martes, 16 de junio de 2020

La Polémica Marvel Inclusiva

Jane Foster como Thor

En los últimos años se ha dado un periodo, irregular, durante el cual, distintas cabeceras de los comics Marvel veían a sus personajes titulares sustituidos. De esta forma teníamos a un Thor mujer, un Wolverine mujer, un Iron-Man que era una adolescente, un Hulk que era un adolescente oriental, una Miss Marvel de religión islámica y un Capitán América negro. También teníamos a un Spider-Man que es un adolescente negro de ascendencia hispana, Miles Morales, aunque en este caso no llegó a sustituir al Spider-Man original. Como era de esperar no tardó en hacerse patente el descontento y rechazo de una gran parte del público y, ante este rechazo, empezaron a aparecer acusaciones de xenofobia, homofobia, machismo, etc. La polémica estaba servida y no es de extrañar porque lamentablemente siempre va a haber radicales que se van a servir de situaciones como esta para sus propios propósitos.

No nos engañemos, esta iniciativa por parte de Marvel era una maniobra comercial que, acorde a los tiempos que vivimos, se apoya en la reivindicación política para dar visibilidad a la diversidad. Es una reivindicación legítima y justa pero que, debido a los intereses comerciales, está acabando por levantar asperezas, principalmente porque se materializa en actuaciones como esta de Marvel en la cual parte del público lector se ve perjudicado. Y es que esa es la cuestión ¿Por qué el rechazo? ¿Tiene ese público algo en contra de dar visibilidad, representación, a la diversidad de la sociedad en la que vivimos? No. Lo tiene en contra de que cambien a los personajes que aman. Simple y llanamente.

La diversidad es algo que siempre ha estado presente en Marvel Comics. Vamos a obviar el caso de las superheroínas porque es prácticamente tan antiguo como el propio género. Había superheroínas antes de Marvel y esta hizo sus propias aportaciones. Pero es que en el caso de la diversidad étnica en Marvel tenemos al “primer”* superhéroe negro con Black Panther y le siguen otros tantos como Luke Cage, Blade, Tormenta de los X-Men, Máquina de Guerra o Shang-Chi, oriental este último. Lo que ocurre es que estos personajes nunca han sido personajes de primera línea como sí lo son Iron-Man, Thor, Hulk o Spider-Man. Así que básicamente la idea, al parecer, habría sido que, ya que no conseguían que un personaje que contribuya a una diversidad representativa estuviera en primera línea, coger una marca que ya lo estuviera y reemplazar al personaje principal: “si el público no eleva a primera línea este tipo de personajes… cogemos los comics que compran y les cambiamos al personaje principal”.

Hulk Amadeus Cho
Amadeus Cho, el Hulk oriental con tupé.

Es comprensible que en Marvel pensaran que la clave para introducir la diversidad en primera línea era sustituir a los personajes principales de sus primeras marcas ya que limitarse a crear una variante es algo que se hace con frecuencia y nunca llega a tener el mismo impacto que el personaje original: Spider-Woman o Hulka no son marcas comparables a Spider-Man o Hulk. No tienen el mismo impacto, excepto quizás de manera ocasional.

El problema de esto es que estás cambiándole al público un personaje que aman, que han seguido por años o incluso décadas. Esto en principio es factible amparándose en que los superhéroes en general usan un alias como nombre, y ese alias es la marca que aparece como título, con lo cual efectivamente un personaje puede heredar la identidad superheroíca de otro. Es algo que no es raro que pase en los comics de superhéroes y suele hacerse para renovar personajes que no acaban de cuajar o con los que ya no se sabe muy bien qué hacer, pero no tiene sentido hacerlo con personajes que cuentan con el favor del público. Y es normal que ese público se rebele contra eso.

Es necesario subrayar esto, el problema no es que cambien al personaje por uno de otra raza, sexo, etc. sino por el mero hecho de cambiarlo. Esto es así hasta tal punto que los lectores van a rechazar el cambio aunque cambies al personaje por… ¡sí mismo! Que es lo que le ocurrió a Spider-Man.

En algún momento de los 90s en Marvel no sabían muy bien qué hacer con él. El personaje, que originalmente era un adolescente, había ido evolucionando, creciendo. Tenía un trabajo y estaba casado. Así que recurrieron a una historia de los 70s donde Spider-Man se enfrentaba a un clon suyo. Decidieron hacer un arco argumental en el que se desvelaría que quien perdió aquel enfrentamiento fue Peter Parker y creyéndose a sí mismo el clon huyó mientras que todos los comics que se habían publicado desde aquel habrían estado protagonizados por el clon creyéndose el auténtico Peter. Traer de vuelta a ese Peter Parker que había estado ausente les permitiría contar nuevas historias con un Spider-Man fresco, desligado de su pasado inmediato. Querían cambiar al Peter Parker al que habían seguido los lectores durante  años por otro que sería exactamente igual y que “recuperaría” el nombre de Peter Parker. Esencialmente el personaje sería el mismo, solo se haría con él un reboot. Los lectores protestaron y no llegó a hacerse. Ese es el nivel de apego que los lectores tienen con los personajes clásicos que siguen.

Riri Williams, protagonista por un tiempo de Iron-Man.

Volviendo al tema de estos personajes inclusivos, curioso es, por cierto, lo forzado que ha sido en ciertos casos como el de Riri Williams, una adolescente ocupando la cabecera Iron-Man o más aún el de Jane Foster heredando el nombre de Thor… cuando es el nombre propio del personaje original y no un alias como en otros casos. Probablemente también podríamos hablar de Hulk como nombre propio, aunque ese caso es algo más ambiguo porque con frecuencia se suele usar también para designar a los irradiados gamma en general. El caso de Falcon es tambien muy interesante, un superhéroe negro ya creado, con su propia identidad e historia, que deciden reciclarlo y convertirlo en un nuevo Capitán América.

La cuestión es que en el mejor de los casos, los lectores de estas cabeceras se vieron privados de seguir a sus personajes favoritos durante un tiempo, pero es que, en el peor, si alguna de estas propuestas hubiera funcionado extremadamente bien, el riesgo habría sido que efectivamente el cambio fuera permanente. El dinero manda.

Cierto es que estos cambios no suelen funcionar. Tenemos un precedente de esta maniobra y es el caso de James Rhodes, quien durante una época llevó la armadura de Iron-Man y protagonizó su cabecera. Sin embargo, Tony Stark acabó volviendo y James se convirtió en Máquina de Guerra, un personaje que lleva una armadura como la de Iron-Man que es incluso más acorde a los gustos actuales, menos colorida y con un aspecto más rudo. Aún así, y a pesar de la gran popularidad del personaje, nunca estuvo a la altura de la marca Iron-Man y eso que esta no era todavía aquello en lo que se ha convertido gracias a la película de 2008 y Robert Downey Jr.

Pero quizás el caso más preocupante para muchos lectores hoy día pueda ser el del Spider-Man Miles Morales. Hace unos años Marvel decidió crear el Universo Ultimate, una serie de colecciones donde se versionarían ciertos personajes como si hubieran sido creados en la actualidad, con la intención de acercar los comics a un público joven que quizás no se sintieran atraídos por personajes con décadas de historias a sus espaldas. Uno de estos personajes fue Spider-Man solo que, en este Universo Ultimate, Peter Parker acabó muriendo y otro chico, negro y de ascendencia hispana, con poderes arácnidos también, llamado Miles Morales, acabó heredando la identidad de Spider-Man. Y de hecho sus comics funcionaron muy bien hasta el punto en el que lo único que se publicaba del Universo Ultimate era Spider-Man. El problema viene cuando en Marvel deciden eliminar definitivamente este Universo e incorporan a Miles al universo Marvel clásico, el “auténtico”. Con lo cual ahora tenemos a dos Spider-Man oficiales: Peter Parker y Miles Morales.

Miles Morales como Spider-Man
Miles Morales, el Spider-Man del Universo Ultimate.

Si hay algo que me gusta poco de los comics de superhéroes son las “familias”, es decir, la cantidad de variantes que acaban creándose a partir de un personaje original. Y Spider-Man tiene unas cuantas de estas variantes. Entre ellas, La Araña Escarlata, la identidad que finalmente adoptó el clon del que ya hemos hablado más arriba y que, a su vez, más tarde heredó otro clon. Lo ideal habría sido cederle esta identidad a Miles Morales. Pero como hemos dicho arriba lo primordial es el nombre, la marca, y la única manera de vender a Miles Morales en primera línea es hacerlo bajo el nombre de Spider-Man. Una película o un videojuego nunca se va a vender igual si se llama “Scarlet Spider” que si se llama “Spider-Man”.

Y esa es la situación actual, Spider-Man: Un Nuevo Universo (2018), la última película del personaje, está concebida principalmente como vehículo de promoción para Miles Morales. Y tras el juego de Spider-Man que salió en exclusiva para Playstation 4 y, antes de que llegue su secuela, el próximo juego de Spider-Man vendrá protagonizado nuevamente por Miles. Y poco a poco Miles se va afianzando como Spider-Man. ¿Quién sabe si en un futuro el actor Tom Holland deja el personaje en el UCM no optarán por reemplazar a Peter por Miles? ¿O que hagan lo propio si deciden hacer una nueva serie de dibujos animados? Es normal que esto preocupe a los fans de Peter Parker porque es perfectamente posible – no digo que probable - que en algún momento del futuro acabe desapareciendo.

Recapitulando, me temo que quizás sea necesario aclarar que, en ningún caso, con este artículo, pongo en tela de juicio la calidad de las historias que se hayan podido realizar a raiz de esta iniciativa. El cambio en sí, por supuesto, no conlleva peores o mejores historias. Simplemente me limito a señalar que el conflicto en estas circunstancias es inevitable y no por una cuestión de razas o sexos, sino porque una parte del público, fieles a estos personajes durante una vida, a los cuales han elevado a las cotas de popularidad que gozan hoy día, ven traicionada esa fidelidad.

Lo correcto e ideal, en pos de desarrollar una Marvel más inclusiva, sería, por un lado, fomentar aquellos personajes que ya existen como Black Panther, Blade, Tormenta, Falcon o Máquina de Guerra. Y por otro lado, crear nuevos personajes e intentar que hagan mella en los lectores. La clave es contar buenas historias. Pero claro está, la última palabra la tienen los lectores.

* En realidad es harto probable que Black Panther no sea el primer superhéroe negro. Hay muchos personajes de cómic que se han perdido con el transcurso de los tiempos por no gozar de popularidad.

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