaks (incluso declaradas a modo de guiños), de la película El Efecto Mariposa (2004) y de cierta película española cuyo título no voy a decir porque hacerlo, si se ha visto la película, sería hacer spoiler sobre la trama principal. Igualmente pasaría para alguien que no haya visto la película, pero si haya jugado al juego.

Life is Strange: Before the Storm es el spin off, una precuela en la que a través de tres capítulos jugamos como Chloe en la época que conoció a Rachel Amber. Ya ha desarrollado su carácter rebelde a raíz de la muerte de su padre, Max se fue y dejó de escribirle, y que su madre esté empezando una nueva relación tampoco hace que las cosas vayan precisamente bien. En ese momento aparece Rachel, una chica “perfecta” que cae bien a prácticamente todo el mundo y que se convierte en una luz para Chloe.

Rachel Amber y Chloe
Rachel y Chloe en Life is Strange: Before the Storm.

Este juego no fue realizado por el estudio que hizo el primero, aunque visualmente es idéntico, y volvemos a encontrarnos con personajes y localizaciones que ya conocemos. Tengo que reconocer que al principio me costó conectar con Chloe algo más que con Max en el primero y me da que es porque en el primer juego desde el principio tenías unos objetivos claros: descubrir más sobre los poderes de Max y sobre el tornado que amenaza a Arcadia Bay. Y más tarde surgían las otras tramas que se iban uniendo y enriqueciendo la historia. En este otro juego, al principio, estas un poco más a expensas de a ver qué pasa, hacia donde va ir la historia, durante cierto tiempo y al menos en mi caso, empecé a conectar más durante el segundo capítulo. Aunque no llega a ser lo mismo que el primero sí que acabas sintiendo que conoces mejor a Chloe y entiendes lo que Rachel supuso para ella en aquellos momentos. En definitiva, lo considero un spin off digno y muy recomendable también. Y es interesante y divertido observar en los distintos escenarios qué cosas ya estaban allí en aquellos momentos y que cosas cambiaron. Quizás la mayor pega es que mientras el título original tenía elementos de ciencia ficción y thriller, en este caso estamos casi exclusivamente circunscritos al género del drama.

Chloe y Rachel Amber
Chloe y Rachel.

Life is Strange: Before the Storm, en su edición Deluxe, también trae como bonus un capítulo adicional, pequeñito, titulado “Adios” (“Farewell”) en el que volvemos a jugar como Max en el último día que compartió con Chloe antes de que se marchara de la ciudad y que además fue el día en el que murió el padre de esta. Ni que decir tiene que nos volvemos a encontrar con un capítulo especialmente emotivo y que te hace sentir nostalgia por cosas que no has vivido pero con las que te puedes sentir identificado.

Quizás he sido algo escueto al hablar de las virtudes de estos dos juegos, pero la idea era hacerlo sin revelar nada que pudiera estropear la experiencia. Recomendaría especialmente el primero, incluso puede ser ideal para aquellos quienes no se sieten atraidos por los videojuegos en general, pero si te gusta el primero el segundo vale mucho la pena. En caso de jugar a ambos juegos yo recomendaría hacerlo en el orden que salieron, primero el juego original y luego el spin off, aunque los acontecimientos se den en el orden contrario. Finalmente mencionar que hay un Life is Strange 2 que aún no he tenido oportunidad de jugar y que, aunque transcurre en el mismo universo que el primero, es una historia distinta, con otros personajes y otros lugares. Tambien hay un minijuego llamado The Awesome Adventures of Captain Spirit que le sirve de prólogo.
 

domingo, 5 de julio de 2020

Doblaje Latinoamérica vs Doblaje España

Imagen de A Todo Gas (The Fast and the Furious)

Lo vemos continuamente en las redes sociales. Es común encontrar en Youtube fragmentos de series o películas doblados al castellano en España bajo los cuales podemos encontrar una larga lista de comentarios por parte de usuarios latinoamericanos criticando y haciendo mofa del doblaje que se hace en nuestro país. Tres cuartos de lo mismo ocurre en lugares como Facebook o Twitter. De hecho, el ensañamiento es tal que hasta tiene eslogan que viene a ser “Onda vital de Lobezno a todo gas” o cualquier combinación de estas palabras en alución a aquellas traducciones que ellos consideran más ridículas. Siempre sabes que te encontrarás algo de esto en los comentarios. Por supuesto, también hay videos con doblaje realizado en Latinoamérica en los que hay españoles que lo critican, pero creo firmemente que se da, y por una buena razón, en menor medida y de eso es de lo que vamos a hablar.

En España hemos consumido mucho doblaje latinoamericano. Y es que, si bien nuestra industria del doblaje es de las más antiguas que hay, remonta a 1933, y prácticamente todo el cine que nos llegaba se doblaba aquí en España, en televisión no ocurría lo mismo. Hasta mediados de los 70s, las series estadounidenses, con frecuencia, solían llegarnos con doblaje latinoamericano. Ya en los 80s todas las series de imagen real que se emitían eran dobladas en España, exceptuando las reposiciones de series que en su día habían sido compradas con doblaje latinoamericano, aunque estas, en aquella época, rara vez se daban: de hecho, particularmente, solo recuerdo la reposición de Superagente 86 (1965). Pero la situación era algo distinta con las series de dibujos animados.

Imagen de Superagente 86
Superagente 86

Gran parte de las series de dibujos animados extranjeras de las que disfrutamos en los 80s fueron dobladas aquí en España. Así de pronto me vienen a la cabeza las coproducciones entre Japón y Europa como Heidi (1974), Marco (1976), Ulyssess 31 (1981) o Sherlock Holmes (1984) y por supuesto nuestras propias coproducciones como Dartacán y los Tres Mosqueperros (1981), La Vuelta al Mundo de Willy Fog (1983), David el Gnomo (1985), etc. También ocurría con series japonesas como Belfy y Lillibit (1980). Y con series norteamericanas y coproducciones entre Estados Unidos, Canadá y Francia como Isidoro (1984), Los Diminutos (1983), Los Pequeñecos (1984), etc. Igualmente, con los dibujos animados de Warner Bros.

Sin embargo, había ciertas series de dibujos animados norteamericanas que veíamos con doblaje latinoamericano como, por ejemplo, todas las producidas por Hannah Barbera: Los Picapiedras (1960), Scooby Doo (1969), El Oso Yogui (1958), Don Gato (1961), El Lagarto Juancho (1962), Maguila Gorila (1963), Manotas el Pulpo (1965), etc. También las de Disney: Patoaventuras (1987), Aventureros del Aire (1990), Chip y Chop (1989), Las Aventuras de los Osos Gummi (1985), etc. De hecho, las películas de dibujos animados - no las de imagen real - de Disney también nos llegaban dobladas en Latinoamérica.

Personajes de Hannah Barbera
Los dibujos de Hannah Barbera los disfrutabamos con doblaje latinoamericano.

Crecimos con esos doblajes y nos encantan. Las voces que tenemos en mente cuando pensamos en Los Picapiedras, por ejemplo, son aquellas. Recuerdo haber encontrado la serie Patoaventuras de Disney con un doblaje hecho en España en los 90s y aunque el doblaje es muy bueno, siento apego al que escuché originalmente, el latinoamericano. Y está el caso de Dragones y Mazmorras (1983) que nos llegó con doblaje latinoamericano, pero solo parte de la serie, con lo cual, a partir de determinado capítulo se dobló en España. Supongo que compraron la serie en dos tandas porque de lo contrario habrían doblado toda la serie aquí. La cosa es que, a día de hoy, si pienso en los personajes, la voz que les recuerdo es la que tuvieron en la primera mitad de la serie, el doblaje latinoamericano.

Todo eso nos ha dado perspectiva. Además, incluso la moda de las telenovelas que se inició a finales de los 80s y que perdura hasta hoy, ha hecho que estemos muy familiarizados con el español que hablan allí en distintos países. Hemos ganado en cultura. Quizás muy al principio nos resultaba gracioso cosas como que llamaran “carro” a lo que nosotros llamamos coche, a los automóviles, básicamente porque en España con la palabra “carro” pensamos en un vehículo tirado por animales como burros o bueyes. Pero gracioso sin maldad, desde la mera curiosidad, y resultando en un proceso interesante ese de ir conociendo sus expresiones.

Dartacán y los Tres Mosqueperros
Lamentablemente nuestros dibujos se emiten doblados en Latinoamerica.

Y me da la sensación de que en ese sentido no estamos igualados, que ha sido en la era de Internet, y no antes, cuando el público latinoamericano, en general, se ha familiarizado con el doblaje hecho en España, mirándolo como algo ajeno a ellos, sin haber tenido una oportunidad previa, análoga a la que sí tuvimos nosotros, para apreciar el doblaje que hacían ellos. Dudo mucho que hayan visto muchas series dobladas en España. Empezando por el hecho de que la comunidad latinoamericana está compuesta por muchos países, con lo cual la producción de doblaje propio es grande, e incluso cuando no se dobla en español neutro, siempre será más cercano el doblaje de un país cercano que el de España. Pero es que hay más y es algo que me parece muy a tener en cuenta: nuestras series de dibujos animados, las producidas por BRB, como Dartacán y los Tres Mosqueperros, La Vuelta al Mundo de Willy Fog, David el Gnomo o incluso Ruy el Pequeño Cid (1980), a pesar de que ya tenían nuestras voces en español, cuentan con un doblaje hecho expresamente para Latinoamérica. La excusa es que ciertas palabras nuestras, ciertas expresiones, les resultan malsonantes e incluso que el español de España les suena brusco. Y lo entiendo, particularmente al tratarse de series infantiles, ya que si pensamos en palabras como “coger” y el significado que tienen allí es comprensible. Pero también es verdad que están poniendo un muro al conocimiento. ¿No sería más lógico ampliar el horizonte cultural de esos niños enseñándoles que hay otros países, donde se habla el español de otra forma? ¿Una familia latinoamericana dejaría de venir a España por el español que van a escuchar sus hijos? No creo que sea una cuestión sencilla, pero sí que creo que definitivamente obstaculiza el crecimiento cultural. Es importante conocer al otro. Solo de esa manera se llega a comprenderlo y en consecuencia a aceptarlo.

Si bien, como digo, nos hemos criado con doblaje latinoamericano en animación, cuando de imagen real se trata, hemos podido disfrutar siempre del doblaje hecho en nuestro país. Y esto condiciona. Hasta tal punto que, si bien en una serie o película de animación doblada en Latinoamérica no nos chirría el doblaje, cuando se trata de imagen real, con actores a los que vemos en pantalla, la cosa cambia. Más aún si son actores que nos son familiares. La sensación que nos da es que todos los personajes tienen una voz muy parecida, "que todos hablan igual". Y esto es algo especialmente interesante en lo que me fijé al escuchar las opiniones de personas latinoamericanas sobre el doblaje de España. Decían exactamente lo mismo: que todos hablan igual. ¿La conclusión cuando se contemplan los dos puntos de vista? Que obviamente ha de tratarse de una percepción subjetiva. Que lo que con toda probabilidad ocurre es que, mientras no nos familiarizamos con un doblaje hecho en un lugar distinto, en nuestro cerebro, deja mayor impronta las particularidades del habla en general de ese lugar, que es lo que más capta nuestra atención, que las de los actores en particular. Una vez vencida la barrera de lo que nos choca, no hay ningún problema en diferenciar perfectamente las distintas voces.

Pesadilla Antes de Navidad
Muchos latinoamericanos prefieren Pesadilla Antes de Navidad con doblaje de España.

Aun así, es muy sólida la impronta que deja un doblaje. El primer doblaje que escuchamos es el que nos gusta. Incluso anteponiéndose a las voces originales. Por ejemplo, cuando vi Los Goonies (1985) en versión original, me dejó bastante frio. Por mucho que fueran las voces reales de los actores originales aquella no era la película Los Goonies que tanto me gusta: “esas no eran las voces de los personajes”. Por lo mismo me resultaría raro ver la serie Friends (1994) con las voces originales. Y eso también pasa cuando hablamos de este enfrentamiento entre el doblaje de Latinoamérica y el de España y demuestra que los prejuicios no son objetivos: al parecer, cuando Pesadilla Antes de Navidad (1993) salió al mercado doméstico, en VHS, en algunas partes de Latinoamérica se distribuyó con doblaje de España. Con lo cual hubo muchos niños latinoamericanos que se criaron con el doblaje de España y a día de hoy lo prefieren al doblaje latinoamericano que acabó haciéndose.

Lo mismo, a la inversa, nos ocurrió en España con La Sirenita (1989) de Disney: fue la última película Disney que nos llegó doblada en Latinoamérica. A partir de la siguiente, La Bella y la Bestia (1991), todas se han doblado en España (a excepción de Coco por razones obvias). La cosa es que cuando La Sirenita salió en VHS contaba con un nuevo doblaje hecho aquí en España, no el que había tenido en cines y, en consecuencia, los compradores protestaron, devolvieron las cintas y Disney España tuvo que volver a sacar la película con el doblaje que había tenido en cines. La edición en DVD editada en España traía ambos doblajes y que cada cual elija.

La Sirenita
Nos encantó el doblaje de La Sirenita hecho en Latinoamérica.

Nos gusta aquello a lo que nos hemos acostumbrado, aquello a lo que estamos hechos. Y es comprensible que cuando algo es distinto experimentemos cierto rechazo inicial. Y, lamentablemente, lo que ocurre con frecuencia es que ese rechazo se traduce en esa competitividad malsana y en esos enfrentamientos de los que continuamente somos testigos en las redes sociales. Y esto es consecuencia del desconocimiento y, sobre todo, de no querer conocer al otro.

Es lo que ocurre por ejemplo con el popular “A todo gas” que mencionaba antes, el título que aquí se le dio a la película The Fast and the Furious (2001) y que hace referencia a la inyección de la mezcla de aire y carburante en el motor al pisar el pedal del acelerador. Realmente ignoro como lo perciben ellos, a qué puede sonarles, pero sí sé la razón por la que les resulta tan gracioso – o ridículo – y es porque no están familiarizados con la expresión. Ya he mencionado más arriba lo jocoso que podría resultarnos a nosotros los españoles cuando ellos dicen algo como “manejar el carro”, algo que por cierto nunca he visto en estas trifulcas, y es que estamos tan familiarizados con ello que ni siquiera lo vemos como posible objeto de mofa. Como también podría serlo el llamar “saco” a lo que aquí llamamos chaqueta. Es una cuestión cultural, puede resultar gracioso, pero solo desde la ignorancia objeto de mofa.

Solo en Casa
Home Alone, Solo en Casa o Mi Pobre Angelito. El título que cada lugar necesita.

Y no ya solo por la ignorancia en cuanto a la cultura del otro sino incluso la propia. Es ridículo, y esto va por ambas partes, reírse de cómo han traducido al otro lado del charco un título, cuando en ambos lados se hacen traducciones que son poco fieles al original. No es muy coherente reírte de lo que hacen en otro país si en el tuyo se hace lo mismo. Pero es que a esto además hay que añadir un nuevo nivel de ignorancia y es el de por qué se hacen estas cosas. Cierto es que hay traducciones de títulos y nombres de personajes que son bastante cuestionables pero muchas otras veces viene motivado por el contexto sociocultural y el momento. Dicho de otra forma, estoy seguro que cuando alguien decidió subtitular The Fast & The Furious como A Todo Gas pensó que probablemente así llamaría más la atención del público al que iba dirigida la película y probablemente fue así. Igualmente debo pensar que el señor que en Latinoamérica tituló como Mi Pequeño Angelito a Home Alone (Solo en Casa, 1990) lo hizo porque consideró que ese título sintetizaba mejor sobre que va la película, de cara al público latino, que la traducción literal del título o dejarlo sin traducir. ¿Pueden equivocarse? Por supuesto, pero generalmente saben cómo funciona el mercado mejor que nosotros, de hecho, a menudo es la productora de la película, quien también la distribuye, y quien decide el título traducido. Con lo cual debemos ser prudentes a la hora de juzgar. Quizás dediquemos a este tema de la traducción de títulos un artículo completo próximamente.

Creo que es necesario que nos relajemos, que nos paremos a escuchar y a intentar entender a los demás. Simplemente desde el sentido común, de plantearse por qué los otros hacen algo de manera diferente. Pero bueno, creo que lo esencial es que exista voluntad para ello.

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