El collage
Cuando
se hace una película se pretende contarle una historia al espectador que
consiga toda su atención, abstrayéndolo de su realidad. Para ello se recurre a
toda clase de trucos cuyo resultado es un collage de elementos cuyo conjunto
crean la ilusión de que la historia que se cuenta es verosímil. Algunos de
estos elementos son el trabajo de los actores, el montaje de las escenas, los
efectos especiales o incluso la música. Es curioso lo de la música, es un
elemento totalmente irreal, la vida real no tiene banda sonora, pero se usa
porque contribuye a la inmersión del espectador en la historia, subrayando las
sensaciones que pretende transmitir lo que hay en pantalla.
Hace
años, para que Indiana Jones hiciera una serie de acrobacias en la pantalla,
Harrison Ford era sustituido por un doble, es decir, un señor mejor preparado
que él para hacer dichas acrobacias. A nadie parecía importarle que le
sustituyeran al actor principal. Hoy día, a Harrison Ford se le sustituye por
algo menos real que un doble (que al fin y al cabo es otro ser humano): se le
sustituye por un CGI, una imagen generada por ordenador, un muñeco digital.
Nadie parece haberse escandalizado nunca por tremendos “fraudes”, ni por los
primeros ni por los segundos. El actor es un peón al servicio de una labor,
construir un personaje al que no solo le da vida él sino también el guionista,
el director, los dobles, los diseñadores de vestuario, los técnicos de efectos
especiales, etc. Nadie pretende que Harrison Ford sea Indiana Jones aunque
constituya una parte importante de él.
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Vic Armstrong y Harrison Ford son Indiana Jones |
La
razón de todo esto es obvia: a veces el actor no reúne todas las
características que exige el personaje. El director y los responsables del
casting intentan encontrar las que consideran las mejores opciones sopesando
diferentes aspectos y es perfectamente posible que el actor que parezca ideal
por ciertos motivos no lo sea por otros. Me viene a la cabeza el caso del
personaje de Darth Vader en La guerra de
las galaxias (1977): contaba David Prowse, actor que por su altura se había
especializado en interpretar monstruos, que George Lucas le ofreció dos
posibilidades, interpretar a Chewbacca o “al villano de la historia”. Así que
ya podemos imaginar en función de que cualidades interpretativas se seleccionó
al actor. Por si fuera poco, la voz de Prowse fue doblada por el también actor
James Earl Jones, con unas capacidades interpretativas y un timbre de voz en
concordancia con el villano en cuestión. En teoría podía haberle dado el papel
directamente a James Earl Jones pero obviamente no tenía la presencia física de
Prowse. En definitiva, lo importante era construir el personaje.
Algo
parecido le pasaba a la madre de la Princesa Leia, es decir, a Debbie Reynolds,
unos veinticinco años antes en Cantando
bajo la lluvia (1952). Precisamente la historia trata sobre los comienzos
del sonoro y el duro bache que supuso la adaptación a muchos actores: cuando la
estrella del cine mudo Lina Lamont, interpretada por Jean Hagen, demuestra su
ineptitud para cantar, es doblada por la desconocida Kathy Selden, interpretada
por Debbie Reynolds. Paradójicamente la realidad fue justo al contrario: Debbie
Reynolds fue doblada en las canciones por Jean Hagen. Una vez más se demuestra
que lo importante es la construcción del personaje a partir de los elementos
que sean necesarios.
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Jean Hagen y Debbie Reynolds |
Y
con esto llegamos al tema que nos ocupa, el doblaje. Cuando apareció el sonoro
el cine dejó de ser de ámbito universal, la lengua constituía una importante
barrera en lo que a la comercialización se refería. Así que en Hollywood
decidieron hacer diferentes versiones de sus producciones más importantes, con
actores que hablaran el idioma del mercado al que iba destinada. Se rodaban
simultáneamente, en diferente franja horaria, para aprovechar decorados,
vestuario y demás. El problema fue que cuando la gente iba a ver una nueva
película esperaba ver a las estrellas de Hollywood. Recordemos como el Star
System había convertido a los actores de cine en productos comerciales. Así que
finalmente Paramount, en el año 1932, creó los primeros estudios de doblaje en
París, donde se doblarían las películas para Europa. Para ello, en el caso de
España, se llevaba a París a actores españoles para que prestaran su voz a los
actores americanos. Finalmente en un par de años acabarían apareciendo los
primeros estudios de doblaje en España con lo que se evitarían los continuos
desplazamientos a la capital francesa. Es curioso, en resumen, contemplar que
los primeros actores de doblaje (incluidos los españoles) eran empleados de Paramount y
formaban parte del proceso de producción de la película con vistas a hacerlas
un producto comercialmente viable en los países de habla no inglesa.
Las
productoras aún hoy día entienden que para vender su producto en ciertos
mercados necesitan de un elemento adicional que es el doblaje. Por ello, a los
diferentes responsables de la composición del personaje de Indiana Jones de los
que hemos hablado más arriba, forzosamente, en España, tendríamos que añadir el
trabajo de los actores de doblaje Jesús Ferrer y Salvador Vidal en virtud de lo
que en su momento decidió la productora que a fin de cuentas es la dueña del
producto: En busca del arca perdida
es la edición que Paramount lanza para España de su producto Raiders of the lost ark (1981). Es decir, un producto paralelo, una alternativa pensada para un mercado muy concreto.
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El desaparecido Jesús Ferrer y Salvador Vidal también son Indiana Jones. |
El
respeto al autor
Hay
quienes ante esto argumentan que la autenticidad de la película queda delimitada
por la labor del director: el director elige a unos determinados actores por
unas determinadas características y cuando la película es doblada parte del
trabajo de esos actores se pierde. En realidad no tengo muy claro eso de la
autoría del director: últimamente cuando veo alguna película de algún director
con cierto renombre siempre me pregunto por qué nadie se acuerda del guionista
que, digo yo, algo habrá tenido que ver. Por ejemplo, en el caso de Alien, el octavo pasajero (1979) Dan
O'Bannon, el guionista original, siempre estuvo descontento con la forma en que
trataron su guión. Cierto es que Alien
es la película que es gracias a su director, Ridley Scott, y no precisamente a
su guión original pero... ¿Dónde queda aquello de respetar el trabajo del artista
original? Pues queda delimitado por contrato y de la misma forma que el
director puede hacer lo que quiera con el trabajo del guionista igualmente la
productora puede hacerlo con el trabajo del director: ha pagado por ello.
Recordemos también que el director suele ser alguien contratado “por
obra o servicio”. El concepto de autor cuando hablamos de una película resulta ambiguo debido a la cantidad de personas que participan en su realización pero creo que queda claro quién es el propietario del "producto" y que, de hecho, condiciona lo que el director puede hacer con él: la productora.
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Dan O'Bannon en los extras del DVD de Alien, el 8º pasajero |
Pero
la cuestión es qué propone el director ante un hecho cierto: los espectadores
que desconozcan la lengua original en la que se hizo la película no van a
entender lo que dicen los personajes. Ante esto muchos realizadores proponen el
subtitulado frente al doblaje y es
lógico este punto de vista: están cambiando la voz del
actor al que han elegido para el papel teniendo en cuenta, entre otras cosas,
esos elementos que son sustituidos al doblar la película. Por otro lado
también es verdad que, cuando hablamos de realizadores americanos, no es un
punto de vista objetivo ya que la mayor industria cinematográfica es la suya y saben
que su producción tiene una salida cierta, pero a ellos, los americanos, no les gusta ver cine subtitulado: los subtítulos están muy bien... para los demás.
Contina en En Defensa del Doblaje en España (II)
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