miércoles, 29 de marzo de 2023

Reflexiones sobre este blog

Siempre he sido una persona a la que el mundo le ha parecido terriblemente complicado (para lo que podría y debería ser). Eso me hizo muy indeciso, de sopesar mucho - a veces demasiado - los pros y los contras, de fijarme en detalles que para otros no eran relevantes. Mi propia persona se vio en ocasiones juzgada con ligereza, con superficialidad, de manera injusta. Y creo eso fue eso lo que me hizo extrapolar, y entender que las cosas suelen ser complejas, llenas de matices, de ambigüedades, en un mundo que prefiere que todo sea simple, blanco o negro, bueno o malo, estás conmigo o contra mí. Ese ha sido mi gran pecado muchas veces, el quedarme en la encrucijada en vez de haber tomado una postura que satisficiera a unos u otros. Y uno acaba encontrándose en un fuego cruzado.

Eso fue una de las cosas que desde el principio me llevó a escribir este blog. Esa actitud radical de la gente. Recuerdo que decía que el Superman (Man of Steel) de Zack Snyder no era Superman... y automáticamente se me tachaba de nostálgico del Superman de Reeve. Para esas personas no había otra opción: Henry Cavill o Christopher Reeve, conmigo o contra mí. Por un lado me era arduo extenderme para defender mi postura en una discusión en facebook o en un twitter, máxime cuando al tratarse de conversaciones abiertas acababan atacándome por todo tipo de frentes a la vez. Por otro lado, a veces la gente que parecía compartir mi punto de vista era tan radical como muchos de aquellos que tenían una opinión distinta. Con lo cual flaco favor hacían a mi discurso. Aquí en mi blog solo hay una voz, la mía, y lo que hay escrito lo he escrito yo. Puedo equivocarme y, sobre según que cosas, yo mismo podría haber cambiado de mi opinión desde que escribí tal o cual artículo. Pero en definitiva, esto da una imagen más limpia, con menos ruido, de lo que yo pienso. Que por cierto, por mucho que ame el Superman de Christopher Reeve, hay en el futuro de este blog un artículo en el que analizaré lo mucho que hay en sus películas que no funcionan para mí.

Desafortunadamente, todo esto de lo que hablaba, tiene un precio: hay gente a la que no le gusta mi opinión sobre que según que cosas, y que incluso ha dejado de intercambiar opiniones conmigo sobre otras que no tenían nada que ver. Lo siento mucho: yo nunca he dejado de hablar a alguien que aprecio, en mayor o menor medida, por sus ideas políticas, por ejemplo. Tampoco jamás me he empeñado en hablar de política con alguien que sabía que tenía unas posturas muy concretas según las cuales las mías podrían molestarle. A pesar de que yo si he pasado por eso. Porque hay gente que cree que tiene derecho a expresarse libremente de una forma radical sobre política aunque eso suponga pasar por encima de contertulios que igualmente pueden ser amigos que extraños. A mi eso me parece una falta de respeto, el exigir que alguien que conoces tenga que escucharte, por fuerza, unas opiniones políticas que están en las antípodas de las suyas.

Lamentablemente, la política está en todo o casi todo. Y cuando no es política en sí, son conflictos derivados de ver algo igualmente de una forma polarizada y radical. Me viene ahora a la cabeza los artículos que últimamente he escrito sobre los temas de inclusión como el de la adaptación live action de La Sirenita o el cambio de raza en personajes de Marvel y distintas series de televisión. Siempre he intentado dar argumentos, de manera pormenorizada, de por qué creo que es un error. Por un lado, para unos, todo se reduce a que si rechazas a un actor negro para un personaje, automáticamente eres racista, sin importar otros detalles que hay que tener en cuenta. Y por otro lado, gente que al igual que uno piensa que es un error, acaban esgrimiendo argumentos sin fundamento que no hacen sino hacer un flaco favor a aquellos que intentamos ser conciliadores, y empañando lo que tenemos que decir.

Particularmente creo que no puedo poner más de mi parte, no puedo ser más ecléctico e intentar conciliar las ideas. Creo que la verdad, a menudo, está en un punto intermedio que evidentemente no satisface a aquellos que no quieren ponerse de acuerdo. Eso me deja en una tierra de nadie, sin demasiados apoyos. No necesito ya que alguien esté de acuerdo al cien por cien con las cosas que planteo, no es necesario se esté de acuerdo conmigo en mis posturas, me conformo con que se entienda que raras veces las cosas son blancas o negras... excepto en las damas o el ajedrez donde solo hay caballos blancos y caballos negros. Aquí solo intento ofrecer Corceles Grises y que cada cual monte el que quiera.



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