domingo, 10 de septiembre de 2023

Blancanieves y la Inclusión

 

Foto de Blancanieves Action Live

Originalmente la idea era escribir un nuevo artículo centrado en la diversidad en el cine de los 80s pero lamentablemente veo que toca volver al tema de Disney y la diversidad en sus adaptaciones de imagen real. Y es que parece no quedar claro qué es un icono Disney. Estamos hablando de iconos gráficos y visuales que tienen un diseño, una imagen, muy concreta. Si cuando salió el VHS de La Sirenita (1989) hubieras regalado a algún infante uno de la versión animada japonesa de 1975 posiblemente te hubieras encontrado con la decepción en su cara. Porque “esa no era La Sirenita".

Disney, como la marca que es, con toda su popularidad y fama por haber hecho las versiones definitivas de muchos cuentos clásicos, hace suyo el cuento de Andersen convirtiéndolo en uno más de sus productos estrellas dándole una imagen muy concreta. De la misma forma que distinguimos al Ratón Mickey del Ratón Jerry o Pixie y Dixie no podemos pretender que La Sirenita de Disney tenga otro aspecto que el que la hizo popular.

Imagen de La Sirenita japonesa de 1975
Esta no es La Sirenita de Disney... ¿es obvio no?

Y es importante entender hasta qué punto estamos hablando de su producto. Mucha gente argumenta que no fue fiel al cuento original y nadie se quejó. O sí. Lo que pasa es que era un cuento popular, sin un copyright vigente, que contaba con otras versiones y que a menudo formaba parte de libros que compendiaban estos cuentos infantiles. Lo que no había era un grupo organizado de fans de la obra de Hans Christian Andersen lo suficientemente grande como para manifestarse con una resonancia a nivel global. Algo que si ocurre cuando hablamos de un producto de consumo de masas que acaba siendo un icono en el mundo entero. Disney convirtió su versión en un icono gráfico reconocible en todo el mundo y en un producto estrella de su catálogo, el cual, qué duda cabe, hoy día sigue generando suculentos beneficios. Ni siquiera tienes que ver otra cosa que su cara para reconocer a Ariel.

Por ejemplo, en el caso de Aladdin (1992), yo mismo, conociendo hasta cierto punto la historia original, tenía mis objeciones sobre la versión de Disney antes de que esta se estrenara. En la historia original, Aladdin es chino y vive con su madre, y quien lo envía a la Cueva de las Maravillas es un señor africano (sí, negro) que aparece de repente en su casa diciendo ser hermano de su difunto padre. No hay alfombra mágica en el cuento, pero sí un segundo genio en un anillo. Y ya puestos, hasta ese momento, los genios en los cuentos infantiles solían ser representados en color verde. Y el nombre del personaje en su versión en español era Aladino. Disney hace su propia versión, son sus propias características, su propia historia, e impone, para unificar la marca supongo, que se llame Aladdin que no es sino la versión inglesa del nombre del personaje.

Portada de un cuento de Aladino
Este tampoco es el Aladdin de Disney

Estos cuentos populares son a día de hoy propiedad pública, no hay un copyright, no hay derechos de autor y cualquier productora puede llevar a cabo una nueva versión ya sea en dibujos animados o imagen real. Y el público no va a tener otras expectativas al respecto que las que pueda tener de la versión popular del cuento. Aunque la comparación con las versiones de Disney será inevitable porque, como hemos dicho más arriba, estas se han convertido prácticamente en las “versiones definitivas”. Pero si quien hace una versión en imagen real es la propia Disney… bueno, todo el mundo sabe cómo es la versión Disney de La Sirenita, de Aladdin o… de Blancanieves (1937).

Y aquí nos encontramos con la situación actual: una Blancanieves interpretada por una actriz cuya piel desde luego no es blanca como la nieve. Los siete enanitos siguen siendo siete, pero solo uno de ellos es enano y el resto son un abanico de diversidad humana entre distintos sexos, razas y posiblemente orientación sexual. Y tenemos a una madrastra que, interpretada por la wonder woman Gal Gadot, no tenemos claro qué belleza puede envidiarle a la protagonista. Por si fuera poco, la actriz protagonista ha hecho declaraciones sobre que esta Blancanieves no es una princesa en apuros que necesite ser rescatada por un príncipe sino alguien que busca ser una líder. Y entonces la duda es ¿Dónde queda la versión original de Disney? ¿En que un par de trajes son los mismos? ¿Me estáis diciendo que lo que esta versión tiene en común con el original es lo mismo que algunas “versiones para adultos”?

Foto de la actriz Renata Vaca
La actriz Renata Vaca estuvo a punto de ser elegida la nueva Blancanieves de Disney.

Ya cuando se empezó a hablar de esta versión, el actor Peter Dinklage (Tyrion en Juego de Tronos) hizo unas declaraciones sobre que en Disney se mostraba muy orgullosos de tener una Blancanieves latina, pero seguía cayendo en el tópico de “enanos en una cueva” (a pesar de que los enanos no vivían en una cueva). Ante lo cual Disney se apresuró a pronunciarse sobre que no serían enanos sino “seres mágicos” lo que nos llevó a algunos a pensar que se trataría de criaturas creadas por CGI. El caso es que el comentario de Dinklage también obtuvo respuesta por parte de la comunidad de actores con acondroplasia (“enanos”) en la cual expresaban que Dinklage no les representaba y que muchos de los trabajos a los que aún podían optar eran ese tipo de personajes. Y eso se estaba poniendo en peligro. Pues nada, ya solo tenemos un enanito de siete como parte de un grupo representativo de diversidad vestidos de carnaval.

Por si fuera poco, en estos mismos días hemos visto el tráiler de una precuela del Willy Wonka de Gene Wilder de 1971 (Un Mundo de Fantasía en España) al final del cual vemos a un Oompa Loompa, interpretados en la versión original por actores enanos, esta vez interpretado por una versión enananizada digitalmente de Hugh Grant. En un papel que podría haber interpretado un actor con acondroplasia.

Hugh Grant como Oompa Loompa
Hugh Grant como Oompa Loompa

Como ya dije en su momento, en mi opinión, los enanos de Blancanieves, como los de, por ejemplo, El Señor de los Anillos, no son personas con acondroplasia sino que pertenecen a una raza de fantasía (como puedan serlo los elfos y gnomos) que, indudablemente en su momento estuvieron inspirados por este tipo de personas, pero que hoy día son personajes de ficción. Por ejemplo, la complexión de los enanos de los mundos de Tolkien o Dragones y Mazmorras no es la misma que las de estas personas. Pero, ya puestos, si necesitas a actores para esos papeles… ¿Quiénes son los más aptos? Para interpretar a Chewbacca (La Guerra de las Galaxias, 1977), el Predator (1987) o Harry de Bigfoot y los Henderson* (1987) se eligieron a personas altas. Para los wookies en la trilogía de precuelas de Star Wars se recurrió a jugadores de baloncesto… y no a gente con zancos ¿Así que cuál es el problema? El problema no es que los actores enanos hagan esos personajes de enanitos y cosas similares. El problema, en todo caso, es que no se les de otros papeles para los cuales su naturaleza no sea un problema: quizás no puedan ser héroes de acción (o sí, ahí tenemos a Warwick Davis en Willow, 1988), pero pueden interpretar a padres de familia, abogados, médicos, ejecutivos… Y mientras buscaba una imagen para ilustrar el artículo veo que efectivamente hay polémica expresamente por que hayan elegido a Grant para el papel, por "haber cerrado una puerta y no haber abierto otra". Siguen sin darles papeles normales pero gracias a los movimientos de inclusión ya ni siquiera les van a dar los habituales.

Por lo visto uno de los personajes masculinos de la nueva serie de imagen real de One Piece es interpretado por un actor transexual. Y vi un comentario en twitter de alguien haciendo notar que mientras esto es aceptado, no lo sería si alguien que no lo fuera interpretara a un personaje transexual. La respuesta de otra persona fue que los actores transexuales lo tienen más difícil porque los personajes transexuales no son tan habituales. Esto en mi opinión crea desigualdad. En mi opinión sería lógico que si tienes un personaje transexual elijas a un actor que lo sea… pero si el director tiene en mente a un actor que no lo es… ¿por qué no? Pues bueno, a lo que iba, el caso es que esta cuestión de las personas transexuales al parecer no es aplicable a los actores con acondroplasia: aunque no tengan muchas otras opciones como actores, censuran que quieran darles papeles de enano y al parecer estará bien dárselos a actores de talla media como Hugh Grant. ¿Solo me lo parece a mí que todo esto es ridículamente incoherente?

Foto de la Blancanieves de Lily Collins y sus enanitos
Lily Collins fue una Blancanieves ideal en la versión coprotagonizada por Julia Roberts.

Volviendo a Blancanieves, durante años hemos visto distintas versiones de todo tipo. Así de pronto me vienen a la cabeza las tres versiones de 2012, aquellas que contaban con Julia Roberts, Charlize Theron y Maribel Verdú como la madrastra. Y una de 1997 con Sigourney Weaver. Y no hay ningún problema con ellas. Son películas que se pueden ver o incluso, alguna de ellas, está muy bien. Lo de ahora es un problema exclusivamente de Disney porque su Blancanieves siempre será la hecha por Walt y cambiar eso, debido a la importancia de la película en la historia del cine y como clásico de la marca, es querer tapar el sol con un dedo. Y particularmente se me escapa por qué Disney está tomando estas decisiones tan absurdas. Disney ya era inclusiva y nadie tenía nada en contra de ello: Encanto (2021), Coco (2017), Vaiana/Moana (2016) , Tiana y el Sapo (2009), Lilo y Stich (2002), Mulan (1998), Pocahontas (1995)…

Me es imposible entender que ha llevado a Disney a tomar unas decisiones que a todas luces que ya de por sí no le benefician y mucho menos si hubieran decidido hacer adaptaciones fieles a sus clásicos. Cierto es que otras como El Libro de la Selva (2016), La Bella y la Bestia (2017), El Rey León (2019) y Aladdin (2019) han tenido un éxito desigual e incluso alguna de ellas ha podido pasar desapercibida. Lo de hacer negra a Ariel para mí era claramente un error por lo que no dejo de exponer, falta de fidelidad al original, pero lo que se está haciendo con Blancanieves me parece ya un despropósito. Así que debo insistir ¿Qué es lo que ha llevado a Disney a tomar estas decisiones? Pensaba que crear polémica era una forma de llamar la atención sobre estos productos, pero desde luego creo que les perjudica.

Foto de la Ana Bolena negra de HBO
La Ana Bolena negra de HBO

Por cierto, al hacer referencia antes a lo incoherente que es todo esto de las políticas de inclusión con el tema de los enanos me ha venido a la cabeza otra conversación de Twitter. Y es que alguien criticaba la elección de una actriz negra para interpretar a Ana Bolena en una serie de HBO. Ante lo cual un "adalid" de la causa argumentaba que era ficción, que la raza no importaba, que lo importante era elegir a la actriz por sus cualidades interpretativas, etc… Vale… ¿entonces cuál es exactamente el problema de que Laurence Olivier interpretara a Otelo (1965)? ¿O Marlon Brando a un japonés en La Casa de Té de la Luna de Agosto (1956)? ¿Mickey Rooney en Desayuno con Diamantes (1961)? Quizás alguien aquí alguien podría decirme que el hecho de que estén maquillados para parecer de otra raza, pero en mi opinión este argumento de elegir el mejor actor me estaría justificando plenamente el black face: si tienes un personaje que forzosamente tiene que ser negro y piensas que el mejor actor que puede interpretarlo es blanco ¿Qué hacemos? Puedes tener a Marlon Brando maquillado como si fuera japonés o sin ese maquillaje... interpretando a un japonés. Pues nada, voy más allá, nada de black face: ¿Qué problema hay con que el protagonista de la serie Kung Fu (1972-1975) fuera David Carradine? ¿O que la Motoko Kusanagui de Ghost in the Shell (2017) fuera Scarlet Johanson? Y es que no se trata ya de que sean o no los mejores actores para el papel, sino que simplemente el director lo considere así. Hoy día más que nunca quedaría plenamente justificado que un director eligiera a un actor blanco y rubio para interpretar a un Malcom X, un Martin Luther King o un Nelson Mandela con el argumento de "consideré que era el mejor actor para el papel" y lo único que se podría objetar no sería el sentido común del que parece carecer la industria sino una serie de leyes o normas impuestas que obliguen a cumplir cuotas. ¿Hace falta decir que es simplemente ridículo?
 

Dicho todo esto: si me hacen una nueva película de Dragon Ball espero que nadie se me queje si Son Goku es occidental. Porque además en el manga en ningún momento se dice que tenga físico oriental. Volveremos sobre esto en un próximo artículo.

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