sábado, 6 de septiembre de 2025

La Improbable Hora en que Existimos y Otros No-cuentos


Lo prometido es deu… es promesa. Ya adelantaba en el anterior artículo que en este hablaría de tres temas muy concretos sabiendo que eran temas que podrían despertar, cuando menos, escepticismo. De hecho, estoy bastante seguro de que alguna de esa gente que diría sin reparos que los terraplanistas tienen una mente medieval… con estos temas de los que voy a hablar probablemente demostrarían que tampoco ellos han llegado aún al siglo XXI.

Como ya comentaba en ese artículo anterior, me defino como agnóstico, escéptico y, debo añadir, por si queda alguna duda, crítico. Vamos, si hay alguna duda sobre eso… bienvenido al blog porque está claro que eres nuevo aquí y en él he diseccionado temas de lo más aparentemente superficiales para mostrar como algunos de ellos pueden más capas que un ogro o Batman, vaya. En ese último artículo intentaba, dejando claro que ni de lejos soy terraplanista, dejar claro que confiar a ciegas en lo que nos dicen los que manejan la información, independientemente de que tipo de información sea, conlleva al menos un mínimo de riesgo a equivocarte. Es muy fácil en el mundo en el que vivimos encontrarte puertas que directamente te ponen “por aquí no entes, ni se te ocurra” y es donde a algunos automáticamente se nos activa el ¿por qué no? ¿Qué es lo que no quieres que sepa? ¿Qué es lo que no quieres que siquiera me cuestione?

Sin embargo, tras ese último artículo, y como hoy día se polarizan muy fácilmente las ideas y posturas, me apetecía hablar sobre algunas ideas que son aceptadas como posibles por la física, a pesar de lo cual sacaría a más de un “terraplanista” del armario. Así que pongámonos con ello…

Puede que el Universo exista desde hace tan solo dos minutos…

Y quien dice dos, dice uno. Independientemente de en qué momento estés leyendo esto. Parece haber un consenso en el mundo de la física sobre que el universo tiene 13.798 millones de años, pero también es posible que haya comenzado hace dos minutos. ¿Cómo podría esto ser posible? En realidad, es más sencillo de lo que parece y lo primero a tener en cuenta es que no sabemos exactamente cómo se originó… solo sabemos que el universo está compuesto por átomos y que para que las cosas sean como las vemos… bueno, simplemente hay un orden en esos átomos. Según el concepto de entropía el universo tiende al caos no al orden… es decir, que, en principio, un mundo, y un universo, con el equilibrio que tiene este en el que existimos, para llegar a ser lo que es, tendría que haberse ido desarrollando a lo largo de todos esos millones de años. ¿Entonces? Bueno lo que ocurre es que el universo sigue siendo un montón de átomos con un orden concreto. Y ese orden concreto, el que disfrutamos en este momento, pudo darse en el minuto uno, espontáneamente. ¿No lo crees? Vale, quizás si juegas a algún tipo de lotería huirías de un número como 1234567890. O de un número como 1231231231. O de un 5555555555, porque pensarías que sería mucha casualidad que saliera un número con alguna de esas disposiciones tan peculiares. Y es verdad. La posibilidad de que salga el número 1234567890 frente a cualquier otra posibilidad es mínima. Pero, por sí solo, las posibilidades de que salga son exactamente las mismas que tiene cualquier otro número.

Es como si te doy una baraja de cuarenta cartas y te digo que saques una sin mirarla y te aseguro, por ejemplo, que será el As de Corazones. Como no soy ilusionista pues… no, no será el As de Corazones… porque es más fácil que sea cualquiera de las otras treinta y nueve cartas. ¿Estamos de acuerdo hasta aquí? Porque ahora viene la paradoja: a pesar de que las probabilidades jugaban en contra de que saliera esa carta frente a que saliera cualquiera de las otras posibles… la verdad es que todas y cada una de las cartas tenían exactamente las mismas probabilidades de salir: una entre cuarenta. No fue el As de Corazones, pero tenía exactamente las mismas posibilidades de salir que la que finalmente salió. La posibilidad de que el universo exista desde hace dos minutos en el que pudieron los átomos ordenarse de manera que crearan no solo quienes somos sino las cosas que recordamos, que tenemos, los libros que se han escrito, fósiles de millones de años que delatan vidas prehistóricas que nunca llegamos a conocer… bueno, frente a todas las demás posibilidades del Universo es claramente despreciable. ¿Pero sabes qué? A la vez tiene exactamente la misma probabilidad que cada una de todas las demás posibilidades, incluida la que quiera que sea en la que estamos. Así que sí, el Universo podría haber empezado hace uno o dos minutos.

Es posible que el libre albedrío no exista.

Y esto entronca con el tema anterior. Partiendo de que el universo es un inmenso conjunto de átomos dispuestos de determinadas formas, con electrones y demás con diferentes configuraciones y teniendo en cuenta que el comportamiento de los mismos, en principio, no es aleatorio, sino que obedece a lo que llamamos leyes físicas… el universo que contemplamos ante nosotros no sería sino resultado de cómo las leyes físicas han afectado a esos átomos, electrones, etc. Dicho de otro modo, si cuando termines de leer este artículo “decides” salir a pasear, la física contempla que realmente esa decisión no existe al menos como crees, sino que es el resultado de cómo una avalancha de átomos responden a circunstancias previas… y sí, si simplificamos quizás podamos pensar que tu decisión de salir a pasear la has tomado porque yo he mencionado esa posibilidad, pero yo habría tomado la “decisión” de mencionar la posibilidad de un paseo en función de circunstancias previas que al fin y al cabo no habrían sido otra cosa que los átomos comportándose como las leyes físicas dictan.

Y una de las cosas más interesantes en un principio era considerar que si las cosas funcionan así… y si pudiéramos conocer el estado de todas esas variables del Universo que son los átomos que lo componen… también podríamos saber, conociendo las leyes físicas, hacia donde vamos… podríamos conocer el futuro. Para empezar, esto plantearía un problema del que ya he hablado en artículos sobre películas de viajes en el tiempo, y es que cambiar el transcurso de los acontecimientos provoca paradojas… y bueno, no soy físico, no puedo decirte qué pasaría realmente, pero tengo una serie de artículos de viajes en el tiempo, que debo de retomar, pero que ya cuenta con dos o tres partes, y en las que explico por qué algunas películas lo hacen bien y otras mal, por qué la narrativa se rompe con la incoherencia de la paradoja. Pero… ¿Qué hay de la realidad? Bueno, resulta que en el campo de la física al parecer tenemos un agujero muy grande y es que, por lo que tengo entendido, si es que no han cambiado las cosas, cuando intentas explicar las cosas a gran escala con la física clásica todo estupendo, todo funciona como se supone que debe funcionar. Cuando hacemos lo mismo con la física a escalas microscópicas pues, aunque no sabemos tanto como con la física clásica pues todo parece indicar igualmente que vamos por buen camino. Pero en el momento en el que intentamos conciliarlas… ahí ya se lía, los cálculos no salen, como si fueran dos sistemas distintos. Como cuando te encuentras que necesitas un adaptador para enchufar algo… bueno, pues al parecer nos falta aún descubrir el adaptador, cómo ambas físicas están conectadas y guardan coherencia. Pero, y aquí viene lo interesante, es que en la física cuántica sí se produce algo insólito: aleatoriedad. Se obtienen resultados imprevisibles y eso afecta a todo, aunque sin el adaptador no entendamos cómo. Así que no, parece que no podríamos conocer el futuro conociendo las leyes físicas y que no tendríamos un destino concreto prefijado. Entonces… ¿Al final si tendríamos libre albedrío? Pues la verdad es que la física cuántica al introducir la aleatoriedad en el sistema… solo hace eso, hacer que se produzcan resultados aleatorios sobre los que sigues sin tener el control. Sería como el juego de La Oca, no hay dos partidas iguales porque los dados introducen aleatoriedad… pero en realidad no puedes tomar ninguna decisión.

En este punto habrán salido algunos “terraplanistas” del armario: "¡Y un jamón me vas a decir que no tomo mis propias decisiones!" Bueno, es una posibilidad factible… te guste o no.

Podrías ser inmortal (y no lo sabes)

Este punto me va a costar un poco más desarrollarlo porque no he leído trabajos previos sobre él, sino que es el resultado de una simple reflexión que me hice un día observando a mi alrededor, aunque supongo que, como sí que he oído sobre temas relacionados, habrá mucho escrito sobre el tema. Y es que un día cualquiera te encuentras en un lugar cualquiera, paseando, por ejemplo, o sentado en una terraza o en una plazoleta, y empiezas a mirar a tu alrededor, a toda esa gente que está ahí, compartiendo la misma época que tú, estáis vivos al mismo tiempo… y empiezan las preguntas.

Vamos a suponer una unidad de tiempo, “el momento” que vamos a decir que dura una hora ¿por qué no hablamos directamente de horas? Porque tengo deformación profesional por trabajar con variables, discúlpenmelo ustedes. Vale, “el momento" dura una hora y “el momento” va a definir en nuestro ejemplo lo que es el presente. El momento actual empezó hace media hora y acabará en media hora. ¿Sencillo no? Vale… hemos dicho antes en este artículo que los físicos parecen más o menos de acuerdo en señalar que el Universo tendría 13.798 millones de años… y como ya hemos definido que un momento equivalía a una hora resulta que la historia de nuestro universo tiene 120,975,798,000,000 momentos (≈ 120.98 billones de momentos). Vale… espera… ¿me estás diciendo que con todos esos momentos anteriores soy lo suficientemente afortunado para estar presenciando el último momento de la historia del Universo? Esos momentos anteriores presumiblemente existieron (a no ser que el universo se haya creado hace 2 minutos claro) y los momentos futuros no existen (aún, por eso son futuros). Por supuesto alguien podría venir y decirme “bueno, pero algo así se lo podría haber preguntado en la edad media un pastor mientras cuidaba sus ovejas” a lo que yo tendría que responder que “sí, pero es que ese pastor está muerto, es pasado, y el que se lo pregunte dentro de cinco siglos no existe (aún)” Así que yo, y tú, nosotros, el de la tienda de la esquina, todos… somos extremadamente afortunados como para eso que he dicho, estar viviendo el último momento editado del Universo: el presente.

De hecho, el futuro ni siquiera tendría por qué existir, podría ser que el Universo terminara mañana (en verdad esto no lo sé, si por casualidad Crespo leyera esto que me lo cuente…). ¿A qué conclusión deberíamos entonces llegar? Que deberíamos empezar a participar en juegos de azar… parece que mi existencia, la tuya, la de cualquiera de los que estamos viviendo eso que llamamos presente… es infinitamente menor a la de que te toque el Eurojackpot. Pero aquí estamos. Parece algo tan increíble, tan improbable, casi tan imposible… que a lo mejor deberíamos plantearnos que hay un error en el enfoque, que no es el acertado. Quizás no es que estemos vivos a la vez que ocurre el último momento del Universo, cosa que evidentemente hacemos desde nuestra experiencia propia, sino que quizás estemos viviendo a la vez que el Universo y simplemente estamos enfocando un momento dado. El tiempo solo sería nuestra percepción lineal, secuencial, de lo que sería la realidad. Como cuando sintonizábamos una emisora de radio, o ponemos un canal de televisión, todos están ahí a la vez… pero estamos sintonizando uno en concreto. El pastor del que hablábamos antes… quizás no está muerto, está “sintonizando” otro momento, y su cráneo en un cementerio solo es lo que queda de la forma en la que sintonizaba aquellos momentos en los que fue aquel pastor… quizás ahora está sintonizando… bueno, eso, el ahora. A través de otro cuerpo. Quizás quienes creemos que somos no es más que la suma de una parte de nosotros de la cual no tenemos plena consciencia y otra de la que sí… que es aquella cuyos datos pones para que te lleguen los paquetes de Amazon.

Quizás cuando muramos volvamos a nacer en el mismo momento y volvamos a vivir la misma vida pasando por cada momento de la misma forma que la aguja de un reloj nunca deja de recorrer el mismo ciclo, quizás con variaciones derivadas de la física cuántica. O quizás ese ciclo sea más amplio, quizás vayamos saltando de cuerpo en cuerpo (Oh boy!) antes de volver a este, o quizás nunca volvamos a pasar por este momento, o ni siquiera nuestra "vida" continúe en este planeta, en esta galaxia o incluso en este plano de existencia… Podríamos ser seres eternos pasando las hojas de un libro que hemos cogido de una estantería, siendo “hoy” D'Artagnan para ser “mañana” Mr. Scrooge o Holden Caulfield. Podríamos ser medusas flotantes en el éter recorriendo existencias recopiladas en no-libros o escribiéndolas. 

Hay algo curioso en los libros, en como simplemente están en la estantería con toda la historia que hay dentro de ellos, a la vez. Incluso se imprime el texto de la página a la vez, no es un proceso secuencial… cosa que sí ocurre cuando se escribe o cuando se lee.


martes, 2 de septiembre de 2025

Relato o Realidad (II): Físicos vs Terraplanistas.

Imagen de una Tierra Plana

Ya en el artículo anterior os hablé de una visita que tuvimos en casa y, durante la cual, a uno de nuestros familiares visitantes se le ocurrió sacar uno de esos temas que abundan por internet bajo un titular alarmista, concretamente el de “los cinco venenos blancos”. Lo que simplemente fue una fugaz mención a algo ante lo cual, cualquier persona actual, creo que debería mostrar un mínimo de escepticismo (bueno, al menos ese es mi caso) pasó a convertirse en una conversación en la que yo me esforcé en reiterar no solo mi desconfianza ante este tipo de artículos sino incluso ante lo que muchas veces son consideradas fuentes oficiales y que, según quienes, nadie debería cuestionar porque es “evidente” que son verdad. 

Como igualmente creo que expliqué en ese artículo, muchas veces en una discusión sobre un tema concreto para mí no es tan importante el tema en sí, sino qué secuencia de pensamientos, qué supuestos razonamientos lógicos, ha seguido una persona para llegar a ciertas conclusiones que ya a mí desde un principio me chirrían. En aquellos momentos no llegué a una exposición tan prolongada de lo absurdo del titular sensacionalista como sí hice en el artículo anterior porque básicamente me parecía una obviedad. Pero también porque uno de mis interlocutores hizo lo que a él se le antojó un símil irrefutable dentro del mundo de la política.

A ver, ya de por sí, ir de visita a la casa de personas a las que aprecias (y me consta sobradamente que así es) y sacar como tema la política, presumiendo en el mejor de los casos que van a estar de acuerdo contigo, o en el peor teniendo claro que hay ciertas posibles discrepancias… pues bien, como poco no parece correcto. Dicho esto, y teniendo en cuenta de que, por lo general, rehúso en este blog hablar explícitamente de lo que un amigo llama “politiqueo” y no “política”, me limitaré a decir que a) el símil no podía ser considerado como tal y b) el propio supuesto símil mezclaba churras con merinas.

En fin, la cosa es que fui tan osado como ir un poco más allá, y es posiblemente la razón de que estés leyendo este artículo. Ante lo cual he de aclarar que no soy físico, y, desde luego, tampoco terraplanista, y que el punto de este artículo no es que la Tierra pueda ser plana, sino que muchas de nuestras certezas se basan en confianza, no en experiencia directa. Y eso, en sí mismo, merece ser examinado.

En realidad, la cuestión es bastante simple y se basa en el mero hecho de ver como gente muy respetable (respeto merecido) dentro del campo de la física como, por ejemplo, Crespo de Quantum Fracture, cometen el error de meterse en una habitación a discutir con un terraplanista. No sé, pero me da que en mismo momento en el que cruzan la puerta debería aparecer el cartel de “Game Over” y no precisamente por el planteamiento que muchos harían del tipo “¿Pero a ver, alma de cántaro, te vas a meter a discutir eso con alguien tan cazurro como para pensar que la Tierra es plana?” sino precisamente porque, tal como yo lo veo, el terraplanista al cruzar la puerta lleva consigo todo lo que necesita para demostrar, al menos, indicios evidentes de que la tierra es plana mientras el físico…  bueno, se ha dejado todo lo que necesita fuera.

Y es que en una discusión entre un físico y un terraplanista sobre si la Tierra es esférica o plana, en una habitación cerrada, frente a una mesita de café, el científico simplemente no puede demostrar que la Tierra es esférica. No al menos en un corto espacio de tiempo y sin salir de la habitación. Todo queda condensado en que hay experimentos, muchos de ellos complejos y que requieren de instrumental y tiempo, que demuestran que la Tierra es esférica, y que si fulano lo determinó en el año no sé cuántos antes de Cristo basándose en las sombras que se proyectaban en lugares distantes a la misma hora, en que si los vuelos comerciales, precisamente debido a la curvatura de la Tierra, no pueden limitarse a establecer una trayectoria en línea recta entre dos puntos, etc... Al final, la realidad es que físico no puede demostrar que la Tierra es esférica en ese contexto inmediato. Solo puede apelar a experimentos ajenos, a consensos previos, a la autoridad del conocimiento acumulado. Básicamente el argumento del físico acaba reducido a “Créeme, he estudiado esto, otra mucha gente lo ha hecho, lo ha demostrado, y todo el mundo, incluso la gente de la calle, sabe que es verdad… así que confía en lo que te digo”. Y aunque el físico intente recurrir al efecto Coriolis en un lavabo, si es que hubiera uno a mano, el diseño del desagüe puede sabotear el experimento. No hay demostración inmediata, solo referencias. Por otra, en el mejor de los casos, el terraplanista podría tranquilamente responderle que “eres tú quien dice que eso demuestra eso otro, pero no me estás dando algo ante lo que yo no pueda mostrar incredulidad”.

Miremos ahora el punto de vista del terraplanista. Tengamos en cuenta que el terraplanista no solo defiende el hecho de que la Tierra es plana, sino que ante el consenso generalizado de que es esférica también enfrenta el hecho de que parece haber cierto empeño en demostrar que es esférica cuando para él lo obvio es que es plana. Así que, desde su punto de vista, dentro de esa habitación, toda una serie de circunstancias aparentemente inconexas que apuntan a que la tierra es esférica… básicamente podrían haber sido dispuestas para apuntar en esa dirección: nos estáis mintiendo y habéis elaborado bien la mentira. Insisto, el terraplanista no puede demostrar que la Tierra es plana… pero es que como digo el físico tampoco puede demostrar que es esférica. Y es aquí donde entra el método científico al alcance de ambos.

Y es que al terraplanista lo que le estas diciendo es que la tierra es esférica y que hay un señor que tiene su casa en el polo norte y cuyos pies están en el suelo, otro en el ecuador, lo que implicaría que su casa está de lado, pero que también tiene los pies en el suelo y un tercer señor cuya casa está en el polo sur, bueno, al menos en el hemisferio sur, lo que implica que su casa está bocabajo, a pesar de lo cual le estás diciendo que igualmente sus pies están el suelo. Al terraplanista no le cuesta absolutamente nada decirle al físico: mira, si esta mesita de café con sus cuatro patas, en vez de tener una superficie plana encima, tuviera una superficie esférica… tu café y el mío hace mucho que estarían derramados por el suelo. Y el físico simplemente no podrá rebatir eso.

¿Cómo podría el físico de manera inmediata demostrar al terraplanista que la tierra es esférica? Saliendo de la habitación, subiéndolo a una nave espacial, sacándolo de la tierra y mirando por una ventanilla diciéndole “¿lo ves? ¡esférica!”

El físico, ya sea en esa habitación, en medio del desierto o en una isla desierta no puede hacer otra cosa que decirle al terraplanista “cree en mí como yo lo hago en las experiencias de otros que no necesariamente yo he replicado” mientras el terraplanista puede limitarse a decir “cree en lo que tú mismo estás comprobando: no puedes andar por el techo, no puedes andar por las paredes y cuando saltas caes hacia el suelo”

El terraplanismo puede no ser más que simplemente el desvarío de un colectivo de gente y todo esto que acabo de exponer puede parecer un ejemplo trivial, cómico, irrelevante, pero no hace sino subrayar cómo mucho de aquello en lo que creemos se apoya no en lo que vemos con nuestros propios ojos o nos dicta la razón a la que tenemos acceso, sino en la confianza que depositamos en lo que otros dicen, ya sea por status quo o por unísono de voces. Y eso es algo que siempre, durante toda la historia, ha estado así. Incluyendo conceptos como cuando se creía que el sol giraba en torno a la Tierra. 

Así pues, no es precisamente improbable que estemos dentro de una simulación, en un mundo ficticio, como el de Matrix, pero, y esta es la parte alarmante, no uno que esté siendo inyectado en nuestros cerebros mediante señales eléctricas aplicadas a nuestras terminaciones nerviosas… sino en el de una narrativa consensuada. Una Matrix no de cables, sino de información, de aquella que se nos dicta, la que aceptamos creer porque es lo que te dicen que debes creer, la que, atención a las comillas “se sabe que es cierta”. Estamos hablando de filosofía, de política, de publicidad y, en definitiva, de todo aquello que rige el mundo en el que vivimos. Esto no es nuevo, es algo que se ha dado a lo largo de toda la historia. Y precisamente uno de mis cuentos favoritos lo es precisamente porque hace alusión a ello: El Nuevo Traje del Emperador, de Han Christian Andersen.

Quizás, no eres un necio y, simplemente, el emperador va desnudo. Se crítico. Piensa por ti mismo. Razona. Usa la cabeza. Y hazlo pasando por encima de status quo, de titulares y titulaciones, de diplomas y acreditaciones, y de aquellos que creen que un título les convalida la ausencia de raciocinio.


Y si os ha gustado este artículo… es posible que en un próximo artículo tratemos estos temas:

- El universo que conoces podría existir desde hace dos minutos (independientemente de cuando leas esto)

- El libre albedrío que crees tener… podría simplemente no existir. Quizás no decides.

- Es posible que seas, en cierto modo, inmortal. 

lunes, 1 de septiembre de 2025

Relato o Realidad: Cinco Venenos Blancos.

Vaso de leche

Hace unos días tuvimos visita en casa. Y hablando de temas de salud surgió el tema de "los cinco venenos blancos” que al parecer son el azúcar, la sal, la leche, el arroz blanco y la harina, lo que a todas luces parece un titular sensacionalista para llamar la atención. Acabo de buscar en internet y en todo este tema hay ciertas verdades, ciertas exageraciones, y otras cosas que simplemente no son verdad. La cuestión es que, por naturaleza, y cada vez más, soy más escéptico ante la información que me llega, más aún si parece un eslogan alarmista. Soy escéptico y agnóstico. No tiendo a negar automáticamente algo que no conozco aunque me suene sospechoso, pero desde luego las alarmas saltan y tampoco me lo voy a creer sin más. La verdad es que tampoco era la primera vez que escuchaba que la presencia de la leche en nuestras dietas era perjudicial pero para mí lo peor era que cada vez esa idea venía acompañada del argumento de que la leche es para que el ternero se alimente, que no es natural que la tómenos los humanos, y menos los adultos, etc. Ahí ya me queda claro que la persona que lo dice no está siendo muy racional.

Debo y quiero aquí reconocer que muchas veces, cuando discuto algún tema, más que por el tema en sí, lo que me lleva a ello es que me desconcierta e intriga qué ha llevado a una persona a tener una opinión determinada que a todas luces no me cuadra según lo que considero una línea de pensamiento y razonamiento lógico. Y es algo que intento que esté presente continuamente en este blog, en cómo intento argumentar de la manera más clara posible lo que me lleva a una conclusión. No quiero simplemente que alguien simpatice con mis opiniones sino que entienda qué me ha llevado a ellas. Y si entonces resulta que las comparte pues genial, si no es el caso y me da argumentos razonados, lógicos en contra... bueno, quizás yo aprenda algo nuevo.

Y esto me pasa con este tema de la leche que, como digo, he escuchado a varias personas, además con el argumento de que la genera la vaca para alimentar al ternero. Así que vale, vayamos por partes: la vaca no genera leche para alimentar al ternero. Esto es un abuso de lenguaje que hacemos habitualmente para facilitar la comunicación, para hacerla más fluida, pero, técnicamente hablando, la realidad es otra: la vaca da leche, si por alguna razón no lo hiciera el ternero no podría sobrevivir, si en una población de vacas se da una mutación que hace que no den leche, los terneros mueren y esos genes mutados que hacen que no den leche no se propagan porque los teneros mueren. Así es como funciona la evolución, aquello que facilita o da ventajas para el desarrollo de los nuevos individuos permanece y se impone. Por eso tenemos una clasificación animal que se llama mamíferos, porque hay muchos animales que no dan leche y cuyas crías, al no necesitarlas, no tienen ningún problema para sobrevivir. La jirafa no tiene el cuello alto para comer de las hojas altas de los árboles, sino que aquellos individuos con cuellos altos que podían comer de las hojas de los árboles, tenían más probabilidad de sobrevivir en terrenos más áridos, así que los genes del cuello largo tenían más facilidad para perpetuarse. Darwin, no Lamarck. Esto es evolución y con esto solo quiero subrayar un hecho muy simple: las cosas en la naturaleza no tienen un propósito predefinido.

Ganadería

Ahora bien, aceptemos ese abuso del lenguaje que. como digo más arriba, nos permite una comunicación fluida sin pararnos a matizar cada cosa que decimos (pero, como seres racionales, inteligentes y con conocimientos, sin olvidar de qué estamos hablando): si los seres humanos no deberíamos usar la leche de vaca como fuente de alimentación debido a que su “propósito” no es ese… ¿exactamente de qué alimentos deberíamos hacer uso con ese propósito, el de alimentarnos? No, las frutas, las verduras, la carne de otros animales… nada de eso existe sobre la Tierra con el “propósito” de servirnos de alimento. Abusando del lenguaje una vez más, el único alimento que podríamos considerar que tiene el “propósito” de alimentarnos resulta ser, irónicamente, la leche. Concretamente la leche materna humana, que tiene más en común con la leche de vaca que con las hortalizas, por ejemplo. Vaya … resulta que el único alimento que existe con el “propósito” de alimentarnos es... uno de esos "venenos blancos”. Si solo pudiéramos alimentarnos de eso, de la leche materna, pobres mujeres. Y no, no solo somos los únicos animales que toman un alimento que no tiene el “propósito” expreso de alimentarnos (me parece recordar que las hormigas "ordeñan" a los pulgones)… sino que somos los únicos que preparamos o cocinamos la comida, desde los filetes a los garbanzos. ¿También deberíamos alejarnos de eso? Porque la realidad es que teníamos mejores dentaduras hace miles de años cuando no cocinábamos la comida, pero por un lado sería complicado retroceder genéticamente y culturalmente miles de años, y, aun así, aunque no cocináramos los alimentos, no estaríamos comiendo cosas que estuvieran hechas con el “propósito” de alimentarnos. 

Así que… ¿podemos de dejar de decir tonterías como que no deberíamos tomar leche porque existen con otro propósito? Consumimos las cosas susceptibles de proporcionarnos alimento y si funcionan seguimos haciéndolo y si no, pues no. Esa es toda la historia en cuanto a por qué nos alimentamos de unas cosas y no de otras.

La cosa no queda ahí.  Y es que, a raíz de algo como semejante titular, el de los “cinco venenos blancos”, durante esa conversación, dejé bastante claro que soy escéptico a titulares como esos, que dudo mucho de ellos y de mucha de la información que nos llega. Que soy muy crítico. Y saco como ejemplo el tema de que hoy día hay muchos productos en el mercado para gente con intolerancia a cosas como la lactosa, el gluten, etc… y que, en mi generación, que se crio con bollería industrial con grasas animales y masticando chicle cargados de azúcar… no parecía haber esos problemas, no se escuchaban. Pensadlo, no es simplemente que tuviéramos la misma alimentación y no se escuchara habitualmente de esos problemas, sino que nuestra alimentación era presuntamente mucho menos sana. Habría sido más probable escuchar hablar de esos problemas. Pues bien, uno de mis contertulios, persona a quien he tenido en gran estima durante prácticamente toda la vida, subraya el hecho de que si antes no se escuchara no significa que no se diera. Cosa que a priori comparto, siempre lo he hecho: la ausencia de pruebas no es una prueba de ausencia. Pero, tampoco me parece razonable escudarse en ello para defender una postura de la que precisamente estamos diciendo que no teníamos suficientes evidencias, de algo de lo que no escuchábamos hablar, y que hoy día no se puede demostrar. Si nos atenemos a lo que escuchábamos a nivel de calle sobre gente con problemas por beber leche o comer pan… me da que teníamos infinitos más indicios para creer en cosas como el bigfoot, el monstruo del Lago Ness, el yeti o los ovnis. Me atrevería a decir que es harto probable que, por excepcionales que fueran esos temas, durante los 80s, ocuparon más espacio en los telediarios.

Foto del Supuesto Monstruo del Lago Ness

Quiero decir que antes era raro escuchar de alguien con intolerancia a los lácteos o al gluten así que es más probable que efectivamente hubiera menos casos a que simplemente estos casos no vieran la luz. ¿Había menos estudios al respecto? Lo dudo, en oriente siempre ha habido una gran tasa de intolerancia a la lactosa y en países como USA donde ya había gran cantidad de población con origen oriental o africano la comunidad médica rápidamente se habría hecho eco. Y la cuestión se debe más a que en occidente nos hemos adaptado mejor, evolutivamente, al consumo de leche. Desde hace siglos, por no decir milenios, en occidente se contaba con la leche como una fuente de nutrientes que no se cesaba de consumir tanto en su forma original como derivados (quesos, etc.) 

Sí, es posible que en los ochenta hubiera muchos casos de intolerancia a la lactosa… ¿pero tantos como los que presumiblemente hay ahora en un país con milenios de antigüedad y cultura ganadera y de pastoreo? Por supuesto lo que antes podíamos haber atribuido a una digestión pesada, a colon irritable, etc. podría ser el resultado de intolerancia a la lactosa… pero también es perfectamente posible que sea justo al revés, que hoy nos permitamos presumir que había una mayor intolerancia a la lactosa, aludiendo a lo que antes eran efectivamente digestiones pesadas, colon irritable, etc… Sin tener pruebas de ello ni fuentes fiables que nos de cifras, y con el sesgo de los intereses comerciales que podrían estar jugando a favor de que inflemos hoy el problema y la urgencia por combatirlo. Hoy más que nunca se intenta vender productos sin lactosa. Es un nicho de mercado. Desde un punto de vista meramente empresarial (y poco ético) si ves que hay un nicho empresarial con posibilidades pero no las suficientes... lo inflas. Las dietas alternativas lo son. Las venden como más saludables que las tradicionales incluyendo el uso de lácteos o cualquier tipo de productos de procedencia animal. En el mejor de los casos... ¿es posible que hoy día haya una mayor intolerancia a la lactosa que antes? Sí, es posible. ¿Pero es porque el cuerpo experimenta un rechazo a la lactosa después de que haya formado parte de nuestra alimentación durante siglos… o es porque alguna otra cosa ha cambiado en nosotros que ha debilitado nuestra capacidad para tolerarla? ¿Otras cosas que consumimos actualmente? ¿El estrés que forma parte de la vida moderna quizás? Si fuera el caso, el problema no estaría en la lactosa en sí sino en alguna otra cosa que estaría afectando a la capacidad de nuestros aparatos digestivos para asimilarla y eso, desde luego, me parecería más alarmante: ¿Cuál sería la próxima merma en nuestro aparato digestivo? ¿Y cuáles podrían ser las consecuencias del consumo injustificado, es decir, cuando tu cuerpo puede asimilarla, de estos productos sin lactosa? Pues que efectivamente acabe generando intolerancia en nuevas generaciones al interrumpir el consumo de leche tras la lactancia impidiendo con ello que sus cuerpos se habitúen a ella. Por otro lado, a muy largo plazo, miles de años en el futuro, las mutaciones que una vez nos hicieron tolerantes a esos posibles portadores de nutrientes que son los lácteos podrían acabar en recesión. Simplemente funciona así: donde había pastoreo y, por tanto, consumo de lácteos apareció la tolerancia a la lactosa, donde se optaba por cosas como la leche de soja hay más intolerancia. Y quizás lo que estamos haciendo ahora es saboteando una ventaja evolutiva que habríamos conquistado. Lo siento, no puedo evitar el chiste: ¿te imaginas ir a un oso polar y decirle "oye, que no es normal que seas blanco, que los osos no son blancos"?

Y es curioso que entre los países donde la población es de la más longeva del mundo hay países orientales como Japón… pero también está España, y además por cosas como el clima, la forma de vida, la alimentación… así que para ser un país con una tradición de siglos o milenios consumiendo “venenos” como la leche o la sal… no nos va precisamente mal.

Con todo esto solo quiero plantear dos cosas, que no debemos confiar plenamente en las cosas que oímos o leemos, especialmente si aparecen como titulares alarmistas, y que, desde luego, tampoco podemos escudarnos en la ausencia de pruebas, o tan siquiera indicios, para defender lo que queremos creer con un "sí, sí... eso era así pero no había señales de ello". ¿Volvemos al ejemplo del yeti, el bigfoot y demás? 

Vaso de Agua

¿Sabéis qué otra cosa mata si la consumes en exceso? El agua. Y no me voy a quedar en el chiste fácil de que si te sumerges en tu piscina y abres la boca para intentar tragártela toda morirás ahogado. Sino que voy a irme a algo mucho más concreto y plausible: todos los años, especialmente en verano, se hace hincapié en múltiples programas de televisión, incluyendo informativos, en que debemos beber abundante agua para evitar la deshidratación. A veces ni siquiera matizan la cantidad, pero incluso cuando lo hacen, otra cosa muy común es escuchar que debes beber agua, aunque no tengas sed. Lo cual, a mí, particularmente, siempre me ha parecido contra intuitivo: no creo que los animales beban sin tener sed. La cantidad de agua que un varón adulto debería tomar al día, especialmente en épocas calurosas, ronda los cuatro litros. Yo mismo suelo tener cerca una botella de litro y medio y jamás me ha parecido que fuera una cantidad enorme. Pues bien, esto es lo que puede pasar si bebes demasiada agua: el exceso de agua diluye los electrolitos en la sangre, especialmente el sodio. Esto es lo que se llama hiponatremia. La función del sodio es mantener el equilibrio entre la cantidad de agua que hay dentro y fuera de las células. Cuando ese equilibrio se rompe porque el sodio está muy diluido impidiéndole cumplir su labor… las células se hinchan. Incluyendo las del cerebro y provocando síntomas como dolores de cabeza, náuseas, desorientación, calambres musculares y, en casos extremos, convulsiones, comas e incluso… sí, la muerte. La ausencia de rigor en la información que recibimos ha ocasionado numerosos casos en los cuales hay personas que han muerto por consumir en torno a dos litros de agua en un periodo no superior a los veinte minutos. Incluso en casos de hospitalización en los que simplemente se les advirtió que debían beber mucha agua. 

¿Y por qué no deberíamos beber agua sin tener sed? Dejando de lado que hay alimentos que te proporcionan esa agua y en caso de no hacerlo tendrías sed… beber agua en exceso puede sobrecargar el trabajo de los riñones para eliminar el exceso. Y por si fuera poco esto haría que orinaras más eliminando esos electrolitos necesarios como el sodio y el potasio.

Es más, uno de los grandes misterios del siglo XX que con frecuencia atrae la atención del público es la lamentablemente muerte del actor y artista marcial Bruce Lee. Oficialmente falleció por un edema cerebral. Es decir, una hinchazón en el cerebro provocada por un aumento del líquido intracraneal. Y esto habría sido causado por una reacción alérgica a un analgésico llamado Aquagesic. En principio, todo aclarado. Aunque, como suele pasar, hay gente a la que acaba de no convencer las versiones oficiales y tiene otras teorías. Dejaremos de lado aquellas que hablan de maldiciones ancestrales y las de la mafia china, y algunas de las que nos quedan son: que Lee consumía ciertas sustancias que, como efecto secundario, producían deshidratación, y que lo exhaustivo de su entrenamiento le hacía sudar en abundancia y por tanto beber mucha agua que podría estar haciendo que expulsara los electrolitos a través de la orina. Esto nos lleva de vuelta a la hiponatremia. Sin embargo, algo interesante y paradójico: si partimos de la posibilidad de que Lee muriera por hiponatremia... es posible, y solo eso, una posibilidad, que hubiera sobrevivido ese día si en vez de tomar agua hubiera tomado el gran veneno negro del siglo XX: Coca-Cola. O cualquier otra bebida carbonatada. Aunque estas bebidas producen realmente cierta deshidratación también suponen un aporte de sales, y por tanto electrolitos, que quizás hubieran compensado la falta de los mismos en el cuerpo de Lee. Al menos lo suficiente para que aunque su cuerpo diera señales de que no estaba funcionando bien... no le condujeran al fatal desenlace.


Sin embargo, a mí nadie me vino alertándome del gran veneno incoloro, inodoro e insípido que es el agua (y no la Iocaina que mató a Vizzini) sino de los venenos que son la leche, el azúcar, la sal (¡electrolitos!), el arroz blanco y la harina.

Con todo esto que expongo en este texto no quiero que se entienda otra cosa que el simple hecho de que no es razonable que te creas algo simplemente porque otra persona lo diga, ni tan siquiera porque cientos o miles de personas lo crean, y mucho menos cuando tiene pinta de ser un titular sensacionalista. Si alguien llega a tu casa y te dice que a la vuelta de la esquina hay un elefante rosa puede pasar que esa persona, como Dumbo, haya tomado cosas que no debería, que esté bromeando e intentando quedarse contigo, o que efectivamente a algún imbécil se le haya ocurrido pintar un elefante de color rosa para usarlo como reclamo publicitario para el circo que acaba de llegar a la ciudad. Pero si no lo ves con tus ojos, y si algo no se te demuestra apelando, cuando menos, al sentido común y a la lógica… digamos que tienes muy buenas razones para cuestionarlo… así tengas al resto del mundo en contra.   

La conversación familiar dio más de sí, más allá de los cinco venenos blancos, no así el tiempo suficiente para que yo argumentara... (soy un pensador lento pero de pasos firmes) y en una próxima entrada en este blog, hablaré de cómo expuse que, entre un físico y un terraplanista, teniendo el primero la razón, en una determinada circunstancia nada excepcional, tiene todas las papeletas para perder la discusión precisa y paradójicamente por no poder adherirse al método científico, al sentido común y a la lógica frente al terraplanista que sí podrá hacerlo a pesar de que igualmente, desde luego, tampoco podrá demostrar que la Tierra es plana.

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