viernes, 28 de septiembre de 2018

Karate Kid: Cobra Kai

Para ponernos en antecedentes tengo que decir que me gusta la trilogía original. Especialmente la primera película, y que para mí, la cuarta entrega, El Nuevo Karate Kid, protagonizada por Hilary Swank no cuenta, no forma parte de la saga. La veo como un spin-off al margen que personalmente prefiero olvidar. Que no descarto que esta nueva serie acabe incorporando algo de ella en próximas temporadas, pero por ahora no. En cuanto a la película protagonizada por Jaden Smith y Jackie Chan… me pareció una película entretenida, digna, con un gran defecto (al margen de ser una película de Kung Fu y no Karate) y es que era innecesaria. La película original contaba lo mismo, lo había contado antes y la entidad y carisma de los personajes están tan integrados en nuestra cultura que la nueva versión simplemente sobraba. Y ahora vamos con la serie en sí.

Johnny Lawrence y Daniel Larusso se vuelven a encontrar.

Ya hace tiempo, cuando se estrenó, vi los dos primeros episodios, pero no me entusiasmaron particularmente y probablemente alguna otra cosa que estaba viendo entonces hizo que la dejara de lado. Creo que hubo en ello algo de aprensión. Como suele pasarme en general con cualquier posible secuela, tardía ya, a películas o series de los 80s, era escéptico respecto a qué podía aportar a estas alturas. No veía necesaria una continuación. La cosa es que finalmente, hace unas semanas, un amigo me volvió a preguntar si la había visto ya y aproveché y me la vi prácticamente de un tirón, entre un vienes noche y un sábado por la mañana.

Una cosa que me echaba para atrás era que pensaba que probablemente la serie había surgido a raíz de aquel capítulo de Como Conocí a Vuestra Madre que volvió a llamar la atención sobre los protagonistas, Ralph Macchio y William Zabka, y de la teoría del personaje de Barney Stinson de que el verdadero “bueno” de la película original era Johnny Lawrence y no Daniel. Y además el título, que hace referencia al dojo de los malos, parecía apuntar en esa dirección. Y también que, a raíz de todo esto, temía que fuera en tono de comedia. Y no, aunque la serie se hace eco de ese punto de vista, no intenta cambiar nada de lo que ocurrió. Pero lo aprovecha para dar profundidad al personaje de Johnny.

Johnny abre de nuevo el Cobra Kai.

La serie destila amor a los personajes. Los respeta. Incluso hubo una escena en el piloto que al principio no acabó de gustarme y en la cual a Daniel se le veía alardear, ser poco humilde, sobre su victoria en la primera película ante el propio Johnny. Luego, a medida que transcurre la serie te das cuenta de que encaja perfectamente con el personaje de Daniel, que, aunque ahora sea un adulto, sigue teniendo un poco de aquella forma de ser impulsiva que tenía en la saga original. Ha evolucionado, ha madurado, pero sigue siendo el mismo personaje. Y ahí se nota el respeto y el conocimiento que se le tiene al personaje.

Por otro lado, está Johnny que prácticamente era tabula rasa. En la película original era un malo de cartón piedra, un niñato matón. Y no cambian lo que fue, aquel cliché, y lo que queda de ello, pero profundizan en la versión madura del personaje. Y es algo que me ha gustado mucho de la serie y es que, exceptuando secundarios muy concretos, los personajes no son blancos o negros, están llenos de grises. Empezando por Johnny, pero no acabando en él. Y eso es otra de las cosas que me ha gustado y es que, debido precisamente a esto, me ha sido difícil predecir en cada momento qué iba a ocurrir exactamente con los personajes, como se iban a posicionar. Tenemos malos confundidos, equivocados, que después de todo no parecen tan malos y buenos que cometen errores y hacen cosas que no están de todo bien. Y personajes que se tambalean entre uno y otro lado.

Ralph Macchio vuelve al personaje que le dio la fama.

Otra cosa que me ha gustado es como han jugado con las referencias a la película original. Tenemos muchos flashbacks con escenas de aquella película, otras que homenajean a otras tantas sin pudor, descaradamente, como la de la fiesta en la playa, la cita en el parque de atracciones o el entrenamiento de Daniel. Tenemos los preciosos temas de Bill Conti. E incluso el señor Miyagi está muy presente. Tenemos muchísimo de la película original, y es cosa que mal llevada podría haber saturado la serie y haber ido en detrimento de la nueva historia, pero no lo hace porque está muy bien hecho. Es un producto para fans, hecho por fans y muy bien medido. Rescata el espíritu la de saga, se entiende como una prolongación de aquella, y como un reencuentro digno con aquellos personajes después de tantos años.

No era una continuación necesaria, tampoco creo que vaya a hacer que la saga sea más grande de lo que ya es, pero funciona y muy bien. Ahora solo queda esperar que las próximas temporadas no decaigan estropeando la serie como conjunto y que sepan cuando parar.

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