lunes, 10 de agosto de 2020

El Multiverso de DC, Marvel y Jack Slater IV

Ilustración Multiverso DC 
Los universos paralelos son muy populares en los comics de superhéroes, especialmente en los de DC Comics. Empezaron siendo el resultado de las continuas revisiones que sufrían los personajes, según las épocas, sus modas y demás. En un momento dado se cambiaban ciertos aspectos de la historia de un personaje, de sus orígenes o incluso se hacía borrón y cuenta nueva y el personaje se retomaba con un nuevo enfoque, obviando el material que se había publicado antes. Pero pronto a alguien se le debió ocurrir que no se podía simplemente prescindir de todo aquello, como si no hubiera pasado, y que a veces sería interesante rescatar alguna de aquellas ideas de manera temporal. Así que se empezó a considerar que efectivamente todo aquello había tenido lugar, en universos distintos pero similares al que estaba vigente. Y que, de vez en cuando, estos universos paralelos podrían interrelacionarse. Además, se sumaban como Universos Paralelos los de los personajes de otras editoriales que DC había comprado como el del Capitán Marvel (Shazam) o aquellas historias que ya desde su concepción nacían como historias alternativas, al margen de la continuidad.

La cosa es que en 1985 se llevó a cabo lo que debería haber sido el reinicio definitivo y lo hizo en forma de historia: Crisis en Tierras Infinitas. El resultado de esta serie de doce números en la que veíamos a personajes de muchos de esos universos fue un nuevo y único Universo DC, fusionado, que empezaría “desde cero” con la puesta al día de sus personajes, reescribiendo orígenes, etc. Y la verdad es que en principio se hizo muy bien. Pero aquello no podía durar mucho.

Poster de Crisis en Tierras Infinitas

Y es que el nuevo Universo DC no tardó en “ensuciarse” otra vez. Por un lado, las nuevas versiones de personajes antiguos no siempre eran geniales y por otro siempre había algún autor que echaba de menos, y traía de vuelta, alguna de aquellas tantas cosas que debieron quedar atrás para siempre  (ejem… Krypto). Pero lo peor fue que debido a eso en DC le cogieron el gusto a hacer reinicios cada vez que su Universo se tambaleaba un poco, algo que suele suceder, y la cosa es que nunca ha quedado mejor que tras aquellas Crisis en Tierras Infinitas. También, paradójicamente, se aficionaron más aún a la idea de los Universos Paralelos. Además, DC tienen un sello, Elseworlds, en el que cuentan historias que ocurren al margen de su Universo vigente y esto, como no, se convierte en parte de este Multiverso.

Marvel no se queda atrás. Empezando por el hecho de que la Tierra de su universo vigente es denominada Tierra 616. Ahí, tirando por largo, prevén que sus historias van a generar Universos Paralelos a destajo. También tienen sus historias al margen de la continuidad. Y además desde el 77 tiene su colección What If… donde se cuentan historias alternativas que se daban a partir de si un cierto evento que había sido relevante en sus comics hubiera tenido un desenlace distinto. Y por supuesto colecciones alternativas como Heroes Reborn, el universo Ultimate u Old Logan. Y todo esto sin hablar de las consecuencias de los innumerables viajes en el tiempo que se dan en sus comics.

Ilustración de Superman: Hijo Rojo

Y ahora a lo que vamos, y es que particularmente con esto del Multiverso y los Universos Paralelos tengo un problema y es que necesito cierta coherencia que de sentido a por qué existen. Con historias como Superman: Hijo Rojo de DC o en general con los What If de Marvel, en principio, tenemos una explicación razonable y es que son algo así como líneas temporales alternativas: son el resultado de una bifurcación a partir de que algo sucede de manera distinta. Pero ya en Superman: Hijo Rojo se mete un poco la pata en esto: Nos cuenta una historia alternativa en la cual, la nave espacial en la que el bebé Kal-El es enviado a la tierra, en vez de aterrizar en Smallville, Kansas, lo hace en la Unión Soviética. Y tenemos un Superman criado según los valores soviéticos. Hasta ahí todo bien, de hecho, es un muy buen cómic. La incoherencia empieza cuando tenemos una versión soviética de Lana Lang y de Pete Ross, los que fueran los mejores amigos de Clark en Smallville. Que aquí se llaman Lana Lazarenko y Pyotr Roslov. Vamos a ser indulgentes y vamos a pensar que le han puesto esos nombres para que el lector entienda que son equivalentes a lo que Lana y Peter fueron para el Superman de Kansas. Vale. El problema viene cuando nos presentan un Batman soviético también. Eso ya me parece ridículamente forzado: puedo aceptar que el hecho de que Superman no cayera en USA tuviera como uno de muchos efectos colaterales que Batman no llegara a existir en Gotham, basándome en la teoría del caos, en el efecto mariposa. Pero es ridículo considerar que ello a su vez acabara provocando que precisamente apareciera un Batman soviético. ¿Un personaje con las motivaciones de este Batman soviético? Si, ¿por qué no? ¿Pero que sea un Batman? ¿Un tipo que escoge como seña de identidad el símbolo del murciélago? De ninguna manera, no hay una lógica en esa coincidencia se mire como se mire. Y con ello se está devaluando la idea de que esa historia es lo que podría haber pasado si Superman se hubiera criado en la Unión Soviética.

El problema es mayor si tomamos como ejemplo al Spider-Man: Noir de Marvel. Se trata de una versión de Spider-Man con un estilo y trasfondo de novela negra. Podría ser interpretado como un What If... en plan ¿Y si hubiera habido un Spider-Man en los años 40s? Hasta ahí bien. El problema viene cuando tenemos los mismos nombres: Peter Parker, Ben Urich, May Parker, Felicia Hardy, Osborn, el Duende Verde, el Buitre… etc. ¿Un Universo Paralelo en el que existen las mismas personas pero en otra época? ¿Por qué? ¿Cómo se da eso?

Ilustración de Spiderman: Noir
En ambos casos, tanto en Superman: Hijo Rojo como en Spider-Man Noir, la razón es sencilla: son comics creados pensando en ofrecer versiones distintas de los personajes y no tanto en que alguien a posteriori pueda decidir utilizarlos como parte de un Multiverso. Aunque debo confesar que creo que incluso si así hubiera sido estoy convencido de que tampoco habrían tenido en cuenta la coherencia. No suelen ser muy cuidadosos con estas cosas y a cada vez que hacen historias de viajes en el tiempo me remito.

En realidad, sí podríamos elaborar una explicación a todo esto, y es la de que hay entidades, del rango de deidades cósmicas, que pueden disponer de estos universos a su antojo y que deciden que, por alguna razón, estas personas que son Peter Parker, Batman o Lana Lana son relevantes a nivel cósmico por lo cual permanecen más o menos inalteradas aun cuando cambie todo alrededor de ellos. Y si hacemos un ejercicio de deducción, a lo navaja de Ockham, de quienes podrían ser estas deidades, la respuesta es más lógica y más simple es la real: editores y escritores de comics. Lo cual no resulta precisamente demasiado inmersivo en mi opinión: imaginad a Peter Parker preguntándose por qué hay una versión de él en los años 40s, y a alguien como Uatu, el vigilante, explicándole que es porque es un personaje de comics. La immersión se rompe radicalmente, devuelve al lector a su realidad.

Ezra Miller y Grant Gustin como Flash
Y con esto llegamos al Live Action, a las películas y series de imagen real. Podríamos preguntarnos qué sentido tiene usar la idea del Multiverso como parece que planea hacer Warner Bros con los personajes de DC Comics. Qué sentido hay en usar varios Batman en una historia cuando Warner no está haciendo otra cosa que desaprovechar el enorme panteón de personajes que es DC ¡Hay tantos que usar! Como digo, podríamos preguntarnos eso… pero no lo haremos porque las respuestas son obvias:

La primera es que están obsesionados con Batman. Es lo único a lo que saben sacarle ahora mismo dinero. Así que… ¿Qué es mejor que tener a un Batman? Tener dos, tres o los que sean. Es comprensible pero también muy triste que no se haga una película, por poner un ejemplo, de Doctor Fate, porque están demasiado ocupados haciendo películas de Batman o salpicadas por él como Escuadrón Suicida o Harley Quinn: Birds of Prey.

La segunda es que el Universo DC cinematográfico de Warner Bros es un desastre y la mejor manera de arreglarlo es coger lo que funciona y desechar lo que no… como se hizo en su día en los comics con Crisis en Tierras Infinitas. ¿Quedará Henry Cavill como Superman? ¿Y Affleck como Batman o será reemplazado por Robert Pattinson? Wonder Woman, Aquaman y Shazam funcionaron…

Y finalmente la tercera es ¡Michael Keaton! Todos quieren que vuelva a ser Batman y es una buena forma de recuperarlo. Y quizás no solo a él sino a otros actores que han interpretado a personajes de DC en la gran pantalla. Sin duda eso vendería, la nostalgia vende.

Michael Keaton como Bruce Watne

Y es que esto es lo que ya lo han hecho los de la CW, el Arrowverso, con sus series de TV y su versión de Crisis en Tierras Infintas. Lo realmente estupendo de todo esto era ver a los Superman de Brandon Routh, al de Tyler Hoechlin, al de Tom Welling y al Flash de Grant Gustin y al de John Wesley Shipp y al de Ezra Miller todos interactuando entre sí. En ese sentido – en muy pocos más – las Crisis en Tierras Infinitas de la CW fue espectacular intentando unificar todas las series y películas de imagen real que se han hecho. Y a mí particularmente me faltaron los Superman de Dean Cain, de Gerard Christopher y John Haymes Newton y a la Supergirl de Helen Slater por mencionar algunos.

Y con esto volvemos al problema de la coherencia del que hablábamos más arriba en los comics pero que en imagen real adquiere una nueva dimensión: ¿Qué sentido tiene que una misma persona, como Superman, Batman o Flash exista en distintos universos, siendo exactamente la misma persona (Clark Kent, Bruce Wayne, Barry Allen…) y tenga… distintas caras? Al igual que antes ninguno. Y al igual que antes la explicación más razonable es la real, que no son realmente Superman, Batman o Flash sino avatares que representan a esas entidades. Dicho de otro modo: distintas interpretaciones, distintos actores.

Detalle del poster de El Último Gran Héroe

Y es que quizás tocaría hacer un ejercicio de metacine al estilo El Último Gran Héroe (1993) donde Arnold Schwarzenegger y Jack Slater son entidades distintas pero el segundo tiene la cara del primero porque es un personaje interpretado por él en una película. El problema nuevamente es que, si se hace esto en una película con los personajes de DC, el resultado parece que devalúa un poco la cosa, sería equivalente a decirte al final de la película que todo ha sido un sueño y nada ha ocurrido. Que todo es ese universo es falso. En El Último Gran Héroe se podían permitir ese lujo porque efectivamente Jack Slater no existía fuera de aquella película, su existencia se debía a la historia que se estaba contando en la película, pero no puedes hacer lo mismo con un personaje como Batman o Superman que tienen décadas de historias a sus espaldas.

Es complicado, a todos nos gustaría volver a ciertos actores que han interpretado a superhéroes volviendo a esos roles, como en el citado caso de Michael Keaton, pero dudo mucho que se pueda hacer una gran historia a partir de ello especialmente por el problema de coherencia que plantea. Aunque tengo claro que para el público en general eso no supondrá un problema. Por cierto, me he centrado especialmente en el Universo DC, pero la misma situación tendríamos si en el futuro vemos en alguna película a las versiones de Spider-Man de Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland interactuando. ¿Quien nos querría verlos juntos? ¿Pero qué sentido tiene?

Otra cosa que me viene al recuerdo es que ya tuvimos Universos Paralelos en la infravalorada serie de Superboy, en la tercera o cuarta temporada, protagonizadas por Gerard Christopher donde veíamos versiones distintas del personaje, pero interpretadas por el mismo actor. Aquello sí tenía sentido.

domingo, 2 de agosto de 2020

El Síndrome de Lester-Schumacher (II)

Cartel Promocional de Batman Forever

Decíamos ayer… bueno, fue ya hace cinco años cuando escribí el primer artículo (aquí) centrado en la figura de Richard Lester. Como ya comenté en aquella ocasión, el síndrome de Lester-Schumacher es la forma jocosa en la que yo particularmente llamo al menosprecio que tienen que soportar injustamente algunos directores por el mero hecho de haber cogido el testigo al rodar la secuela de una película de superhéroes de éxito realizada por otro director. Me toca ahora defender a Joel Schumacher, fallecido recientemente, el cual sucedió a Tim Burton como realizador en la saga Batman.

Empezaré aclarando desde ya que no voy a intentar una posible defensa de Batman & Robin (1997). Pero siempre he tenido claro que Batman Forever (1995) es harina de otro costal y creo que es necesario mirar el conjunto con perspectiva y, sobre todo, una objetividad que generalmente brilla por su ausencia. Por ejemplo, cuando se suele decir de Schumacher que es quien se cargó la saga Batman iniciada por Burton. Esto en realidad es muy discutible.

Batman (1989) de Tim Burton tuvo un éxito sin precedentes, la batmanía pegó fuerte en todo el mundo. Veías merchandising por todas partes, toda clase de productos con el símbolo del murciélago en el ovoide amarillo. Dio mucho dinero y ni que decir tiene que en Warner estaban encantados. Así que a la hora de sacar una secuela le dieron a Burton bastante libertad, básicamente le dejaron que hiciera lo que quisiera. Y eso fue un problema.

Catwoman y Pingüino en Batman Vuelve
Las versiones freak de Catwoman y el Pingüino de Tim Burton.

A Tim Burton ya no le interesaba Batman, el personaje. Lo que le interesaban eran los posibles villanos, los que acabó eligiendo. Y eso se nota en Batman Vuelve (1992). Y ni siquiera los villanos son los personajes originales del cómic. Sí, Michelle Pfeiffer está genial como Catwoman pero poco tiene que ver con la de los tebeos. Y el Pingüino muchísimo menos. Batman Vuelve no es una película de Batman, es una película de Tim Burton, una película de seres extraños, monstruosos. De hecho, Burton incluso introdujo un monstruo de cosecha propia, un personaje que no existía en los comics, Max Shrek ¿Realmente no había en los tebeos un personaje que usar en su lugar? Batman Vuelve es, en el mejor de los casos, un Elseworld, un tipo de historia alternativa que aparecen en comics editados al margen de lo que son las colecciones vigentes, canónicas. Algo muy distinto de lo que se había hecho en la primera película. Y tuvo consecuencias.

Tras la batmanía de la primera película estaba claro que Warner quería repetir, y que el merchandising, las licencias, eran la parte jugosa del pastel. Y por supuesto, los patrocinadores como MacDonalds o Coca-Cola, no quedaron contentos: los padres salían horrorizados de los cines llevándose a sus hijos a mitad de la película. Por supuesto que la película gustó a mucha gente también. Tim Burton, su estilo oscuro, macabro, estaba de moda entonces… pero ni de lejos tuvo el éxito que Warner esperaba, algo similar al de la primera película. Si hubiera tenido el tono de aquella todos habrían estado contentos, pero no fue así. Warner no estaba contenta.

El Pingüino de Batman Vuelve
El terrorífico Pingüino de Burton echando sangre negra por la boca.

Tim Burton empezó a preparar el terreno para la tercera película. Y en Warner con mucho tacto le preguntaron si no preferiría hacer una película más pequeña. No querían que se fuera a hacer películas con otra productora, no querían ofenderlo, pero tampoco querían dejar en sus manos una nueva película de Batman. Así que finalmente el proyecto fue a las manos de Joel Schumacher. Y Tim Burton estuvo de acuerdo. Y es productor de la película.

Y ahora es necesario hacer hincapié en quien era Joel Shucmacher, o más exactamente en qué había hecho hasta ese momento: St. Elmo Punto de Encuentro (1985), Jóvenes Ocultos (1987), Línea Mortal (1990), Elegir un Amor (1991), Un Día de Furia (1993), El Cliente (1994). Películas que habían funcionado muy bien y que hoy día siguen siendo muy populares. Solo ya por esto – y las películas que hizo después -  es terriblemente injusto que muchos solo le recuerden para las mofas a costa de sus películas de Batman. Pero es que lo es incluso cuando la mofa se hace a costa de Batman Forever.

Schumacher quería adaptar los comics Batman Año Uno de Frank Miller, uno de los títulos más emblemáticos, y que desde luego tienen un tono bastante sobrio. El problema es que precisamente narra el primer año de Batman, es decir, habría sido una precuela y Warner no quería eso, sino una secuela. Con lo cual acabó haciendo el Batman Forever que conocemos. Pero quedan en ella trazas de aquel Año Uno que habría querido hacer y particularmente creo que lo que más perjudica la película para muchos espectadores es lo histriónico de los dos villanos. Hablemos de ello.

Portada de comic Joker homenaje a la película de La Máscara
Portadas homenaje a carteles de películas: la influencia del Joker en La Máscara era obvia.

Jim Carrey llega a Batman Forever tras haber hecho, entre otras, La Máscara (1994). Y es perfectamente lógico ya que una de las influencias obvias del personaje de La Máscara en el cómic es el Joker de los comics de Batman. Y es lo que su Acertijo nos ofrece, una versión jokerizada. Si al verlo en alguna de sus escenas nos paramos a pensar que estamos viendo al Joker tiene todo el sentido del mundo. Si Jack Nicholson no lo hubiera interpretado ya en la primera película, Carrey lo habría podido hacer y quizás habría sido la versión más fiel al cómic que hubiéramos visto, que es el lugar que ocupa la versión de Nicholson.

Tommy Lee Jones llega al papel de Dos Caras por un desafortunado accidente: su hijo era fan de Batman. Conoce al personaje y le entusiasma la idea de que su padre haga el personaje. Y Lee Jones finalmente accede, pero ni le interesa el personaje ni se toma demasiado en serio la película. Desde su punto de vista está haciendo un personaje de dibujos animados del sábado por la mañana. Y eso no va con él. Además, de todos los actores de la película, él era quien realmente tenía status de estrella. Había ganado un Oscar por El Fugitivo (1993). Y, al parecer, el problema que tenía era que cuando Jim Carrey estaba delante de la cámara se sentía eclipsado. Resumiendo, estaba compitiendo con Carrey en el terreno de este porque creía que su personaje debía ser tan histriónico como el suyo. Si algo desentona en la película es Tommy Lee Jones y nunca debió estar en la película. Y la cosa es que ya Billy Dee Williams tenía contrato, ya había interpretado a Harvey Dent en la primera película, e incluso se le tuvo que indemnizar por sustituirlo.

El resto del reparto está correcto cuando menos. Una de las pegas que se le podría encontrar es la elección de Val Kilmer para el personaje principal: Kilmer no tenía el aspecto que uno espera de Bruce Wayne. Y a pesar de ello hace un trabajo más que correcto, tanto como Bruce Wayne como Batman. Realmente no es un Bruce Wayne muy distinto al que Keaton interpretaba en las dos primeras películas.

Jim Carrey y Tommy Lee Jones en Batman Forever
El Acertijo de Jim Carrey y el ridículo Dos Caras de Tommy Lee Jones.

En general Batman Forever es una película más espectacular que las dos anteriores. Tiene más acción y mejores escenas de lucha. La acción, por primera vez, tiene un dinamismo similar al de los comics. Y el tono realmente no es menos sobrio que el de las dos anteriores, pero por supuesto nada que ver con el tono macabro que Burton le dio a Batman Vuelve. Que era de lo que se trataba, de devolver la saga a un status similar al de la primera película. Y particularmente creo que lo logra, me parece una digna secuela de la primera película. Es cierto que tiene más color, especialmente con esos verdes fluorescentes de la máquina de Edward Nygma, o en cosas como el maquillaje de la banda callejera, pero incluso a pesar de ello, en ese maquillaje, o en el diseño de los personajes del circo se nota cierto toque burtoniano. Sin el Batman de Burton previo el circo no habría tenido ese aspecto.

Por otro lado, y es donde encontramos la sombra de Año Uno, la trama tiene como trasfondo la mente torturada de Bruce. Incluso había escenas sobre el momento en el que toma como inspiración la forma del murciélago. Lamentablemente esto último al final acabó quedando fuera por exigencias de Warner en cuanto a la duración de la película, aunque algo de ello se puede ver en los trailers. Hay quienes incluso están pidiendo el Director’s Cut con esas escenas y aunque personalmente no creo que supongan una diferencia abismal, desde luego estaría muy bien poder ver esa versión de la película.

El Batman de Batman Forever
Val Kilmer como Batman en Forever.

Y los trajes son estupendos. El primer traje que usa Batman no deja de ser una evolución de los anteriores: se vuelve a la armadura con forma de torso musculado que tenía en la primera película en vez de la coraza art-decó de la segunda y se hacen más discretos el cinturón y el símbolo del pecho.  Y es la primera vez que vemos un traje de Robin en la saga y no podríamos haber esperado algo mejor. En cuanto al tema de los pezones, simplemente fue una decisión de diseño que a mí particularmente no me gusta pero que entiendo y que creo que ha sido sobredimensionada: son armaduras que reproducen una musculatura humana y les da esa apariencia como de dioses griegos a estos superhéroes, con lo cual entiendo que alguien pensara que no desentonaría. Las armaduras romanas también tenían pezones. Fue una simple decisión de diseño. Puede gustar o no, pero considerarla como ridícula se me antoja que se debe más a la mojigatería propia de los USA que no sé qué fobia tienen con los pezones, que a una apreciación objetiva. Y mucho me temo que se ha globalizado.

No invitaría a nadie a reevaluar Batman Forever simplemente viéndola. Creo que es un ejercicio harto más interesante el de ponerse a ver las dos películas de Burton prestando atención a las coreografías de las peleas, a lo teatral de las interpretaciones en ciertas ocasiones, a lo que hacen los personajes y qué sentido tiene y cuan ridículos son algunos diálogos o situaciones. En seguida nos daremos cuenta de cosas como que, en la primera película, Batman ni siquiera esquiva muchos de los golpes que le dan o que escenas como las de El Pingüino siendo atraído con un pescado da cierta vergüenza ajena. Una vez hecho esto, se puede ver Batman Forever y ver que en realidad las tres películas tienen un nivel similar, y que incluso Batman Vuelve podría ser la peor de las tres. Si nunca hubiera existido los Batman de Burton, si el primer Batman cinematográfico que vimos hubiera sido este Batman Forever, hoy día sería tan mítico como lo es el primero de Burton y la interpretación de Kilmer tan recordada como lo es la de Keaton.

Chris O'donnell como Robin
Chris O'donnell como Robin.

Y es que la cosa es que la película fue un éxito batiendo incluso records de taquilla. Fue una película que en su momento gustó, y que vendió juguetes. Una película muy comiquera que contentó a muchos, por mucho que hoy día se quiera ridiculizar quizás más por recordarla junto a Batman & Robin que por sí sola. Y especialmente si la comparamos con el supuesto realismo de las películas de Nolan. En alguna otra ocasión hablaremos de ese “realismo”.

Como ya dije, no voy a defender Batman & Robin. Joel Schumacher hizo la película que Warner quería que hiciera (Sigue plenamente vigente que en Warner no tienen ni idea de cómo usar los personajes de DC Comics) y lo que querían era una película infantil, algo en tono de comedia. No tenía ningún sentido hacer algo así dentro de la saga excepto el de hacer taquilla y vender juguetes (lo consiguió).

Schumacher tenía en mente un Batman 5, con el tono sobrio que habían tenido las tres primeras, con un villano como el Espantapájaros para el cual, si no recuerdo mal, se consideró a Jeff Goldblum. Y Jack Nicholson volvería al personaje del Joker, probablemente como alucinación. Pero tras Batman & Robin ni a Schumacher le habían quedaron muchas ganas de volver ni en Warner, una vez más, parecían tener muy claro qué querían.

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