lunes, 29 de abril de 2019

Vengadores Endgame (con spoilers)


Nota: Varios días después de pùblicar este artículo entendí mejor el enfoque le habían dado los hermanos Russo a los viajes en el tiempo. Aunque el artículo sigue hablando de los dos tipos de enfoques que se suelen dar los Russo optaron por una variación nueva sobre uno de ellos que en aquel momento no consideré. Por ello escribí un nuevo artículo contemplando mejor el enuevo enfoque el cual, igualmente, no deja de ser imperfecto. Este es el enlace a ese segundo artículo: Vengadores Endgame II

Durante estos últimos días había visto críticas según las cuales no estábamos preparados para lo que los hermanos Russo habían hecho con esta película, que ninguna de las teorías hubiéramos podido elucubrar se anticipaba a lo que íbamos a ver e incluso que Endgame es una película irrepetible y que jamás volveremos a ver algo así. Ante esto, particularmente, no podía sino mostrarme escéptico. Además, si algo era previsible es que habría viajes en el tiempo en la película y eso, desde mi perspectiva, era malo. Y es que tengo una relación amor/odio con las películas de viajes en el tiempo porque me encanta el tema pero no dejo de ver como en muchísimas películas lo usan mal. Que Endgame incluyera viajes en el tiempo hacía probable que hubiera muchas cosas mal en ella.

Cuando aparece durante la película la idea de viajar en el tiempo tuve ciertas esperanzas de lo hubieran hecho bien porque precisamente empiezan hablando sobre que muchas películas lo usan mal (si, Regreso al Futuro lo usa mal1). Lamentablemente al final la película cae en los mismos errores que muchas otras. Y es una pena porque al principio lo enfocan bien.


Pero antes que nada vamos a aclarar cómo deberían usarse los viajes en el tiempo. No estamos hablando de física sino de coherencia. La física no tiene respuestas aún para muchos de los pormenores que se darían en los viajes en el tiempo y solo podemos trabajar especulando desde la lógica y coherencia. En esta línea, a la hora de crear una historia de viajes en el tiempo, debemos elegir entre dos opciones: si los actos del viajero en el tiempo afectarán al pasado o no lo harán. Si decidimos que sí, tenemos un problema, el efecto mariposa, y es que, si un personaje viaja al pasado creando con ello un hecho que no había ocurrido originalmente, esto empieza a provocar a su vez otros cambios, sutiles en principio pero que acabarán, por efecto cascada, provocando cambios enormes. Con lo cual acabaremos encontrándonos con una paradoja abierta, también conocida como paradoja del abuelo: si viajas en el tiempo al pasado y matas accidentalmente a tu abuelo antes de que tu padre nazca, no existirás y por tanto no podrás viajar al pasado y matar a tu abuelo. Otro ejemplo: si un viajero en el tiempo intenta salvar a una novia que murió en el pasado y lo consigue… no tendrá razones para viajar al pasado y salvar a su novia. Hay una manera de resolver el problema de cambiar el pasado sin provocar una paradoja abierta: recurrir a la creación de líneas del tiempo alternativas. Según esto el viajero que salva a su novia, crea una línea alternativa donde consigue salvar a la chica… pero la línea original sigue existiendo y es una donde en un momento dado el viajero del tiempo desapareció con su máquina del tiempo y nunca volvió. Es el problema de una película como, por ejemplo, X-Men Días del Futuro Pasado (2014). Realmente, Logan no consigue cambiar el futuro malo… solo consigue crea uno en que las cosas son diferentes. Como vemos…. no es una solución. No se puede cambiar el pasado. Una paradoja abierta generalmente supone un fallo en la coherencia. El uso de una línea temporal alternativa es correcto pero no nos permite sacarle juego.


La otra opción, como decíamos, era aceptar directamente que el viajero en el tiempo no puede cambiar el pasado y crear una historia basada en ello: el presente permanecerá inalterable porque todo lo que haga el viajero en el pasado formará parte de la historia que le llevó a ese presente. Aunque el viajero no lo sepa antes de partir, su participación en el pasado ya formaba parte de la historia. Es lo que llamamos la paradoja cerrada y produce un elegante efecto de círculo cerrado: por ejemplo, el viajero hace que su abuelo y su abuela se conozcan. Antes de que el viajero hiciera su viaje eso ya había pasado2. Sigue siendo una paradoja, pero al contrario que la paradoja abierta no deja cabos sueltos con resultados caóticos.

Y ahora sí, volvemos al Endgame. Y es que hay partes que funcionan dentro del concepto de paradoja cerrada, resolviendo las situaciones de manera elegante sin “romper” nada. Por ejemplo, la incursión de Tony y Steve en Shield en los 70s. No hacen absolutamente nada que entre en conflicto con lo que ya conocemos de la historia, entre otras cosas porque no hemos visitado ese lugar y ese momento anteriormente en las películas. Tenemos a Hank Pynn y Howard Stark trabajando en unas instalaciones en las que también tienen trabajando a Arnin Zola en el mismo lugar en el que vimos su mente recluida en los ordenadores en Capitán América: El Soldado de Invierno (2014). Incluso la interacción entre Tony y su padre, Howard, no crean ningún tipo de conflicto, esa situación ya ocurrió en los 70s de este universo cinemático solo que ni Tony ni nosotros los espectadores lo sabíamos.

Otra de estas escenas bien llevadas es la de Bruce-Hulk hablando con la Anciana. Quizás la única pega que se le podría encontrar es que, aunque en ese momento la Anciana ya conoce el futuro del Doctor Strange, luego, cuando él vaya a buscarla para que cure sus manos, en principio ella pondrá reparos a enseñarle y será Mordo quien la convenza. Pero podemos suponer que quizás solo lo está poniendo a prueba a pesar de que sabe que acabará enseñándole.  Así que creo que podemos dar esta parte por buena.

Sin embargo, en la incursión de Tony y Steve previa a viajar a los 70s es donde encontramos problemas de coherencia. En principio el escenario es ideal porque ocurre justo al final de Los Vengadores (2012), lo cual les permite meter escenas con cosas que pudieron ocurrir, pero no llegamos a ver, como la intervención del personaje de Alexander Pierce (Robert Redford) antes de su primera aparición en el UCM. El problema viene con la lucha de Steve con su yo del pasado. Aunque es algo que podría haber pasado… el Steve de Endgame debería recordarlo. No tiene sentido que no lo recuerde. Ahí se está cayendo en una incoherencia del tipo paradoja abierta. En esa misma parte vemos a Steve hacer uso del conocimiento que tiene ahora sobre Hydra en la genial escena del ascensor donde en vez de hacer lo que hizo en una situación parecida en Capitán América: El Soldado de Invierno lo que hace es hacerse es soltar ese “Hail Hydra” que le permite salir de la situación sin tener que luchar. La escena es genial… pero… entra en conflicto con lo que vendrá después. Y es que para cuando lleguen los acontecimientos de Capitán América: El Soldado de Invierno… los malos deberían pensar que Steve sabe de la infiltración de Hydra en Shield3. En cuanto a la escapada de Loki con el teseracto se me queda coja, nos falta ver a Thor atrapándolo de nuevo para que coincida con el final de Los Vengadores donde Thor y un Loki amordazado se llevan el dispositivo a Asgard.


Y las cosas se complican con Nébula. Al igual que en el caso de Steve, Nébula debería recordar haberse encontrado consigo misma. En principio la intervención de Gamora podría no ser un problema porque podría dar más sentido al porqué en Guardianes de la Galaxia (2014) decide traicionar a Thanos. Lamentablemente la película empieza a complicar las cosas con el viaje de Thanos al futuro. Acabará dándonos esa fantástica batalla del final, pero vuelve a estropear la coherencia. Desde el momento en que Thanos viaja al futuro hay un crescendo en el número de circunstancias que hace más difícil cerrar el círculo y es que lo ideal habría sido que en vez de matar a Thanos, lo hubieran llevado de vuelta al pasado sin recordar lo que había descubierto. Con Thanos muerto en el futuro lo que tenemos es que en un momento del pasado Thanos desapareció (viajó al futuro y nunca volvió) con lo cual no llegó a convertirse en una amenaza e Infinity War (2018) nunca sucedió. Con lo cual tampoco sucedería Endgame y no habría necesidad de viajar al pasado… Paradoja abierta. No funciona. Y eso me entristece porque podría haber quedado una película redonda y no lo es.

Dejando ya el tema de los viajes en el tiempo, a mí me ha gustado lo que han hecho con Hulk. Siempre he pensado que la mayoría de las veces se le da al personaje un enfoque incorrecto, entendiendo que Bruce y Hulk son personalidades diferentes. En mi opinión Hulk no es otra cosa que Bruce muy enfadado4, cegado por una ira que normalmente contiene. La bomba gamma (experimento en el UCM) le dio a Bruce unos poderes que no sabe activar conscientemente pero que se manifiestan de manera colateral con la ira. Me pareció muy acertada aquella parte de Vengadores en la que Bruce decía “Ese es mi secreto, siempre estoy enfadado”. Da rienda suelta a su ira y se transforma. Podría hacerlo sin la ira, pero no sabe cómo. Cuando lo vemos en Endgame ha encontrado el equilibrio, la forma de transformarse sin pasar por el estado de ira. Ojo, no significa que no pueda enfadarse y que en ese estado volviera a actuar como el "Hulk aplasta". Para mi está bien esa forma de Hulk que han presentado. Pero lo que echo en falta es el camino que lo ha llevado hasta ahí. Tras Infinity War nos quedamos especulando con qué podía haber pasado con Hulk y pensamos que nos darían una buena explicación de por qué Thanos lo derrotó tan facilmente. No la hemos tenido y eso hace que ahora aquella derrota resulte más insatisfactoria aún. Además, habría querido ver la revancha y no ha tenido lugar. Y es que a Hulk le pasa como a Superman, que es un personaje tan poderoso que cuando es incluido en un grupo de superhéroes a menudo reducen su poder para que el grupo no quede muy desequilibrado. Aún no hemos visto en este UCM lo realmente poderoso que es Hulk.

En cuanto a Thor no puedo entender por qué han hecho eso con él. Creo que todos hemos pensado mientras veíamos la película que en algún momento recuperaría su condición física y esa esperanza se fue disipando a medida que la historia avanzaba.


El final que se le ha dado a Steve Roger me ha parecido amargo porque marca el final del Capitán América de Chris Evans pero por otro lado me ha parecido bonito el que Steve pueda llegar a tiempo aún para ese baile y pueda tener la vida que no pudo tener. Y lo mejor es que si algún día Chris Evans decide volver al UCM puede hacerlo: Steve ha estado viviendo una vida en paralelo a la de su yo congelado. Ha vivido todo ese tiempo como una figura en la sombra, junto a Peggy Carter y podría haber participado en misiones bajo otra identidad de las que ha tenido en los cómics. En cuanto a que, en principio Steve no vaya a salir más en las películas, la idea de que pudiera levantar Mjölnir, algo que ya se insinuó en Vengadores: La Era de Ultrón (2015), me ha parecido genial.

En cuanto al resto, en términos generales muy bien. La batalla espectacular como ninguna otra jamás vista en cine, aunque particularmente no entendí cómo, para ocultar el guantelete de Thanos, no optaron por miniaturizarlo. Me ha gustado la película, pero siempre me va a quedar la espinita de las chapuzas que han acabado haciendo con los viajes en el tiempo, que, como dije al principio es algo que ya me temía antes de ver la película. Mucha gente quiere ver en el futuro del UCM a un villano, Kang, que precisamente viaja en el tiempo, pero yo particularmente espero que no vuelvan a tocar el tema porque probablemente vuelvan a hacerlo mal.

1 Aunque también mencionan Terminator y la película original es correcta.

2 Y es lo que debería haber pasado en Regreso al Futuro. Que al volver Marty al presente sus padres fueran exacatmente los mismos, que ya al principio de la película ellos hubieran vivido aquello. (y lo de la tontería de la foto en la que desaparecen partes del cuerpo sobra)


3 Lo ideal sería si vemos ahora de nuevo las películas, conociendo las incursiones de los personajes en busca de las gemas, no encontráramos ninguna incoherencia. Igualmente tampoco deberíamos encontrarlas si en todas las escenas en las que sale Peggy Carter pensamos que está teniendo una relación con el Steve venido del futuro.


4 Desarrollaré esta idea en un próximo artículo centrado en Hulk.

sábado, 6 de abril de 2019

Juegos de Guerra

 

Un pequeño "clásico" para todos aquellos que amamos el cine juvenil de los 80s, con un reparto de secundarios repleto de rostros conocidos, y protagonizado por Mathew Broderick y Ally Sheedy. Particularmente no me canso de verla y la verdad es que cuanto más la veo más virtudes le encuentro. Y es que a pesar de que es un título que suele quedar a la sombra de muchos otros de la época, creo que es una muy buena película. Dirigida por John Badham, quien ese mismo año, 1983, estrena El Trueno Azul y tres años más tarde, protagonizada también por Ally Sheedy, Cortocircuito. Es interesante este dato porque las tres películas, de un modo u otro, tratan sobre el potencial peligro del mal uso de la tecnología. Ya de paso mencionar que Badham en los 70s había dirigido dos títulos interesantes como el Drácula (1979) de Frank Langella y Fiebre del Sábado Noche (1977).

La historia va sobre un chico, David (Mathew Broderick), quien, mientras busca acceder a los próximos lanzamientos de una compañía de videojuegos, conecta por error con la computadora* del Departamento de Defensa, activando un programa, Joshua, que simula un escenario de guerra nuclear en forma de juego y que, por error, podría acabar provocando el inicio real de la Tercera Guerra Mundial. En su intento por resolver el problema que ha ocasionado, David busca al profesor Stephen Falken (John Wood), el creador de Joshua.

Jennifer (Ally Sheedy) y David (Mathew Broderick)

La película invita continuamente a la reflexión sobre el sinsentido que supone un conflicto militar y cómo, a pesar de ello, los seres humanos aceptamos formar parte del juego casi de manera automática, sin plantearnos realmente todo lo que implica. Así, ya al principio de la película podemos escuchar a John McKittrick (Dabney Coleman) decir “no podemos permitirnos que en una guerra nuclear nuestros misiles se queden en los silos porque nuestros hombres se nieguen a girar una llave cuando nuestras computadoras se lo ordenan”. Da que pensar.

Falken es un hombre derrotado desde que su mujer y su hijo murieron en un accidente de coche y probablemente fue el momento en el que entendió mejor que nunca el gran error que él mismo menciona: “…en esa sala de guerra creen que se puede ganar una guerra nuclear, que las perdidas pueden ser aceptables…”. Falken se aparta del mundo, no quiere tener nada que ver con eso y, una vez David y Jennifer (Ally Sheedy) le explican que posiblemente han provocado el comienzo de la Tercera Guerra Mundial, se muestra impasible. Para él entra dentro de la naturaleza de la especie humana el que acabe destruyéndose a sí misma. Ha perdido la Fe. Pero por suerte no del todo, una chispa de idealismo en su fuero interno, reavivada por la desesperación de los chicos, propiciará que se decida a intervenir.

Dabeny Coleman como John McKittrick.
  
“General, ¿cree de veras que el enemigo atacaría sin una provocación, utilizando tantos bombarderos, misiles y submarinos, obligándonos a que no tuviéramos más remedio que aniquilarlos totalmente? ¿General está usted haciendo caso a una máquina? Hágale un favor al mundo y no se comporte como otra máquina”

Con estas palabras de Falken se subraya lo absurdo del comportamiento humano en ocasiones, cuando se deja de cuestionar las cosas y nos limitamos a abandonarnos a merced de las inercias. Sumado a la idea de que no hay bajas aceptables, resume la reflexión a la que invita la película y es la conclusión a la que, finalmente, llega la propia máquina, Joshua: “curioso juego, Profesor Falken, la única forma de ganar es no jugar”. Si juegas al juego de la guerra pierdes, no hay bajas aceptables, no hay daños colaterales asumibles. No importa si se le ha causado más bajas al enemigo o incluso si se le ha derrotado completamente.

Jennifer, Stephen Falken (John Wood) y David.

Dejando de lado ya la historia en sí, algo que me llama mucho la atención es que los actores principales en general hacen muy buen trabajo y se nota que están muy bien dirigidos, pero que es algo que pasa desapercibido por no tratarse de actores con rango de estrellas y porque el propio título, como digo, tampoco goza quizás de la popularidad que merecería. Quizás algún día debería escribir sobre esto, sobre cómo a no ser que hablemos de estrellas y papeles con una gran carga dramática o especialmente exagerados, no reconocemos la labor de muchos actores.

También me ha parecido interesante que los personajes no están demasiado estereotipados, como, por ejemplo, en el caso del General Beringer (Barry Corbin). Aunque al principio de la película, si es que la vemos por primera vez, podríamos pensar que se trata del típico militar obcecado, resulta ser el que está más abierto a reconsiderar la situación si lo comparamos, por ejemplo, con McKittrick, quien en teoría debería ser el más razonable.

El general Beringer, interpretado por Barry Corbin.

El personaje de Ally Sheedy me ha hecho pensar en estos días que parece que no tenemos memoria y que los personajes femeninos importantes no han existido jamás en el cine. Jennifer, es un personaje que demuestra que no es así sin necesidad de irse a una Sarah Connor o a una Ellen Ripley. Y es que Jennifer no es una heroína sino una chica normal que va al instituto. Cierto es que no es la principal protagonista de la película, pero lo que vemos en ella todo el tiempo es a una mujer moderna. Si, Jennifer es el interés romántico de David pero es mucho más que eso. De hecho, es ella la que se acerca a él, y si uno de los dos personajes parece más vulnerable ante el otro en algún momento, es él. Que tampoco mucho, porque ambos personajes, en distintas situaciones, muestran valor e iniciativa.

La película no es perfecta. En pos de la dramatización, especialmente en los momentos finales, hay una serie de incoherencias para alargar un poco el final, como el hecho de que Joshua intente descubrir el código de lanzamientos de misiles dígito a dígito, lo cual no tiene mucho sentido, o que cuando David decide enseñarle a Joshua que es imposible ganar el juego busque juegos como el ajedrez y no directamente el tres en raya, que fue precisamente el ejemplo que les dio Falken. Pero bueno, se ve que se hizo así para hacerlo más emocionante y realmente no son detalles demasiado importantes.

En definitiva, siempre en mi opinión, una película entretenida, desenfadada pero que invita a la reflexión.  

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