viernes, 11 de octubre de 2019

Deep Fakes: ¿El Futuro del Cine?

Hace semanas ya me planteé hablar de este tema, pero lo deje pasar mientras escribía otro artículo que aún tengo en preparación. La cosa es que en estos días se está haciendo muy popular un video en el que vemos escenas de El Resplandor (1980) donde se ha reemplazado de manera asombrosa la cara de Jack Nicholson por la de Jim Carrey hasta el punto que hay quienes han creído que efectivamente Carrey ha recreado dichas escenas. No es así. Es lo que se llama un DeepFake.


La primera vez que me encontré con el termino Deep Fake fue hace unos meses viendo una entrevista al actor Bill Hader durante la cual hacía imitaciones de Arnold Schwarzenegger. Lo desconcertante fue que su rostro cambiaba, se hacía idéntico al de Schwarzenegger. No era la primera vez que veía como un actor cambia su rostro al imitar a otro. En concreto me venía a la memoria Jim Carrey imitando a Clint Eastwood. Sin embargo, lo que estaba viendo en ese video estaba a otro nivel, simplemente aquello no era posible, tenía que ser un montaje. Y efectivamente fijándome bien en el título del video encontré la palabra clave: Deep Fake. Aunque ahora, viendo el video, me resulta obvio, antes de eso jamás había visto un montaje de ese tipo. Y es que ahí radica el mérito del Deep Fake: lo que se puede hacer con él es simplemente asombroso.

El Deep Fake se lleva a cabo mediante un programa que estudia en distintas escenas y posturas los rostros de los actores con los cuales se va a trabajar, uno el actor original de la escena y el otro del cual se va a tomar el rostro. El programa aprende a reconocer los rostros, sus formas, para adaptar de manera precisa una máscara digital creada con el rostro de uno a los gestos, muecas, etc. del otro. Aunque lo lleva a cabo un programa sigue precisando de ajustes y decisiones por parte de la persona que crea el Deep Fake con lo cual, aunque es algo al alcance de cualquiera, no todos los Deep Fakes tienen la misma calidad. Los mejores Deep Fake que podemos encontrar en Youtube a día de hoy es el trabajo del usuario Ctrl Shift Face, responsable tanto del video de Jack Nicholson con la cara de Jim Carrey como del de la entrevista a Bill Hader con el rostro de Schwarzenegger. Invito a visitar su canal porque tiene cosas muy interesantes.

Probablemente a día de hoy se podría hacer mejor con Deep Fake ¿Quizás en el Episodio IX?

Parece ser que Deep Fake fue el método que se utilizó para crear a la joven Carrie Fisher que aparece en Star Wars: Rogue One (2016) aunque en el caso de Peter Cusching creo que se optó por otro sistema ya que según tengo entendido recrearon el rostro del actor digitalmente a partir de moldes de su rostro que se hicieron para crear las protesis que llevaba en la comedia Top Secret (1984). Sin embargo, tan solo tres años después parece ser que Deep Fake se basta para hacer algo así.

Y aquí viene la cuestión: el futuro del Deep Fake, sus posibilidades y sus repercusiones morales. Por lo pronto, el primer problema es la suplantación de identidad. Porque es que, además, a día de hoy existe software que permite clonar voces. Ya no podremos confiar en lo que vemos en televisión. Cualquier personaje famoso, cualquier político, podría aparecer diciendo toda suerte de disparates que realmente no hubieran salido de su boca. Se podría falsificar cualquier video. De hecho, está ocurriendo que hay quienes usan el Deep Fake para poner los rostros de actrices famosas en videos pornográficos.
 
Y de vuelta a la industria legal del entretenimiento, ahora mismo sería perfectamente factible hacer una película protagonizada por, por ejemplo, Humphrey Bogart o Marilyn Monroe. No solo Harrison Ford podría volver a interpretar un Indiana Jones de treinta y cinco años, sino que el personaje podría continuar protagonizando películas incluso cuando el actor fallezca. Podríamos ver una película de Star Wars que transcurriera entre La Guerra de las Galaxias (1977) y El Imperio Contrataca (1980) con los actores originales.


¿Sería ético hacer películas con la imagen de actores fallecidos? ¿Lo sería incluso cuando ellos hubieran dado su permiso antes de su muerte? ¿Cuál es el futuro de la industria cinematográfica si los estudios pueden comprar los derechos de imagen del atractivo físico de un actor o actriz con el fin de perpetuarla como estrella a base de ponerle su rostro a buenos actores que permanecerían en el anonimato? Sería un poco como lo del Pirata Roberts de La Princesa Prometida (1987): “yo no soy el auténtico Brad Pitt, y el Brad Pitt que hubo antes que yo tampoco lo era. El auténtico Brad Pitt lleva treinta años retirado en Las Bahamas”. Es más, digo Brad Pitt pensando en una estrella consolidada, pero es que Hollywood podría optar, de cara al futuro, por crear nuevas estrellas eternas a partir del físico de perfectos desconocidos.
 
Y eso sin tener en cuenta el futuro del mercado del software de entretenimiento: los videojuegos. Gracias a la realidad virtual, en el ciberespacio, podríamos tener el aspecto de cualquier estrella de cine cuyo rostro se adaptaría al nuestro mediante la misma tecnología Deep Fake. Y eso podría ser incluso el trabajo de aficionados de la misma forma que hoy día hacen mods para los juegos, con lo cual quizás tampoco se podría impedir. Como se suele decir, sería intentar ponerle puertas al campo.

Hay una película interesante sobre el tema, protagonizada por Robin Wright, la protagonista de, casualmente ya que hablabamos de ella más arriba, La Princesa Prometida. La película se llama El Congreso (2014). La película empieza muy bien pero gran parte de ella es animación y con ello, para mi al menos, se desaprovecha mucho de lo que podría haber sido si se hubiera hecho completamente en imagen real. Pero bueno, la premisa, como digo, resulta interesante.

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