miércoles, 17 de abril de 2024

Las Gafas de Superman y su Identidad Secreta

Christopher Reeve como Clark Kent

Empecemos siendo claros y resaltando lo obvio: es imposible que una persona oculte su identidad con unas gafas. Ni con un antifaz ¿A alguien se le escapa cuando ve por primera vez La Princesa Prometida (1987) quien es el hombre de negro? Ni con una máscara que te cubra la parte inferior del rostro cuan ninja de Mortal Kombat y eso lo sabemos todos tras la pandemia. Quizás la mejor máscara de un superhéroe es la de Spider-Man y, si habla, igualmente se desvela el pastel. Pero estamos hablando de ficción y de un personaje al que le rebotan las balas, puede levantar un coche en vilo y volar. Ahora bien, partiendo de que es ficción, vamos a hacer hincapié en una serie de puntos que no la hacen más creíble pero sí un poquito menos increíble.

No todo el mundo estaría familiarizado con el rostro de Superman, y mucho menos con el de Clark Kent. En ese sentido lo primero que hay que tener en cuenta es que las primeras historias se desarrollan en la época en la que aparece por primera vez, en 1938. No había los medios de comunicación que hay hoy día y, si acaso, dentro de esa ficción, la mayor parte de la gente habría visto a Superman en fotos borrosas y en blanco y negro en los periódicos. Menos probable aún que hubieran visto la foto de un periodista que, es de suponer, pondría especial empeño en no aparecer en fotografías. Por eso a mí me parece absurdo que a alguien allá por los 70s se le ocurriera que era una buena idea que Clark dejara el Daily Planet para empezar a trabajar en un canal de televisión. Simplemente habría sido muy arriesgado.

Clark Kent contra el Superman malvado de Superman III
¿Podrían ser dos personas distintas o no? Reeve aportando una tercera personalidad.
 

También habría que tener en cuenta que las fotos no siempre te trasmiten bien cómo es físicamente una persona. Yo particularmente, para hacerme una idea de cómo es físicamente alguien a quien no he visto en persona, suelo necesitar ver al menos varias fotos. Una sola foto puede darte una imagen equivocada de cómo es la persona. Todos tenemos fotos en las que nos vemos mejor o peor.

Después está algo que posiblemente nos haya pasado a todos y es que ves continuamente a una determinada persona en su puesto de tu trabajo, siempre con el mismo uniforme, y un buen día la encuentras en cualquier otro lugar, con ropa de calle, y te saluda y, momentáneamente al menos, te desubica. Sabes que conoces a esa persona, pero verla en un contexto completamente distinto y con otras ropas te confunde. Lo más probable es que solo tardes minutos en recordar quien es, pero a veces puede que lo dejes pasar y no sea hasta la siguiente vez que veas a esa persona donde sueles verla para que caigas en la cuenta. Eso es algo que pasa. Y lo que caracteriza a los superhéroes en general y a Superman en particular, es su uniforme. Si hubieras visto alguna vez a Superman, en persona, que no es alguien a quien verías habitualmente, y lo vieras tiempo después como Clark Kent es posible que te quedara esa sensación de que te suena su cara. Pero además, si es que llegara a ocurrir  que volvieras a ver Superman, ya que Metrópolis es muy grande, probablemente la grandeza del acontecimiento eclipsaría que pudieras conectar ambas cosas.

Esbozos de Clark y Superman por el dibujante Frank Quitely.

Y a todo esto habría que sumarle que hay gente que se parece a otra gente. Así de pronto me viene a la cabeza el increíble parecido de Christian Bale con James Brolin (padre de Josh Brolin), el que tenía Millie Bobby Brown de pequeña con la actriz Elisabeth Perkins (Big, 1987) o cómo continuamente hay gente que confunden a Matt Damon y Mark Wahlberg o a Liam Neeson y Ralph Fiennes. Pero además, en general, es que estamos acostumbrados a ello. Hay mucha gente que te recuerda a otra porque simplemente hay conjuntos de rasgos físicos que se repiten con frecuencia y acaban convirtiéndose en caras familiares sin que, excepto casos muy exagerados, intentemos recordar a quien. 

El tercer punto que está muy relacionado con el primero y el segundo es que nadie espera ver a Superman a su lado. Precisamente, hablando de Superman, recuerdo que estando en el instituto había un chico alto, delgado, que se parecía mucho a Christopher Reeve y obviamente nunca pensé que fuera él, solo alguien que se le parecía mucho. Y un ejemplo muy curioso es una anécdota que experimentó el actor Henry Cavill, quien se fue a Times Square, en Nueva York y no solo no llevaba gafas, sino que además llevaba una camiseta con el logo de Superman. Y se plantó justo donde había carteles promocionando Batman V Superman (2016). Y solo dos personas le pararon: una para preguntarle por donde quedaba Central Station y otra para decirle que no podía hacerse fotos delante de su establecimiento.


El cuarto punto es uno muy popular por la demostración que nos hizo Christopher Reeve en Superman (1978) y es el cambio físico entre ambas identidades: la modulación de la voz y, sobre todo, la postura y el lenguaje corporal. El cambio de postura. Si a eso le añadimos que Superman, como cualquier superhéroe, siempre lleva el mismo uniforme que le caracteriza, que resalta su musculatura, y que atrae más la atención que su propio rostro, en contraposición a los trajes que lleva Clark, que disimula su físico… hay un cambio notable. Cambia el peinado, y las gafas incluso podrían estar ligeramente tintadas para hacer que sus ojos parecieran más oscuros. La actriz Anette O’Toole, que hizo de Lana Lang en Superman III (1983), estuvo rodando con Christopher Reeve todas las escenas en la que este hacía de Clark, y pasaron unos meses antes de rodar sus escenas con Superman, y esta fue su experiencia:

“La primera vez que entré en el set no le vi porque tenían una habitación separada para él cuando hacía de Superman porque tenía que ponerse un montón de maquillaje, peluca y toda esa clase de cosas. Le había visto en la pantalla como Superman, pero no en persona. Así que voy caminado para el set y el escenario estaba muy oscuro. Oigo una voz que dice “Hola, Annette” Miro a mi derecha y fue como mirar una montaña. No bromeo, empecé a tartamudear y tener escalofríos. Allí estaba Superman. Llevaba el traje y todo puesto y, hablando sobre ello ahora, me dan escalofríos solo de pensarlo. Fue asombroso… por primera vez realmente sentí que no sabía quién era. No era Chris Reeve. Hablaba de una forma diferente, y tenía una energía totalmente distinta."

Lo que hacía Christopher Reeve al interpretar a ambos personajes se mostraba claramente en esta escena de la primera película. Atención al momento en el que Clark ya está dentro del apartamento y mientras Lois se va un momento a la habitación de al lado:


Finalmente, algo de lo que nos habla John Byrne en la miniserie El Hombre de Acero y es cuando Lex Luthor despide a una empleada que le pone delante de las narices que Clark Kent es Superman. Y es que simplemente Luthor es incapaz de contemplar la posibilidad de que alguien como Superman, que es casi un dios con todos esos poderes, decida vivir en un apartamento más en Metrópolis, tener un trabajo más o menos regular, y que vaya por la vida con ropas ordinarias y gafas. Porque él, Luthor, no lo haría y los seres humanos tendemos a medir el mundo tomándonos a nosotros mismos como medida. Si mañana aparece un superhéroe que puede volar, lanzar rayos por los ojos y volar y se parece a tu cartero lo último que se te ocurría es pensar que ese ser superpoderoso se dedica a llevarte el correo cuando no está salvando el mundo. Si no lo quieres ver, no lo ves.

Hay una anécdota muy graciosa que contó Rowan Atkinson en el programa de Graham Norton y es que, estando con unos amigos, se dio cuenta de que había un hombre que no dejaba de mirarlo, hasta que se le acercó y le preguntó si no le habían dicho nunca que se parecía al Mr. Bean ese. Atkinson le dijo que él era el actor que interpretaba a Mr. Bean… y no le creyó. No solo eso, cuanto más insistía en que era él, menos le creía e incluso parecía molestarle sus insistencia, a pesar de lo cual, el hombre seguía pensando que tenía un parecido increíble con Mr. Bean.

Luthor no se cree que Clark sea Superman
"Ningún hombre con el poder de Superman se haría pasar por un simple humano"

Dicho todo esto, no deja ser increíble que la gente que trata habitualmente con Clark como Lois Lane, Jimmy Olsen, etc. no lo reconozca. O la gente de su entorno como los compañeros de oficina del Daily Planet o los que lo han conocido en su juventud en Smallville. En los cómics se ha ido, a veces, más allá, sacándose de la manga cosas como que las gafas están construidas con tecnología kryptoniana que producen un efecto hipnótico o de disasociación. Pero la respuesta más simple es: es ficción y ni Superman, ni Batman, ni el Zorro, ni el Pirata Roberts podrían ocultar su identidad con sus respectivas máscaras delante de la gente que está familiarizada con sus rostros.


viernes, 12 de abril de 2024

La S de Superman


Logo de Superman

Al principio, la S de Superman era justamente eso, una letra S la inicial del nombre Superman. Aparece en un escudo de forma heráldica o placa de policía en el pecho del personaje en la portada del Action Comics nº 1 de 1938 donde debutaba el personaje. Sin embargo, ya en las páginas del comic en sí la S aparecía enmarcada en un triángulo, y este a su vez con un marco en rojo.

Durante varios años esa fue la constante, una S en un triángulo, dibujada de manera irregular, a veces sin colorear o dibujar siquiera el borde del triángulo. Y no es hasta pasada la treintena de ejemplares de Action Comics cuando parece empezar a prestársele más atención a la forma del símbolo. Según los distintos dibujantes, algunas veces aparece más redondeado, como un escudo, y en otras empieza a recortarse las esquinas superiores dándole la forma característica de diamante. 

Ya algunos dibujantes apuntan pequeños detalles de diseño, como las serifas adornando principio y/o final de la S que acabará fusionándose con el borde también rojo. Al parecer es el principal dibujante del personaje, a principios de los 40, Wayne Boring, quien acabará diseñando en 1942 una versión oficial “definitiva” por encargo de la propia DC Comics con la intención de distinguir y proteger los derechos de marca del personaje.

Sobre esta base es la que se crearían múltiples variaciones a posteriori donde los cambios son mínimos y solo intentan mejorar el diseño llegando a su cenit con uno de los mejores dibujantes de Superman de todos los tiempos, Curt Swan. Y es la que a día de hoy sigue siendo reconocible mundialmente como la S de Superman.


Logos de Superman
Versiones del logo previas al diseño que todos conocemos.


Siempre digo que un personaje tan icónico como Superman, no queda definido por sus primeras apariciones como la primera versión que vemos en 1938, pendiente de pulir en muchos aspectos (incluyendo, como vemos, cosas como el diseño) ni tampoco por la última que se pone de moda en un momento dado (hay que agradecer que el Batman definitivo no sea el de Adam West) sino la imagen que trasciende en el tiempo. Y si bien en un principio podíamos aceptar que Superman llevara la inicial de su nombre en el pecho, a día de hoy, quien es Superman, lo que simboliza, hace que no tenga ningún sentido: alguien como Superman, tal como ha trascendido y lo concebimos hoy día, jamás se llamaría a sí mismo así (sería muy prepotente) ni llevaría la inicial de ese nombre en el pecho.

Honestamente, ignoro si es donde por primera vez se propone lo que para mí es una idea brillante, pero en Superman (1978), quizás para dejar muy claro quién es ese personaje, el Jor-El interpretado por Marlon Brando ya lleva la S en las escenas de Krypton. Y no solo eso, sino que podemos ver como los demás kryptonianos lucen en sus pechos símbolos similares, pero en los cuales ya no distinguimos la forma de otras letras. Esto subraya que no es una S pero vista por nuestros ojos lo parece. En realidad, es un glifo de una cultura alienígena cuya verdadera naturaleza desconocemos (no sabemos si es una letra, un símbolo o qué), pero que diferencia a cada uno de esos individuos, y que Kal-El, el hijo de Jor-El, alias “Superman” lo lleve en un futuro subraya que se trata del símbolo de su familia o al menos algo ligado a su linaje.

Y hay algo que me parece importante resaltar, y es que ni siquiera debemos dar por sentado que la forma de la S es la parte importante de ese símbolo. De pequeño yo era incapaz de ver la S. Lo llamaba la S de Superman porque otros niños lo llamaban así y tardé tiempo en darme cuenta de que ahí había efectivamente una letra S. Creo que tiene relación por cómo perciben los niños las formas y es algo que vi una vez en un documental: si a un niño pequeño le enseñas un cuadrado dividido en cuatro es muy posible que al intentar copiarlo lo que haga sea dibujar cuatro cuadrados separados. Me sentí muy identificado cuando en una entrevista, John Byrne, autor de la miniserie El Hombre de Acero, y quien renovó a Superman tras Crisis en Tierras Infinitas, dijo que él de pequeño no veía la S sino dos peces amarillos. Y esto te invita a ver las cosas de otra forma, a contemplar otras perspectivas, y es que incluso para distanciar más el logo de Superman de una letra S sería interesante contemplar la posibilidad de que los objetos con significancia en ese glifo alienígena fueran precisamente las partes amarillas. La forma triangular, la forma de diamante, podría ser meramente accesoria. Si solo pones las partes amarillas en una superficie completamente roja sigues viendo las mismas formas y sigues viendo la S y cuesta mucho volver a la visión de un niño que solo ve las partes amarillas pero si eres un alienígena, nunca has visto la letra S, y las formas amarillas tienen un significado para ti... Me parece muy atractiva la idea.

 

Superman logo sobre rojo

Esto de que ese glifo no es una S está muy bien planteado en la película de 1978: Clark usa el traje con la S tras haber recibido la llamada del cristal verde que creará para él la Fortaleza de la Soledad y a través de la cual conocerá su origen. Y es después de eso cuando Lois, a partir de las cosas que este superhombre puede hacer, y lo que a primera vista parece ser una S decidirá llamarlo Superman. Es un planteamiento brillante.

La miniserie El Hombre de Acero de John Byrne llega algunos años después y, aunque la película influye en él y le sugiere ciertas ideas, no respeta esa idea de la S como un glifo kryptoniano. Y eso desde mi punto de vista es un error ya que, como digo, la idea es brillante. En El Hombbre de Acero de Byrne la S es por Superman. Cuando diseña el traje con sus padres adoptivos, Jonathan y Martha, ya le han llamado Superman en el periódico y el glifo no aparece para nada en las escenas previas que hemos visto de Krypton. De hecho, en ese momento está muy lejos aún de conocer su origen kryptoniano. Esto de las pocas cosas que Byrne no hizo bien. Es prepotente que uno decida ponerse uno mismo como nombre Superman aunque te hayan llamado así en el periódico. No va con el personaje.

Tampoco lo hicieron bien en la serie de televisión Lois & Clark: Las Nuevas Aventuras de Superman, protagonizada por Dean Cain y Teri Hacther. Tras diseñar el traje, Martha piensa que le falta algo y saca una S que venía en la mantita en la que venía envuelto el pequeño Kal-El al llegar a la tierra. Y se la pone en el pecho y la espalda. Aunque no saben qué significado tiene ese glifo. Si el mundo fuera a explotar y decidieras enviar a tu hijo bebé en una nave espacial a otro planeta… tú sabrás en que mantita lo envuelves porque, si son tan lumbreras como los Kent de Lois & Clark, puede ser que estés dando origen en otro planeta a un superhéroe que lleve en el pecho el escudo del Atlético de Bilbao o el logo del Cola-Cao…


Logo de Superman de Zack Snyder
Logo del Superman de Zack Snyder (Man of Steel)


Y luego en alguna parte se empeñaron en darle un significado al glifo más allá de que fuera simplemente en el símbolo de la familia de El. Creo que la primera vez fue en Superman Birthright donde adopta el símbolo porque significa “un futuro mejor” y a eso le siguieron otras interpretaciones como en la película El Hombre de Acero (2013) de Zack Snyder donde dice que es un símbolo que significa "esperanza". No sé, me parece mucha casualidad que el que se va a convertir en el mayor héroe de la humanidad pertenezca a una familia cuyo emblema significa algo tan positivo.

Y un detalle que no me gusta mucho en la S del Superman de Zack Snyder, ni en la versión previa de Brandon Routh en Superman Returns (2006), es que se le da relieve a las partes rojas en el traje. Eso hace que definitivamente lo que percibimos como una S sea la parte importante del símbolo. Y a mí particularmente no me gusta esa porque reafirma más que nunca que eso es una S. Perdemos lo abstracto del glifo sujeto a interpretaciones. Ciertamente no es una S porque obviamente en Krypton tendrían otros caracteres, pero… no acaba de convencerme.

Y con esto llegamos al nuevo logo de la próxima película de Superman dirigida por James Gunn. Con nuevo logo. Probablemente con la intención de desligarlo de todo lo anterior a los ojos del público, que este sepa diferenciar el nuevo merchandising, y que los fabricantes del mismo se vean en la necesidad de pagar una nueva licencia. Está inspirado en el del cómic Kingdom Come ilustrado (no diría yo dibujado) por Alex Ross y el cual es un logo de Superman que nunca me ha gustado. Siempre he sido muy fan del clásico de siempre. Y este en concreto, el de la película de James Gunn no veo por dónde cogerlo. Las partes rojas prácticamente carecen de forma y aunque puedes ver una S condicionado porque sabes que es lo que debe haber ahí… a efectos prácticos es una franja roja cruzando la forma de diamante. Pero es que si antes he resaltado lo interesante que es jugar con la posibilidad de que las partes amarillas fueran las realmente significantes… en este nuevo logo las formas amarillas son tan insulsas como las rojas. A mí no me gusta. Volvamos a lo básico, por favor.

Logo de Superman de James Gunn
Logo del nuevo Superman de James Gunn

 

* La imagen del logo de Superman a través de los años 1934 hasta 1943 procede del artículo de la siguiente web: http://jamiekturner.weebly.com/blog/a-look-at-the-superman-logo-over-the-years

 


miércoles, 10 de abril de 2024

El Guardían entre el Centeno

 

Portada del una edición española
 

Es posible que El Guardian entre el Centeno sea uno de los libros más insulsos que he leído nunca. Pero también de los pocos que he leído varias veces. Hace años se lo presté a un amigo y no entendió porque el libro tiene tanta fama. Y hace unos meses un primo mío me dijo exactamente lo mismo y que lo había leído varias veces porque quería saber qué es lo que lo hacía tan especial a los ojos de tanta gente. Es uno de los libros más vendidos.

He empezado tildándolo de insulso y es que El Guardían entre el Centeno es el relato de un chico que, habiendo sido expulsado del colegio privado donde estudia, decide que en vez de irse directamente a casa pasará el fin de semana en la ciudad (New York). Nos cuenta en pasado las cosas que vivió durante ese fin de semana. Cosas simples, intrascendentes. No hay una gran aventura, no percibo en ella “un viaje del héroe”, un arco, una moraleja o algo así. El personaje no sabe muy bien a donde va, qué hacer, y nosotros como lectores menos. Y acaba en el mismo punto del que parte. Tal como yo lo veo no hay un desarrollo, un crecimiento, un cambio en el personaje.

Lo leí con unos 16 años, me lo recomendó un psicólogo y cuando volví y le mencioné que lo había leído pero no entendía que se suponía que debía sacar de él su respuesta fue desoladora: “no recuerdo porque te lo recomendé”.

Sin embargo, como digo, es un libro que he leído varias veces (no muchas) y es que se me hace ligero, cómodo. Y eso que ni siquiera me siento identificado con el protagonista, Holden Caulfield. Por ejemplo, él odia el cine, piensa que la gente de ese mundo son todas unas personas falsísimas, y que su hermano se prostituyó al usar su talento como escritor escribiendo guiones para Hollywood.

Y vamos descubriendo cosas como esta, que son las cosas que te podría contar cualquiera sobre sí mismo sin que te importen demasiado. Nos cuenta que le encantan las mujeres, que le parecen “graciosísimas”, de la percepción que tiene de la gente en general como personas falsas o hipócritas, o de cosas como que le gustaría poder llamar al autor de un libro que le haya parecido muy bueno para hablar con él. Nos habla de alguna chica que conoció, de su hermana pequeña Phoebe, de las cosas que le gustan a ella, del cariño que le tiene y de cómo le compró un disco ese fin de semana y se le acabó rompiendo. Todo son cosas muy mundanas, como si le pides a alguien que te escriba con detalle la historia de lo que hizo el fin de semana pasado. Así que ¿hay alguna razón para que Holden Caulfield te importe algo?

J.D. Salinger
 

Y creo que ahí reside la clave de su éxito. En que retrata la soledad, la falta de motivaciones, el descontento, la apatía de alguien que a pesar de ello hacer cosas (pequeñas), se mueve de un lugar a otro. Y creo que podemos ver en sus opiniones particulares, pero intrascendentes, un reflejo de las nuestras propias, de cómo valoramos, sea positiva o negativamente, ciertas cosas en las que otras personas ni siquiera reparan. Cosas en las que solo se fijan las personas que te aman, cosas en las que a veces piensan “si otros las vieran con mis ojos…”.

Este personaje, Holden, perdido, tiene una legión de lectores que están o han estado en esa misma situación, que no encajan en el mundo, que se sienten solos, incomprendidos o que sufren depresión. Y te hace pensar en lo irónico es que tanta gente pueda sentirse identificada a ese nivel con alguien que no es sino un personaje de ficción. Es como “me siento solo, las cosas que me importan a mí no le importan a nadie, pero si en vez de ser una persona real fuera un personaje de ficción, como Holden, mucha gente empatizaría conmigo”. Y creo que es un pensamiento duro. Y creo que es por eso que la gente que no ha pasado por estas circunstancias no acaban conectando con el libro.

Al parecer a J.D. Salinger, el autor, se le acercaba mucha gente para decirle “yo soy Holden” como signo de haberse identificado con el personaje, y a él le molestaba, porque Holden era él. Quizás no era un alivio que buscando simplemente expresar cómo se sentía él otros vinieran a decirle que se sentían igual.

O no sé, lo mismo todo esto que he escrito es solo mi forma de percibirlo. Tengo que reconocer que este es uno de los pocos artículos que he escrito sin estar más o menos seguro de mis opiniones. El Guardián entre el Centeno es un libro extraño, asociado a personajes que no acaban sintiéndose cómodos en el mundo. Desde criminales como el tipo que asesinó a John Lennon a grandes actrices como Wynona Ryder para lo cual es su libro favorito o personajes como el que interpreta Mel Gibson en Conspiración (1997).

Pensado en Wynona Ryder me hace pensar que es posible que posiblemente Holden le influyó a la hora de preparar su personaje en Inocencia Interrumpida (1999).

Un par de apuntes más: hay una película protagonizada por Nicholas Hoult sobre J.D. Salinger titulada Rebelde entre el Centeno (2017). También hay una estupenda película titulada Descubriendo a Forrester (2000) en la que el personaje interpretado por Sean Connery estaba inspirado en Salinger.



viernes, 15 de marzo de 2024

Batman no Mata

Ilustraciñon de Batman sujetando una pistola.

Creo que han sido varias veces en las que Zack Snyder ha defendido su versión del Universo DC argumentando algo así como que esos personajes, si fueran reales, sí matarían en un momento u otro, y que aquellos que critican sus películas no tienen una visión adulta, realista, del tema.

Es curiosa la paradoja de que fuera el propio Zack Snyder quien adaptara Watchmen (2009) pareciendo no entender que esa era precisamente la premisa en la que se basaba el comic de Alan Moore. Y es que, como ya escribí hace años en este blog, Alan Moore consideraba que el concepto del superhéroe es meramente infantil, expresamente creado para entretener a niños y que no es razonable desde una perspectiva adulta. Lo que Moore venía a decir en Watchmen es: si existieran personas como los superhéroes en el mundo real, con esos disfraces, esos principios y toda esa parafernalia… serían fácilmente seres disfuncionales, llenos de complejos e inseguridades, mentalmente inestables y, sobre todo, probablemente con una ética cuestionable.

Aunque el Watchmen de Zack Snyder es una obra interesante, y espectacular visualmente, en ella se diluye, mucho, todo ese mensaje del comic original de Moore. Sus versiones no trasmiten el patetismo y la decadencia que deberían. Al contrario, son superhéroes al uso, épicos. Su Buho Nocturno o Silk Spectre son admirables. Incluso Rorschach o el Dr. Manhattan. Recordemos que originalmente Moore había querido hacer su obra con personajes de la editorial Charlton Comics que habían sido adquiridos por DC Comics para incorporarlos a su universo, y sospecho que la razón por la que se negaron a que Moore los usara es que anticiparon que dichos personajes podían acabar marcados de por vida con la obra de Moore. Así que Moore creó su propia versión de esos personajes con un Blue Beetle que se llama Búho Nocturno, un Question que se llama Rorschach y así con todos…

Y la paradoja es que, tras haber fracasado en adaptar fidedignamente Watchmen, perdiendo ese concepto de fondo, haya querido dárselo a los personajes del Universo DC oficial. Que haya querido hacer con Superman, Batman y demás lo que a Moore le negaron a hacer con personajes como Blue Beetle o The Question.

Los personajes de Watchmen
Los superheroes disfuncionales de Watchmen.

No, Zack, no. Lo que queremos del Universo DC en el cine no es eso. Eso que en el Universo DC solo ocurre en historias alternativas (los llamados Elseworlds) ya lo han estado haciendo otros, tanto en cómics como en imagen real y nos ha traído cosas como The Boys. Pero necesitamos un Universo DC limpio, integro, lleno de ideales más grandes que la vida misma. Superman debe ser lo que aspiremos a ser (en cuestión de principios e ideales, obviamente), no lo que serían la mayor parte de las personas reales si tuvieran superpoderes. Y como ya dije en su día, yo no comparto la perspectiva de Moore de que los cómics de superhéroes solo deban ser para niños… pero porque hubo (hay) autores maravillosos que hicieron cómics de estos personajes idealizados, icónicos, que siguen siendo una buena lectura tanto para niños como adolescentes y adultos. Por ejemplo, todo lo que tuvimos tras Crisis en Tierras Infinitas.

Y con esto llegamos a Batman. No recuerdo un solo Batman cinematográfico desde el de Tim Burton y Michael Keaton de 1989 que no haya provocado muertes. Es posible que se me pase alguno por alto. Pero es lo que Snyder especialmente no parece entender: ni Superman ni Batman mata. Ni la inmensa mayoría de los superhéroes de DC o Marvel Comics. Pero en esta ocasión nos centraremos en Batman.

Siempre digo que un personaje icónico no es el que fue en su origen en su primera publicación ni la última versión que le hayamos conocido sino la imagen que trasciende y perdura en el tiempo. Y en este caso hay una razón por la que Batman no mata y es que él mismo es el resultado de un asesinato. Me gusta mucho el concepto de que en el callejón del crimen no solo murieron Thomas y Martha Wayne cuando fueron atacados por un ladrón de poca monta, nervioso y con gatillo fácil. Sino que también lo hizo el pequeño Bruce Wayne. En ese callejón murió, y nació otra cosa donde hasta ese momento se había alojado la inocencia de un niño, nació Batman.

Imagen de Bruce Wayne junto a sus padres asesinados
El nacimiento de Batman.

Y es lo que Batman no quiere que se repita, es lo que sale a hacer cada noche, a intentar evitar otros asesinatos, otros huérfanos, etc. El rechazo a coger un arma de fuego, una pistola, el quitar una vida, es algo que está profundamente grabado en su naturaleza, en su alma. Y es de suponer que eso se debería extender a tener un Batmobil que suelte bombas, lance misiles o un Batwing equipado con ametralladoras.

Por eso, siempre según los cómics, el tipo se disfraza de murciélago. Es la ventaja que necesita si pretende enfrentarse desarmado a criminales que no lo están. Históricamente las armas cuerpo a cuerpo como las espadas perdieron su razón de ser con la llegada de las armas de fuego. Nada puedes hacer desarmado contra alguien que tiene una pistola. La frase que marca el origen de Batman es esa de que “los criminales son supersticiosos y cobardes” y más allá de que eso sea cierto o no, es sobre lo que se cimienta lo que no deja de ser un personaje de ficción. Vestirse de murciélago, hacer creer que es algo sobrenatural, le da una ventaja sobre aquellos que efectivamente van armados. Y es algo que traslada muy bien Frank Miller en Batman Año Uno. Incluso en Dark Knight Returns apostilla una idea que siempre me ha gustado mucho y es que el logo del murciélago en el ovoide amarillo en el pecho es realmente una diana: “si alguien me va a disparar voy a tentarlo a que lo haga en el pecho… puedo blindarme el pecho (se entiende que con un chaleco antibalas bajo la ropa) pero no la cabeza”. Básicamente, si Batman no tuviera problema en coger armas de fuego no sería Batman, sería The Punisher de Marvel Comics.

Cierto es que el proto superhéroe en el que se basa (copia) Batman sí lleva armas de fuego: The Phantom, de Lee Falk, conocido en España como El Hombre Enmascarado. Kit Walker es el enésimo descendiente de alguien que juró luchar contra los criminales, piratas en su día, y que de padres a hijos se van sucediendo en esa misión. El entorno de las aventuras de The Phantom suelen ser las junglas de Bengala y allí tiene su guarida en una cueva cuya entrada parece una calavera. La principal ventaja de The Phantom, que ya lleva un traje de superhéroe años antes de que se acuñe el término, es la leyenda de lo sobrenatural que hay en torno a él, de que es un espíritu, un ser inmortal, al haber protegido el lugar desde siempre, siglo tras siglo. La diferencia es que, aunque la superstición ayuda… un par de pistolas no vienen mal. Simplemente Batman necesita más de superstición porque, por sus razones particulares, ha decidido rehusar el uso de armas de fuego. Pero es un problema que The Phantom no tiene y que te tengan por algo sobrenatural igualmente ayuda.

Ilustración de The Phantom
The Phantom, el Espíritu que Camina.

Si Batman no tuviera reparos en matar, en llevar armas de fuego, simplemente el disfraz de murciélago sobraría. O de lo contrario desde Harry el Sucio hasta John Wick habrían llevado disfraces. No es lo mismo tirar de superstición y leyenda sobrenatural en la jungla de Bengala que en las de asfalto. La verdad es que tanto en el cine como en los propios cómics a menudo no se ha sabido cuidar ese aspecto del personaje, se ha dejado de lado el que esté en las sombras y sea misterioso. Cierto es que llevar un traje de superhéroe sobre un cuerpo musculado y acuñar éxitos en la lucha contra el crimen, y sin usar armas, puede dar a entender a los criminales que en un universo como el de DC, lleno de personas con superpoderes, implica que también los tienes y funcionar de la misma forma disuasoria que la posibilidad de que seas un ser sobrenatural. Pero sigue siendo arriesgado: a Superman le siguen disparando.

Es por eso que, aunque El Caballero Oscuro (2008) de Christopher Nolan me resultó una buena película, no la vi bien como adaptación del personaje de Batman. En Batman Begins la atmósfera de la película tenía ese tono irreal que hacía plausible el creer que la pantomima de Batman funcione. En cambio, El Caballero Oscuro tiene una atmósfera tan “realista”, tan lejos de esa Gotham de arquitectura gótica y atemporal, en un mundo sin otros superhéroes, y con ese coche tanque… que básicamente te preguntas ¿realmente necesita el motivo del murciélago en el traje? ¿las orejitas o la capa?

Y ya que estamos, creo oportuno hablar de eso de que “Batman no tiene superpoderes”. Esto es falso. Tiene el principal poder que cuenta cuando hablamos de cómics de superhéroes y es el del guion: nadie real, sin poderes, puede hacer todo lo que hace Batman. Sin contar todas las competencias atléticas y artes marciales que domina Batman, continuamente hace cosas imposibles. Si golpeas el abdomen del increíble Hulk con el fin de hacerle soltar el aire en sus pulmones lo que ocurre es que te rompes. En el caso concreto, aquel crossover Marvel-DC, a Batman le habrían salido los huesos de la pierna por la cadera. En ese mismo comic Hulk le lanza un coche y él, de un salto, sin tomar carrerilla si quiera (tampoco le habría dado tiempo), lo atraviesa entrando por una ventanilla lateral y saliendo por la opuesta. Batman es un tío que esquiva balas, es de suponer que anticipándose a que el tirador apriete el gatillo, pero incluso así es imposible sobrevivir durante mucho tiempo. Sin contar el desgaste físico como nos recordaba El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace (2012).

La imposible forma en la que Batman venció a Hulk.
 

Resumiendo, si vas a dejar caer bombas, lanzar misiles, llevar ametralladoras en tus vehículos, conducir de manera temeraria provocando que aquellos a los que persigues se despeñen… no tiene mucho sentido que no uses armas de fuego a no ser que simplemente sea una fobia patológica por la que no puedas soportar tener una pistola en la mano. ¿Es esa la kryptonita de Batman? ¿Tiene pesadillas en las que tiene una pistola en la mano y no la puede soltar?


sábado, 24 de febrero de 2024

The Best Comic Casting Ever (for me, of course)

Me pasa un amigo un casting de personajes Marvel si las películas se hubieran hecho en los 80s y 90s. Ya sabéis, seguro que habéis visto un montón de esos, pero cuando en uno ves a Robert De Niro como Steve Rogers alias "Capitán América" le chirría bastante. Y hace cosa de una semana salió el casting de la nueva película de Los 4 Fantásticos. Ambas cosas me han traído a la cabeza la idea que tenía desde hace tiempo de hacer una entrada como esta en el blog para exponer mis castings ideales. Con mis castings ideales hay un problema y es que son actores que no coinciden (por poco) en el tiempo. Es decir que para hacer películas con castings como estos que voy a proponer tendríamos que viajar atrás en el tiempo y recoger a cada actor en su época. Obviamente eso es imposible* pero... estas propuestas me sirven para sugerir que tipo de físico deberían tener los actores actuales que se eligieran para esos personajes. Tambien he de añadir que en ocasiones propondré más de un actor o actriz para un mismo personaje o a un mismo actor o actriz para varios personajes.

Como entrada improvisada me he apresurado a preparar las que tengo más claras en la cabeza desde hace años pero va a ser una entrada que voy a ir actualizando de vez en cuando. Tanto para personajes Marvel como para personajes DC. En concreto para DC tengo en mente un casting en plan "si se hubiera hecho en los 50s". Así que vamos a ello:

Empezaré con mi casting con Los 4 Fantásticos. Y en este momento aprovecharé para decir que el mejor casting que se ha hecho jamás para interpretar a Los 4 Fantásticos, por el físico de los actores, es el de la película de Roger Corman que jamás se estreno pero quizás hayáis visto. El que no me convencía mucho era Jay Underwood pero tampoco era inadecuado. Otra cosa que debo añadir es que no tengo un actor ideal para Reed Richards pero me gustó el trabajo que hizo Ioan Gruffudd en la de 2005.

Para Sue Storm, "La Mujer Invisible" siempre lo he tenido claro: Charlize Theron, especialmente en sus primeros años, en películas como Pactar con el Diablo (1997)

Imagen de Sue Storm junto a foto de Charlize Theron.

Continuamos con Johnny Storm, "La Antorcha Humana", y mi elegido es el tristemente malogrado River Phoenix (Cuenta Conmigo (1986), Indiana Jones y la Última Cruzada (1989) o Los Fisgones (1992)).

Imagen de Johnny Storm junto a foto de River Phoenix.

Y finalizamos el cuarteto con Ben Grimm, "la adorable Cosa de ojos azules). Para mí Treat Williams era un buen candidato. Otro era Martin Kove... pero quizás estoy acostumbrado a verlo de malo, por Karate Kid, (1984) así que no... Pero Williams me cuadraba bastante y más aún cuando he comprobado que además tenía los ojos azules.

Imagen de Ben Grimm junto a foto de Treat Williams.

Y vamos con El Increíble Hulk, bueno, en concreto con Bruce Banner. Y el actor en cuetsión incluso ha estado en el UCM pero como villano en la tercera película de Iron-Man: Guy Pearce. Tanto en fotos como esta como en películas como L.A. Confidential (1997) recuerda físicamente a Bruce. Particularmente no veo en Mark Ruffalo a Bruce, el de Norton me recordaba más al David Banner de Bill Bixby y Eric Bana fue el que más se aproximó aunque quizás era algo corpulento para el papel.

Imagen de Bruce Banner junto a foto de Guy Pearce.

Y vamos con Tony Stark. No cabe duda de que Robert Downey Jr. ha hecho el personaje suyo y ha hecho un muy buen trabajo. Pero no es el Tony Stark de los cómics. Para el de los cómics el actor ideal habría sido, e insisto, solo es mi opinión, Timothy Dalton. Vedlo como el Principe Barin en Flash Gordon (1980) o como Neville Sinclair en Rocketeer (1991) y creo que habrá pocas dudas. Otra opción quizás habría sido Tom Selleck.

Imagen de Tony Stark junto a foto de Timothy Dalton.

Vamos ahora con Nick Fury, el original, el de los cómics que son canon. Y para ello mi elegido es Tom Berenger. Lo vimos en películas como La Noche de los Cristales Rotos (1991) o El Sustituto (1996).

Imagen de Nick Fury junto a foto de Tom Berenger.

Bueno, nada más que decir. Bueno sí, que mientras escribía el artículo se me han ocurrido un par de castings más así que quizás no tarde en actualizarlo.Y que me he dado cuenta que todos estos actores estaban en un buen momento en los 90s... quizás si se podría haber hecho.

*No tan imposible quizás... ustedes saben como está el tema con rejuvenecer digitalmente a los actores.



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