lunes, 28 de julio de 2014

El Amanecer del Planeta de los Simios.

Nota: El último párrafo de este post es un comentario sobre el final de la película. Si bien no soy explícito tampoco es dificil imaginar por donde va la cosa. El resto del post está libre de spoilers.

Hace una semana vi El Amanecer del Planeta de los Simios y, tal como pensaba que iba a ocurrir, me gustó. Diría que se trata de una película de tránsito y viene a ser, salvando las distancias, como el segundo episodio de una serie. Ocurren cosas, y cosas importantes, pero cuyas verdaderas consecuencias aún están por llegar. Como curiosidad, comentar que parece ligeramente inspirada, por ciertas situaciones, que no por la trama en general, en la quinta película de la saga original, La Conquista del Planeta de los Simios (1973). Y por supuesto, inevitablemente tras el desarrollo planteado desde la primera película, cuenta una historia diferente a la del libro de Boulle con el cual la saga podría tener alguna conexión, si acaso, para una cuarta o quinta película, no antes.


Lo mejor es, cómo no, que los simios parecen auténticos simios, aunque precisamente el único fallo que yo le encuentro, y que ya apunté en el post que dediqué al libro, es el aspecto demasiado humanizado del personaje principal, Caesar. Su rostro me sabotea el realismo que, dentro de lo que cabe, se le pueda dar a un chimpancé parlante y, aunque en la primera película lo atribuía al hecho de que era una imagen generada por ordenador, quizás el problema sea no poder identificarlo con algo que realmente exista. El rostro de Caesar está humanizado a varios niveles, uno de ellos es la cierta escasez de pelo en los contornos del rostro, cosa que también ocurre con su pareja, y otro la fisonomía del rostro en sí. Hablando de ello con una amiga, me argumentaba que la razón era el hecho de ser un mutante, el resultado de los experimentos de desarrollo neurológico a los que fue sometida su madre. Si bien esa explicación es lógica y sin duda será la que argumentalmente se le da, creo que la razón real para que Caesar tenga un rostro no tan simiesco es la de buscar la empatía del espectador y quizás la de justificar un héroe no humano, cosas de los norteamericanos, ya saben. Pero el fallo principal, en mi opinión, radica en los ojos, demasiado humanos, alargados, en los que se puede ver demasiado del blanco del globo ocular. En cambio el rostro del hijo de Caesar – se llama Ojos Azules, pero yo lo habría llamado Cornelius – es mucho más simiesco, y aún cuando sus ojos son azules, también son más redondeados, mostrando poco más que el iris de los ojos. En cualquier caso ni que decir tiene que la labor del actor Andy Serkis, que da vida a Caesar, es sobresaliente.

Deberían haberlo llamado Cornelius, como en La Conquista del Planeta de los Simios.

Un detalle sobre el final de la película: Caesar toma una decisión, una decisión práctica, no idealista, obligado por la necesidad del momento. Sin embargo esa decisión acarreará consecuencias graves en el futuro ya que con ello el mensaje que está dando es que en determinadas circunstancias ciertos actos están justificados… y el problema es que evaluar cuándo lo están es algo muy subjetivo. Si bien es presumible que es algo que tarde o temprano iba a ocurrir, es Caesar quien ha abierto la caja de pandora.  

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